La selección masculina de hockey se carga a Bélgica, la campeona olímpica (3-2)
Los Redsticks, que empezaron el torneo con una derrota por 4-0 contra Gran Bretaña, acceden a semifinales por primera vez desde Pekín 2008. Su rival, Países Bajos
Este sábado al mediodía, el presidente de la federación española, Santiago Deó, esperaba fuera del estadio Yves-dur-Manoir, en la localidad periférica de Colombes, para irse a comer mientras disfrutaba del sol y los objetivos cumplidos. Las dos selecciones se habían clasificado para los cuartos de final (pasaban cuatro de seis) y la cúpula se dio por satisfecha con ambos equipos. Al día siguiente, además, al combinado masculino le esperaba Bélgica, la vigente campeona olímpica y el rival que les desbancó hace tres años en Tokio en cuartos. Este domingo al mediodía, sin embargo, el éxito de los Redsticks sobre el césped artificial azul resultó absoluto: 3-2 y a semifinales, una cota que no alcanzaba desde Pekín 2008, cuando fueron plata. El penúltimo escalón del torneo lo disputará este martes contra Países Bajos. Otro hueso tremendo ante el que cayó en la fase de grupos (5-3).
“Hemos hecho historia”, proclamó Marc Reyné, el autor del 2-1 en el minuto 55, la palanca definitiva después de que Arthur de Sloover empatara al instante el tanto de José María Basterra en el 40. “Sé lo difícil que es ganar a un equipo como Bélgica, con la experiencia y los jugadores que tiene. Por eso estoy orgulloso de lo que hemos logrado y ahora a por todas”, afirmó en un ambiente total de euforia.
“Los belgas son una máquina”, advirtió el seleccionador Max Caldas sobre los subcampeones del mundo, “han dominado el hockey internacional en los últimos 10 o 15 años. Yo los sufrí también con Holanda y hay que respetarlos por lo que han hecho”, amplió el argentino, que llegó al cargo después de los Juegos de Tokio en sustitución de Fred Soyez.
El resultado no desmintió el transcurso del juego. Los españoles se desplegaron con firmeza, golpearon en la recta final y resistieron a un angustioso desenlace. Se adelantaron de la mano de Basterra, su ánimo no decayó cuando la rápida igualada, y terminaron de despegar con dos tantos consecutivos en el último cuarto de Marc Reyne y Marc Miralles. Quedaban cinco minutos, pero todavía tuvo que salir victorioso de un final al límite. Alexander Hendrickx puso el 3-2 y, ya con el tiempo finalizado, los árbitros pitaron un penalti-córner después de una reclamación belga. Por suerte para los Redsticks, el meta Luis Calzado echó el pestillo. Contra pronóstico, se ha abierto otra vía a una medalla imprevista.
La escalada hasta las semifinales contrasta con el pésimo inicio del torneo. El primer día oficial de competición de los Juegos, a primera hora del sábado 27, España recibió un soberano 4-0 en contra de Gran Bretaña. Un tortazo que levantó las sospechas pese a quizá el marcador fue más abultado que el juego. Se corrigió al día siguiente con Alemania (2-0), pero no aprovechó ante Francia (3-3). Sí cumplió frente a Sudáfrica (3-0), un combinado de menor ranking, y dejó una imagen alentadora con Países Bajos (3-5; España se puso 0-2 arriba), una potencia de primer orden contra la que se vuelve a cruzar.
Durante toda la fase de preparación, el objetivo del combinado dirigido por Max Caldas siempre fue pasar a cuartos, pero también evitar ser cuarta de grupo, la última, porque eso supondría un enfrentamiento muy envenenado en la eliminatoria. No lo cumplió, pero lo arregló con un triunfo que solo cabía en la mente de los más optimistas. Bélgica era el único equipo invicto en la competición.
En su historia, la selección masculina de hockey ha logrado cuatro medallas olímpicas: el bronce en Roma 60 y tres platas (Moscú 80, Atlanta 96 y Pekín 2008).
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