Luis Enrique, a lo Piqué

Luis Enrique se baja del andamio, quita a los jugadores el auricular que llevan colgado para oír sus instrucciones, apaga su walkie talkie y en unas horas se dispone a abrir su canal nocturno de streaming. Un técnico de vanguardia.

Con su nueva faceta de comunicador, una repentina piquerización, el seleccionador, seductor como nunca ante la audiencia (casi 200.000 estos días en Qatar), gestiona directamente su imagen. Y lo que es más importante, se salta el canal mediático convencional que tan poco le gusta, filtra la información oportuna al elegir entre las preguntas que recibe y recalca la agenda. Una calculada e interesante estrategia, única en su sector.

Del Luis Enrique a veces crispado y seco ante los medios al Luis Enrique dicharachero, campechano y familiar. Si le da por hablar de Ferran como su yerno, queda abierto un melón sobre el que hasta ahora no se había puesto el foco. Horas después, Ferran, en rueda de prensa, distingue entre la familia y la profesión. En la mediosfera oficial, a tomar nota. Son los tiempos, se dice. Y bien que lo sabe el entrenador español, al alza en la demoscopia popular con su nuevo hechizo... Al menos hasta que la maldita pelota dicte sentencia. En caso de que el balón condene a la Roja, el experimento imaginativo del seleccionador será aún más atrayente. ¿Qué responder directamente a la hinchada tras una derrota? Luis Enrique siempre fue bizarro.

La abstemia inglesa y Bale

Entre las clásicas, Inglaterra será este lunes la primera en desfilar (contra Irán, 14.00). En Doha, hay tanta expectación con el equipo como con la clientela que arrastra, condenada más que nunca a la abstemia. Sobre el campo, una Inglaterra más fiable en el ataque que baliza sobre Kane, sobre el que pivotan jugadores como Foden, Sterling, Mount, Bellingham, Saka, Rashford y Grealish, que en el andamio de Maguire. Un equipo con mejores laterales (Alexander-Arnold, Walker) que centrales. Tras la presentación inglesa, turno de Gales (20.00, contra EE UU). Nada le tiró más a Bale: “Gales, golf, Madrid”.

De Di Stéfano a Benzema

Francia va de chasco en chasco. Lesionados Pogba, Kante, Kimpembe y Nkunku, ahora se ha fundido Benzema. De nada le han servido sus precauciones en su último mes madridista. El maldito destino le ha jugado una muy mala pasada después de ser indultado tras la extorsión a su compañero Valbuena.

Además de con Mbappé, Francia se consuela con rebobinar. En Rusia 2018, Giroud, ariete de referencia galo, disputó los siete partidos de la Francia campeona por segunda vez sin un solo remate a puerta. En el otro título francés, el que consiguió como local en 1998, el delantero más avanzado fue Guivarch. El chico jugó seis partidos, incluida la final como titular, y acabó el torneo seco, sin un mísero gol. Claro que Benzema no es Giroud, y mucho menos Guivarch.

El infortunio del capitán del Real Madrid remite al gran mito blanco, Di Stéfano. La Saeta fue elegido Balón de Oro en 1957, pero se perdió el Mundial de Suecia de un año después porque España, con la que ya se alistaba, no se clasificó. Hasta el caso de Benzema, solo otro Balón de Oro se quedó ese curso en la cuneta mundialista. Fue el exbarcelonista Simonsen, premiado en 1977. Dinamarca no logró plaza para Argentina

La parálisis africana

Senegal será la primera selección africana en estrenarse en Qatar (hoy, 17.00, contra Países Bajos). Lo hará sin Mané, Balón de Oro africano. Un bajonazo total para Los Leones de Teranga. Y para África en general, que tampoco estará representada por Salah, Balón de Plata, porque Egipto no dio la talla en la fase de clasificación. A África se le espera y se le espera, pero ninguna de las 13 selecciones que le han representado logró jamás pasar de cuartos de final. Y solo cinco nacidos en suelo africano han sido campeones. El italiano Gentile (Libia) y los franceses Desailly (Ghana), Vieira (Senegal), Mandanda (República del Congo) y Umtiti (Camerún).

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