_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Cruyff, plato fuerte

Hoy, domingo, el horizonte del fútbol está dominado por el Barcelona-Madrid, pero este dominio está rebajado, como a la violeta. Sucede demasiado pronto en el calendario, con la Liga a poca presión aún y más que en ninguna ocasión significa, lisa y llanamente, dos puntos de vendimia en el mes apropiado para vendimiar. Y aunque el Barcelona sea más que un club, ni siquiera encontrarán mucho trecho, o al menos tanto trecho como en otros partidos del mismo título, los ecos recientes de la Diada, aunque tampoco es de descartar que, cuando el juego entre en calor, se reaviven. Pero el interés más interesante en el encuentro está en que la estrella de sus prelíminares es, una vez más, Johan Cruvff.La mayoría de la afición que sigue el fútbol está deseando saber a qué atenerse con Cruyff al comenzar su temporada definitiva, iniciando el cuarto año de su contrato con el club. Esta curiosidad es, por supuesto, en el caso de los barcelonistas, bastante dramática y tensa, aunque se lo callen. Los contratos de los futbolistas extranjeros por tres años suelen tener una estructura parecida a la de la sonata en que a un allegro sigue un andante o un adagio para rematar con el allegro más brillante. En el primer año aparecen en su valor, en el segundo se reservan y en el tercero aprietan otra vez para revalorizar sus nuevos términos contractuales, con el club o cara al mercado libre. Por eso no es de extrañar que Leivinha por ejemplo, juegue más desvaído ahora que en la temporada pasada. Pero la actuación de Cruyff, que comenzó con un allegro brillantísimo que dio al Barcelona el título de Liga que perseguía obsesivamente, fue seguida con un apenas andante en la segunda instancia y aún peor, por un adagio desmayado en la tercera, de lo que se echó la culpa al entrenador Weisweiler, cesante con rapidez.

Por eso la gente se pregunta dónde está Cruyff y cuál es su auténtica Cotización futbolística hoy en el Barcelona. ¿Cuál va a ser el tempo de la cuarta temporada? Mala señal es que se deje entrever que va a ser la última. ¿La acabará en beauté o para quedar en facha de un nuevo contrato que gestionara su suegro Cooster, lo más indemne posible contando con que su carrera como futbolista se acerca a la treintena? De Cruyff se sabe fijamente que en exhibiciones y partidos cuesta abajo juega excelentemente y por eso en el trofeo Gamper y en la apertura de la Liga en el Nou Camp lo hizo de acuerdo con su rango. Pero una vez más en Santander -derrota del «Barça»- estuvo oscurecido y ha traído una misteriosa conmoción que le ha impedido viajar en Copa de la UEFA a Lisboa. ¿Va a ser una temporada más el as que no sufre, como sufren si hace falta los ases ciclistas en la carretera por muchos gregarios o escuderos que le ayuden?

La gente y más la gente catalana a quien el caso le toca más de cerca, quiere salir de duda en la medida que respecto al Cruyff actual, teniendo como precedente los diversos tiempos de su sonata azul y grana, pueden conjugarse los términos de lo caro, lo bel lo y lo útil. Util al club en el campo, naturalmente o a otras estructuras. El partido de hoy es de los partidos en casa, ante el rostro de, los padres, como decía Virgilio, pero no se trata de un partido fácil porque los que se juegan entre el Madrid y el Barcelona no lo son sino disputados de juego, y muchas veces arduos de ambiente.

Hay posibilidades a favor y en contra de un gran juego de Cruyff que esta vez se individualizará destacado en el que haga su equipo. Si no contribuye de modo eminente en el aplastamiento y puesta de espaldas del Madrid, se establecerá un presagio sobre el cariz de su actual y tal vez última temporada decorando el fútbol español. Y a la vez hará nacer dudas, tal vez tácitas todavía, de para qué diablos sirve tanta sublimidad y tanto dinero si no sirve contra el Madrid como sirvió el 10 de febrero de 1974 con el 0-5 de Chamartín. Si el Barcelona-Madrid es el menú del día, el plato culminante se llama Cruyff, cuya presencia o ausencia se medirá en milímetros.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_