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Solidaridad total entre sindicatos-Gobierno Laborista

Juan Cruz

El Contrato Social, que el Gobierno británico ha acordado de nuevo con los sindicatos, sólo lo podría conseguir una Administración laborista.El fundamento del Contrato Social es el de las restricciones salariales, por medio de las cuales el Gobierno actual espera rebajar al mínimo la tasa de inflación y recuperar el pleno empleo.

Para los trabajadores ingleses, tener trabajo y estar bien pagados son los dos nortes esenciales de su actividad. Aparte de eso, quieren una correspondencia entre sus sueldos y los precios de los productos que compran. La restricción salarial es el sacrificio que han de hacer para obtener esa correspondencia.

En la primera etapa de ese contrato -hasta agosto del próximo año- los trabajadores se tendrán que conformar con un aumento en sus salarios de un 4,45 por 100

Una proposición restrictiva hecha en parecidos términos en 1974 por el Gobierno de Heath produjo, una grave crisis en el país: la semana laboral de tres días y la salida del poder del Gobierno Conservador.

Ahora, los sindicatos se han ajustado a las demandas de la Administración con el único objetivo de mantener a los laboristas en el poder. Esta vez no ha habido términos medios en la explicación. La solidaridad de los sindicalistas con el Gobierno ha sido total, mucho más firme incluso que la de los propios representantes del Partido Laborista.

Las prioridades que se señalan en el Contrato Social tienden a hacer olvidar a los trabajadores los sacrificios que tendrán que seguir haciendo. En el área del empleo, el Gobierno promete la creación de un millón de puestos de trabajo en los tres próximos años. En ese mismo período y usando controles sobre salarios, precios y productos de importación, Gran Bretaña espera rebajar su índice de inflación al menos al nivel que ahora muestran sus principales competidores en esta tarea, la colaboración de los sindicatos parece esencial.

En el Contrato Social hay también otras utopías. Se habla de la creación de un Gobierno más abierto y de una justicia social más perfeccionada que repercuta en favor de los que ahora se han de apretar el cinturón de los salarios.

El primer ministro británico dijo que este contrato asegura un trienio de estabilidad para la industria británica, a la que se va a ayudar en la tarea de proporcionar trabajo a parte del millón y medio de desempleados que hay en el país. Los sindicatos, más directos y acaso más sinceros, hablaron de otra estabilidad: «Estos tres años de «contrato social», dijo el secretario general de las TUC, Murray, van a proporcionarle al Gobierno laborista el apoyo seguro, durante este período, de todo el movimiento sindical británico».

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