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Ritmo alto, ritmo lento, el dilema que angustia a Guardiola contra el Madrid

El remedio del técnico para sortear la crisis del City paralizó a sus jugadores y facilitó el trabajo de Ancelotti en el 2-3 de la ida

El defensa del Madrid, Raúl Asencio, hostiga a Kevin de Bruyne durante el partido de ida en el Etihad.
El defensa del Madrid, Raúl Asencio, hostiga a Kevin de Bruyne durante el partido de ida en el Etihad.Martin Rickett - PA Images (PA Images via Getty Images)
Diego Torres

“Hemos sido una máquina durante ocho años, cada tres días”, dijo Pep Guardiola, sereno y sonriente este martes en la majestuosa sala de conferencias del nuevo Bernabéu. “¡Nadie en Inglaterra hizo algo así! Últimamente no hemos sido solventes, pero yo sé de lo que somos capaces. Nos ha faltado el mejor jugador del mundo [Rodri]. ¿Sin Messi hubiéramos conseguido lo que conseguimos con el Barça? Probablemente no... Cada vez que tuve problemas en mi carrera, siempre di con la tecla. Este año no. Sé lo que hemos sido capaces de hacer y a un partido todo es posible. A ver si mañana podemos darle la vuelta”.

Real Madrid RMA
3
Kylian Mbappe 3', 32', 60'
M. City MNC
1
Nico González 91'
Finalizado

La víspera de disputar el pase a octavos de la Champions en el Bernabéu obligado a levantar el 2-3 de la ida, el entrenador del Manchester City convive con un dilema que le atormenta. Constructor de los equipos que movieron el balón a mayor velocidad en la historia del fútbol, en los últimos meses Guardiola experimentó una revelación. Se convenció de que para sortear la peor crisis de resultados y juego de su carrera, el camino que debía seguir su equipo le imponía ralentizar el ritmo de circulación. Bajo la premisa de que la lesión de Rodri los debilitaba, razonó de forma intuitiva. A menor velocidad en la secuencia de pases, menos riesgo de perder la pelota y menos problemas defensivos. Inspirado en esta lógica lineal, intentó persuadir a sus futbolistas de que solo en momentos puntuales podrían acelerar hacia el campo contrario.

Bernardo Silva, el más lúcido de los futbolistas del City, explicó mejor que nadie la contradicción que aflige a los jugadores del City. “Si jugamos con un ritmo alto nos arriesgaremos a que el Madrid nos contragolpee”, dijo este martes, “pero si el ritmo es demasiado bajo ellos jugarán muy cómodos”.

“Tenemos que cuidar el balón”, es la consigna que Guardiola ha transmitido a su plantilla. Con fervor creciente pero —hasta ahora— sin más consecuencia que una especie de parálisis en futbolistas como Foden, Akanji, Nunes, Kovacic, Gvardiol, Gundogan o incluso De Bruyne, cada vez más indecisos ante la disyuntiva de si asegurar la pelota o ser verticales con ella. Contra rivales de entidad el efecto estabilizador ha sido nulo en la racha más árida de los 17 años de Guardiola en los banquillos. Especialmente fuera de casa.

Desde septiembre, cada vez que el City salió de casa para enfrentar a un adversario más o menos poderoso, el viaje acabó mal. El Arsenal lo goleó (5-1), el PSG apenas le permitió un 36% de posesión antes de golearlo (4-2), empató ante el modesto Brentford (2-2), le fue mal contra el Aston Villa (2-1), la Juventus rompió su mala racha ese día (2-0), el Liverpool le dio un repaso (2-0), el Sporting de Lisboa le endosó una paliza sin precedentes (4-1), Iraola le dio una lección de coraje en Bournemouth (2-1), y fue superado por el Tottenham en la Copa de la Liga (2-1).

La estrategia preventiva de circulación lenta solo produjo cinco victorias fuera de casa. Ipswich (0-6) y Leicester (0-2), tercero y segundo por la cola de la Premier, Wolverhampton (1-2), Slovan de Bratislava (0-4) en la Champions, y Leyton Orient (1-2) en la Copa inglesa.

“El problema es que no sabemos descansar con el balón”, lamentó Guardiola la semana pasada, asombrado de que sus hombres no atinen a interpretar las circunstancias idóneas para frenar el ritmo y especular o para buscar la profundidad. “En nuestros mejores momentos éramos capaces de hacer secuencias de 20, 25 o 30 pases. Ahora somos incapaces de hacerlo”.

Ancelotti lo vio

Carlo Ancelotti fue quien mejor comprendió que el exceso de pausas en la secuencia de pases expondría a los jugadores del City al robo. Cuenta una persona próxima al entrenador, que después de analizar unos cuantos partidos del City esta temporada, especialmente la derrota en el Parque de los Príncipes, el italiano resolvió ordenar a sus jugadores que cambiaran el registro de manera radical. Antes de la ida en el Etihad, pidió a sus futbolistas que hostigaran a los jugadores del City que se pasaban la pelota cautelosamente en su campo. Fue una orden arriesgada. Según Opta, en esta Champions existen 24 equipos con mejores registros que el Madrid en la presión en campo rival. Al contrario que equipos como el Liverpool o el PSG, que presionan entre un 80-90% del tiempo que el rival tiene la pelota, el Madrid presiona un promedio del 15%. Eso hizo contra el Espanyol o el Atlético. Pero contra el City presionó entre el 50% y el 60% del tiempo que no tuvo la pelota. Un récord este curso. Si se saldó con 20 ocasiones de gol y un 2-3 a favor del Madrid fue debido, en buena parte, gracias a la circulación lenta del City. El mismo City que hace diez meses en el partido del Etihad generó 33 tiros a favor por ocho del Madrid.

“Acepto que cuando el oponente tiene la pelota vamos a sufrir”, dijo Guardiola tras la derrota. “Lo acepto. Pero ahora estamos sufriendo cuando tenemos la pelota. Nunca nos ocurrió antes”. Para el Madrid también fue nuevo presionar tan arriba y con tanto éxito. Stones, Akanji y Gvardiol, el trivote improvisado por Guardiola para proporcionar una red de seguridad, saltó por los aires con la presión moderada de Vinicius y Mbappé, dos de los atacantes más perezosos de Europa para el pressing.

“Tenemos que ser valientes”, dijo Guardiola este martes, “el resultado de la ida nos obliga a salir a ganar y a meter goles. Según pasan los días me siento más optimista. Pero necesitaremos jugar un partido casi perfecto”.

Llegado el día de los resultados irrevocables, el dilema sigue presente. Pesado como una tonelada en la conciencia de cada jugador del City. Lo advirtió Bernardo Silva. Si arriesgan y aceleran el ritmo de las combinaciones, el partido casi imperfecto puede estropearse con una pérdida. Si no arriesgan, el Madrid tendrá la eliminatoria en bandeja.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.
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