Los trabajadores ante los sindicatos obreros
Trece millones de trabajadores, españoles están a la expectativa de su futuro sindical. De una parte leen en los periódicos y oyen, en la radio y en la televisión. Las Propuestas reformistas de Martín Villa.De otra, en las fábricas y en las asambleas de todo tipo oyen, de viva voz de los líderes obreros las propuestas de CCOO, UGT, USO y CNT, y por los periódicos y revistas saben algo de las líneas propuestas por cada una de estas organizaciones sindicales, aunque poco'de su funcionamient interno. El clima de expectación ante los sindicatos obreros ilegales, acentuado con la proliferación de libros de bolsillo sobre temas sindicales y laborales está alcanzando cotas impensables hace meses, que sólo encuentran paralelismo'en la caída , en picado de las instituciones y los hombres del sindicalismo vertical. Aquéllas, las organizaciones representativas del movimiento obrero, están empezando a adueñarse de gran des zonas del campo sindical, al menos en los sectores obreros con mayor capacidad reivindi cativa y mayor conciencia de clase. Muchos dé esos 13 millones de trabajadores saben que estos días CCOO, UGT y USO se están reuniendo para intentar coordinarse, pero), por razones comprensibles, apenas si saben algo más. Se preguntan estos trabajadores si esa eventual coordinación equivale a la fusión de las tres organizaciones o, por el contrario, si, como, parece más probable, sólo se trataría de una posible coordinación de la acción sindical con respeto de la autonomía de cada expresión sin dical, yaque difircílmente puede pensarse en la fusión de instituciones de naturaleza heterogénea como los son dos sindicatos obreros (UGT YUSO) y un movimiento sindical (CCOO).
La gran mayoría de los trabajadores españoles esperan con impaciencia el resultado de las próxmas reuniones de las tres sindicales para poder saber por qué derroteros va a caminar la lucha sindical de los próximos meses, habida cuenta del no rotundo y unánime que las tres han dado a las propuestas de reforma de la actual Organización Sindical. Pero esos trabajadores se están empezando a dar cuenta que el velo unitario que cubría el sindicalismo ilegal está cayendo.
Simultáneamente, los trabajadores se han percatado de que desde el poder se les intenta dividir tolerando, por inevitabliés, las conquistas que para toda la clase trabajadora supuso la celebración del XXX Congreso de la UGT, y prohibiendo, a priori, la celebración de la Asamblea de Comisiones Obreras, y se pregun tan qué haría el Gobierno si la USO pretendiera celebrar ahora el Congreso que, al parecer, tiene previsto para enero de 1977. Entretanto los reformistas sindicales andan buscando interlocutores válidos, afincados en la realidad laboral del país, porque saben que un posible pacto con uno o varios de los sindicatos ilegales va-le más que todo el referéndum. Es otra manera de in tentar dividir a los trabajadores, aunque éstos han tomado buena nota de que las tres expresiones sindicales que intentan coordinarse parten de la no, aceptición de una reforma sindical; oscura en su texto y clara en sus finalidades de, marginación de la clase trabajadora-, y que las diferencias de opinión, e incluso enfrentamien tos entre ellas, no tienen por qué suponer volver la mirada hacia el reformismo.
Muchos de esos 13 millones de trabajadores, la inmensa mayoría, están por la unidad sindical, por una unidad sindical estable, no por una unidad para unos cortos meses, tras los cuales saltaría hecha añicos. Pero no aceptan que se les pretenda imponer la unidad ni por decisión gubernamental ni por decisión de las cúpulas de una o variasde las organizaciones sindicales ¡legales. Se trata de trabajadores que, aunque cansados de la monotonía seudosindical de los últimos cuarenta años, son mayores de edad yo quieren asumir, desde el ejercicio de su libertad, el protagonismo sindical que les corresponda. Por supuesto que todo parece indicar que no están tampoco, dispuestos a aceptar una plúralidad impuesta aunque la mencionada mayoría de edad explica suficien temente que tampoco aceptan las tesis de quienes pretenden afirmar que la libertad sindical equivale a la pluralidad. Tal vez esos 13 millones de obreros usarán, su definitiva, voz cuando alguien pretenda preguntarles qué prefieren, si la unidad o la libertad sindical, porque entonces se darán cuenta de que se les quiere tratar como a menores. Esos trabajadores, después de cuarenta años deobedecer, no aceptan que nadie, sea quien sea, se arrogue en exclusiva ni la historia ni la representación de la clase obrera, ni, por supuesto, la posesión excluyente de las esencias del sindicalismo. Muchos de esos 13. millones de trabajadores necesitan y quieren saber mucho más de cada sindicato obrero. A unos y a otros les hace falta la libertad para poder salir, a la calle, porque sólo la libertad. clarificará quién, esquién en temas tan básicos como la independencia y autonomía que respecto de los. partidos políticos todas las sindicales proclaman hoy, o como el proyecto que cada sindicato propone como alternativa de la sociedad capitalista.
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