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Una pizarra en Elche

Hoy domingo, el interés de la jornada del fútbol se concentraba en los partidos, fuera de sus campos, del Barcelona, el Atlético de Madrid y el Valencia. Pero como la fecha del domingo no es intangible a estas alturas ya se ha jugado el Málaga-Barcelona y el Real Sociedad-Atlético de Madrid, por lo que la incertidumbre dominical se concentra sólo en el campo del Elche, pues en su resultado podrá hallarse alguna dilucidación sobre los equipos que pueden estar en la cartera final de la Liga. En principio, se señalaba siempre a los que se ha dado lugar en llamar los «tres grandes», como en los tiempos de Stalin, Roosevelt y Churchill y que en nuestro fútbol son los dos clubs de Madrid y el Barcelona. Pero aunque sólo se han jugado tres partidos del largo calendario, resulta que el Valencia parece inmiscuirse con poder y personalidad en el reducido círculo de ganadores.El Valencia se había señalado durante la pretemporada por sus adquisiciones de jugadores y por su voluntad decidida de recuperar el rango que intermitentemente, ha ocupado en el fútbol español y que había decaído de manera visible desde los últimos tiempos de la presidencia de Julio de Miguel y durante la siguiente. El presidente Ramos ha querido enderezar esta situación y ha seguido el único camino que tiene un club, español o de cualquier parte del mundo, para estos casos, la adquisición de jugadores de categoría que estén disponibles, batiendo a los concurrentes mediante la fórmula de puja de precios. Ha. comprado más y ha pagado más que nadie, con lo cual no han faltado voces que achacaron al presidente Ramos haber forzado un alza de precios. Sí, los jugadores se encarecen por estas pujas fuertes, pero su precio actual no es consecuencia de ello, ni siquiera la principal, sino la erosión de la peseta. En realidad, el Valencia que ha gastado 200 millones en sus jugadores de refuerzo, ha gastado lo mismo o quizás menos que el Madrid de 1930, cuando Hernández Coronado, deseando sacar al Madrid del rango segundón para lo sucesivo se trajo a Ricardo Zamora - 150.000 pesetas-, a la defensa Ciriaco-Quincoces, a los Regueiro y a lo mejor que tuvo a mano, sin reparar en los miles de pesetas de entonces que portaba el trato.

El interés más urgente de la Liga, hoy, es ver si el gasto del Valencia para remodelar su equipo.ha sido productivo o no. En los prinieros partidos la respuesta pareció afirmativa, pero el resultado del partido en Elche habrá de corroborarla en alguna medida. Las visitas del Valencia a Elche tienen las tensiones de la vecindad apreciable y es allí en donde podrá verse la eficacia positiva (es decir, aquella que se cifra en puntos positivos, sólidos) de que hayan ingresado en el club Castellanos, Juan Carlos, Carrete, Diarte y Kempes y que Adorno haya vuelto al seno del club como después del paso de folletín con que un hijo resulta raptado por los saltimbanquis. Esto, y una guardia regional para la brega y la conservación de Rep, han modelado un nuevo equipo en el que ha desaparecido la última estrella regional que fue Claramunt. No pudo el Valencia contar con Bonnhof por retrueque de la carambola Jensen del Madrid, pero pueide que este lance si ha dejado al nuevo equipo, sin un organizador central, le haya ganado con la inclusión de Kempes en el poder ofensivo que adquiere en contacto con Rep y Diarte.

El caso es que en Elche, en el tan poco imaginativamente bautizado Nuevo Estadio que sustituye al viejo Altabix, se va a debatir públicamente en un partido difícil, cargado de expeciación y de pasión regional si 200 millones de pesetas,el récord español del año, han estado mejor o peor gastados. Nadie duda que es la única manera de sacar a un club del pozo con energía y con efectos rápidos, que son los únicos que apetece el fútbol y aguantan los públicos sobre todo en España, pero es a condición de que funcione la ecuación precio-calidad-eficacia bajo el signo más en todos sus términos. El interés del domingo está ahí, en Elche, para tratar de ver si hay que ampliar el club de los «grandes» con un Valencia en alza. Hasta ahora parece que sí -primero en la tabla; Kempes, goleador máximo-, pero el teorema necesita demostración. Una pizarra, en Elche.

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