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Medidas de austeridad para superar la crisis portuguesa.

«O esto o Chile», declaró el primer ministro portugués, Mario Soares, a EL PAIS refiriéndose al programa de medidas económicas dado a conocer el jueves por la noche. La acción se centra en tres objetivos fundamentales: reducción del déficit exterior, lucha contra el paro y control de la inflación.

Como era de esperar las reacciones de los partidos políticos han sido dispares. El Partido Popular Democrático de forma oficiosa, ha alabado el discurso «valiente y realista» de Soares. El Centro Democrático Social no ha esquivado tampoco los elogios, mientras que el Partido Comunista ha dado a conocer una nota oficial en la que manifiesta «la hostilidad del discurso ante los trabajadores», así «como el lenguaje utilizado, propio de los grandes patronos». Según el PCP, la alternativa del primer ministro se reduce al «someterse a los intereses y exigencias de los grandes capitalistas». Esta declaración particularmente dura de los comunistas portugueses no parece haber asustado a Soares. El combate al absentismo, el rechazo de la exagerada furia reivindicativa, la instalación de la disciplina en las empresas, la promulgación de un decreto para reglamentar los despidos, fueron algunos de los puntos a los que líder socialista se refirió. Puntualizó también que las huelgas salvajes no serán permitidas y que sólo los sindicatos tendrán autoridad para decretar huelgas, prohibiendo de esta forma las posibilidades de actuación de los trabajadores de una sola empresa. Habló de las posibilidades de que los empresarios despidieran obreros y presentó la idea de acabar con las horas extraordinarias como forma de acabar con el paro obrero, que, al parecer, es de aproximadamente 600.000 personas.Indicó después Soares «la necesidad de reducir el déficit presupuestario, que en este momento es de alrededor de 70.000 millones de escudos, y para ello se refirió a la, reducción de la utilización de coches oficiales, personal y viajes al extranjero.

Más tarde, pasó a hablar de algunos asuntos calientes de la actualidad portuguesa como la reforma agraria. Manifestó que las ocupaciones salvajes (101) van a ser inmediatamente subsanadas y no escondió críticas a los abusos practicados en la región del Alentejo (sur del país). Avisó también que iba a terminar radicalmente con el pluriempleo en las empresas, medidas generales para fortalecer la moralidad pública (combate a la droga).

Algunas de sus previsiones tocan directamente el bolsillo de los portugueses: la posibilidad de «racionamientos selectivos», y el hecho de que la paga de Navidad será recibida por los trabajadores del Estado, con sueldo superior a 5.000 escudos (11.000 pesetas) en «títulos del tesoro».

Una afirmación de Mario Soares será particularmente contestada: la posibilidad de que las empresas actualmente subsidiadas por el Estado (no nacionalizadas) vuelvan a manos privadas si continúan presentando déficit.

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