Zoetemelk, el más fuerte en el Puy de Dome

La tercera etapa reina del Tour, con final en un puerto de primera categoría, el famoso Puy de Dome, constituyó un nuevo triunfo del holandés Zoetemelk tras una interesante lucha con Van Impe, el español Galdos, el magnífico Poulidor, el bravo italiano Riccomi y el otro galo mejor clasificado, Delisle. Entre ellos se entabló la batalla final, terminando en este mismo orden.

El Puy de Dome dio de sí lo que se esperaba de él: los cambios justos en la general, esta vez en beneficio de los escaladores sobre los rodadores. Pero lo más importante, sin duda, fue la confirmación definitiva de Van Impe como el futuro vencedor mañana, en París, del Tour 76. Si hemos de ser ecuánimes diremos que la edición actual ha sido de lo más monótona y los que tuvieron fuerzas al principio han sido los mismos que las han tenido al final. Si descontamos el ántrax de Zoetemelk, que disminuyó sus fuerzas para la contra reloj de Auch, y la buena etapa de Ocaña en Saint Lary, el Tour, a la hora de la verdad, se ha discutido entre los mismos seis hombres que llegaron en cabeza ayer a la cima del Puy de Dome. El que Maertens haya ganado más etapas que Zoetemelk y haya subido muy honrosamente en la montaña, simplemente ha sido una confirmación de sus posibilidades futuras, pero no cara al Tour actual.La vigésima etapa, Tulle-Puy de Dome, con 220 kilómetros totales, fue muy dura. Hubo lucha en bastantes momentos de la etapa y hasta el propio equipo del líder, en uno de ellos, trató de sorprender al paquete. Saltó Chalmel y a su rueda el mismísimo Van Impe. Se probaban las fuerzas antes de la subida final. Poco antes de ella, a punto de iniciarse un descenso previo muy pronunciado, se escapó Labourdette. El pelotón no hizo nada por alcanzarle, pues aparte de no ser un hombre bien clasificado era lógico que fuese cazado en las rampas del Puy.

Una vez más, como ha ocurrido en casi todos los momentos cruciales del Tour, Zoetemelk saltó del pelotón de cabeza a cuatro kilómetros de la cima y se llevó tras él, inevitablemente, a Van Impe, Galdos, Poulidor, Delisle y Riccomi. A falta de tres, Martínez, escapado previamente, fue alcanzado y dejado luego de un ataque de Zoetemelk, al que en principio sólo respondió el líder. Sin embargo, volvieron sobre ellos los cuatro restantes, siempre con el holandés marcando el tren y Van Impe a rueda. Sólo resistieron a Zoetemelk y Van Impe, Galdos y Poulidor. El vitoriano, incluso, se puso en cabeza e intentó un tímido ataque, pero con la falta de garra que le caracteriza.

Zoetemelk, demostrando que si no se hubiera confiado en la etapa de Saint Lary hubiera dado mucho más trabajo a Van Impe, demarró irresistiblemente a 200 metros de la línea, poco antes de la última curva, y ganó su tercera etapa montañosa. El holandés ha confirmado tener un coraje impresionante y pese a su ántrax se ha recuperado maravillosamente. Su triunfo ha sido una justísima compensación al descuido que le costó el Tour, en Saint Lary. Van Impe, no hay que negarlo, será mañana en París un gran vencedor del Tour, pero Zoetemelk, en conjunto, ha demostrado ser el más fuerte.

En cuanto a los españoles, ya ha quedado reseñado Galdos, nuevamente el mejor. Martos, sin embargo, fue un magnífico octavo y López Carril, décimo. Ellos fueron los destacados.