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Hace nueve años dejó el ciclismo

Pesarrodona cumplió treinta años el 1 de febrero pasado. Aunque nació en San Salvador de Guardiola, vive en Manresa, donde está casado y con una hija. Antes de dedicarse al ciclismo trabajaba de oficial segundo en una fábrica metalúrgica de maquinaria industrial. Después de correr dos años como aficionado, lo dejó en el. año 67, al morir su padre en un accidente, aplastado por su tractor. Pero el «gusanillo» le volvió, y al. año siguiente estaba de nuevo en las carreteras. Un mecenas muy curioso le pagaba 6.000 pesetas de sueldo, pero a condición de que se las devolviera si ganaba suficientes premios.Su gran año en las cinco vueltas que llevaba corridas ' hasta la actual, fue el 73, cuando ganó Mercxk. Pesarrodona se puso de líder en, una etapa por Andalucía y sorprendente mente sostuvo el maillot amarillo,, pese a las múltiples bonificaciories ganadas por el monstruo» belga, hasta su ciudad, Manresa. Al final en San Sebastián, quedó cuarto. El año pasado sin fuerzas, fue el peor de su carrera.

La modestia o la timidez son sus características. Es de los pocos corredores de la actualidad que siempre tiene, una sonrisa amable y está dispuesto a una conversación agradable. Sus primeras palabras tras el triunfo fueron: «Todavía me parece un sueño». No pensaba ganar, pues tenía por delante, según él, dos grandes campeones y buenos contrarrelojistas, Ocaña y Kuiper. Aunque la gente le animaba por el recorrido, nunca tuvo la certeza de la victoria. Sincero, como siempre, reconoció que ha tenido días buenos y días malos. Recordó con pena los segundos perdidos en la etapa preliminar de Estepona, aunque a aquel percance haya que referirse ahora con la frase de que no hay mal que por bien no venga.

Para final, faltaría más, destacó la labor de sus compañeros de equipo, y confesó que había cuatro o cinco con posibilidades hasta casi el final, pero que esta vez le tocó a él. Efectivamente en un equipo como el Kas, a alguien tenía que ser.

El Kas, el mejor

Pesarrodona,, el mejor especialista, se portó como era de esperar y más aún; tampoco desentonaron, ni mucho menos, López Carril, que mantuvo su quinta plaza final pese a colocarse Thurau delante, y Nazábal, que pasó del cuarto al tercer puesto, al desaparecer Kuiper de los cinco primeros. Para completar la gran jornada vitoriana, hasta el modesto Santisteban realizó la mejor contra reloj de su vida y quedo tercero en la media. etapa, por delante de su compañero Linares, un especialista. Agostinho, que confirmó su mala salud, quedó detrás.

La última etapa, aunque se centró lógicamente en el segundo sector, tuvo un primero en línea, pero de trámite. El único interés residía en si alguno de los implica dos en el triunfo final se adjudicaba bien las metas volantes o bien el sprint de Arioeta, por las bonificaciones. Pero la escapada ole García durante bastantes kilómetros y el control de los rivales dejó las cosas exactamente igual. Ongenae fue el vencedor, pero Thurau, como ganador del segundo sector, y sumados los tiempos, se adjudicó la etapa. Las bonificaciones no sirvieron de riada ni en el primer sector ni en el segundo. La Vuelta se decidió con claridad meridiana en 31,7 kilómetros casi históricos. Por primera vez ganó la ronda española un corredor catalán. Para los aficionados y patrones vascos ha debido ser lo único que no han ganado: un vencedor de la carrera de la tierra.

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