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La pirámide se invierte: EE UU coloniza el ‘top-100’ masculino del tenis

Un análisis de Emilio Sánchez Vicario subraya el retroceso de España, la nación más fuerte hace menos de una década: de 14 representantes en 2016 a los seis actuales

Ben Shelton, durante un partido reciente.
Ben Shelton, durante un partido reciente.Jayne Kamin-Oncea (USA TODAY Sports via Reuters Con)
Alejandro Ciriza

Hace escasamente un mes, la actualización del ranking del tenis masculino destapó un preocupante dato para el tenis español: solo cinco jugadores nacionales figuraban entre los 100 mejores del circuito. Una circunstancia que obligaba a retroceder hasta agosto de 1989, cuando la cifra de representantes era igual, con Emilio Sánchez Vicario (15º), Sergi Bruguera (27º), Jordi Arrese (39º), Javier Sánchez Vicario (48º) y Tomás Carbonell (88º) situados en el primer peldaño de la pirámide de la ATP. La revisión más reciente, el pasado lunes, ha incorporado a un sexto embajador, Pedro Martínez, pero la sintomatología advertida desde hace tiempo empieza a hacerse más y más palpable en la actualidad. España va perdiendo fuelle en la primera línea y la Real Federación Española de Tenis (RFET) trabaja a destajo para recuperar músculo y garantizar un futuro próspero.

Ahí está Carlos Alcaraz, cuyos éxitos maquillan la carestía que existe por detrás, pero la ascensión del murciano (20 años) coincide con el declive de una generación que va enfilando de manera progresiva la puerta de salida y que no termina de encontrar un relevo definitivo. A sus 24 años, Alejandro Davidovich sigue amagando e intenta franquear la barrera del top-20, mientras Roberto Bautista (35 años, 100º) ha ido descolgándose a raíz de las lesiones y Roberto Carballés (30/64º), Jaume Munar (26/72º) y Pedro Martínez (26/88) no han terminado de dar el salto que en su día logró una hornada difícilmente repetible. El combo de los Nadal, Ferrero, Ferrer, Feliciano, Verdasco, Almagro, Ramos, Robredo y compañía —retirados la mayoría de ellos, o bien al borde— acostumbró al aficionado a un estado de excepcionalidad que contrasta con la pérdida de influencia y el retroceso actuales.

Una situación hasta cierto punto lógica e inevitable, pero también evidente: España decae como bloque, mientras que uno de los grandes gigantes vuelve a ganar consistencia. Así lo subraya Emilio Sánchez Vicario en un análisis comparativo en el que el extenista, uno de los estandartes del tenis español entre mediados de los ochenta y los noventa, traza el paralelismo con Estados Unidos. “Los números hablan por sí solos, no hemos sido capaces de sustituirles. De 2016 hasta hoy, España ha pasado de 14 jugadores a solo seis en el top-100, situándose en la quinta posición del ranking esta última semana, mientras que Estados Unidos ha aumentado de seis a 12, colocándose en el número uno”, introduce el madrileño, que en 2012 se mudó a Florida, instaló allí una sede de su academia y comenzó a estudiar a fondo la metodología base de la federación estadounidense (USTA), probablemente la que más recursos posee.

Sánchez Vicario incide en que entonces, 2016, la cifra de esos 14 representantes nacionales merecía un análisis en perspectiva, dado que siete de ellos ya superaban la treintena y por abajo apenas asomaban jóvenes de verdadera proyección entre los 500 primeros. En cambio, resalta, “Estados Unidos ya tenía 10″. El dato más preocupante, sin embargo, “se encuentra en la base de la pirámide, donde si analizamos las edades y el número de jugadores constatamos que de 2005 hasta hoy, España ha pasado de tener unos 140 con ranking a 90, mientras que EE UU ha aumentado de 120 a 210″. Este incremento notable, destaca su investigación, “aporta innumerables oportunidades a los americanos en la próxima década” y refuerza su posicionamiento actual, con Taylor Fritz (26 años, 13º) a la cabeza, Tommy Paul (26/14º), Ben Shelton (21/17º), Frances Tiafoe (26/22º) y Sebastian Korda (23/29º) cubriéndole las espaldas, y Christopher Eubanks (27/32º), Marcos Giron (30/51º), Mackenzie McDonald (28/69º), Alex Michelsen (19/73º) y Brandon Nakashima (22/92º) en un segundo nivel.

Los clubes y la transición

Desde hace seis años, la Federación Española (RFEF) ha llevado a cabo un importante esfuerzo estructural —limitado por las estrecheces económicas— para generar un tejido de torneos que permita potenciar la base y dotar de mayores oportunidades a los jóvenes que persiguen el salto al circuito profesional de la ATP. El objetivo es que puedan formarse en casa en vez de hacerlo en el extranjero y, para ello, la directiva presidida por Miguel Díaz Román diseñó una pirámide formativa similar a la que implementó Estados Unidos hace una década. Sin el respaldo financiero de las grandes potencias ni los jugosos réditos que proporciona organizar un Grand Slam, el impulso federativo se expresa por medio de la multiplicación de torneos —de los 59 internacionales de 2017 a los 220 del año pasado— y de un aumento significativo en la inversión —de 40.000 euros a 1,2 millones de euros—. Es decir, sembrando.

“Este trabajo puede tardar de cinco a siete años en dar sus frutos, y para que España vuelva a disponer de más oportunidades como en su época dorada, se deberá también hacer subir a los jugadores desde las etapas juveniles y volver a tener más grupos de competición que quieran realizar la transición al profesionalismo”, sostiene Sánchez Vicario, que prevé la progresión de talentos como Martín Landaluce (18) y Daniel Rincón (21), aunque, precisa, deberá seguir reforzándose la base para que la evolución sea colectiva. A falta de chequera, el extenista apunta a los clubes como el activo fundamental. “Es ahí donde debemos seguir marcando la diferencia, les animo a que sigan empujando. Si España produjo durante 40 años más de 100 jugadores en el top-100, ¿dónde están ahora? Debemos implantar esa cultura del tenis, esa vuelta a disfrutar de la transición de júnior a profesional”, sentencia.

FRANCIA, AYER Y HOY

A. C.

Al repunte de Estados Unidos le acompaña la elogiable regularidad de Francia, uno de los países que mejor trabajan la base y que mantiene el vigor de la última década. Si en 2016 contaba con 10 tenistas entre los 100 mejores, hoy día conserva la cifra y propone continuidad con jóvenes como Fils (19), Cazaux (21) o Van Assche (19).

Otra de las naciones más poderosas, Australia, se mueve en parámetros similares (5/7), mientras que Gran Bretaña (1/4) no termina de encontrar correspondencia a su tradición. Crece de manera significativa, en cambio, Italia, que además de juventud gana peso (5-7) con los Sinner (22), Musetti (22), Arnaldi (23), Cobolli (21), Dardieri (22) o Nardi (20).

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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