Cincuenta y un asambleístas del fútbol español avalan la candidatura a la presidencia de la RFEF de Rafael Louzán, condenado por prevaricación

La junta electoral ha validado este miércoles los avales presentados por Rafael Louzán, Sergio Merchán y Salvador Gomar, que pugnarán por la presidencia de la Real Federación Española de Fútbol en las elecciones previstas para el 16 de diciembre, en lo que se intuye será una guerra sin cuartel entre los presidentes de territoriales de uno y otro bando. Gomar tuvo que subsanar siete avales de los 26 que presentó. De no haber sido dada por buena la subsanación de los avales defectuosos, el barón valenciano habría quedado fuera de la carrera electoral porque el mínimo para poder presentar candidatura son 21. Aun así, el gallego Louzán tiene previsto impugnar las subsanaciones de su rival ante el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD). Louzán, pese a que arrastra una condena de siete años de inhabilitación para ocupar cargos públicos por prevaricar, ha presentado avales de 51 asambleístas del fútbol español. Otros 23 ( un aval no fue subsanando) le han apoyado de manera indirecta al inclinarse por la candidatura del extremeño Sergió Merchán. Este es la alternativa escogida a dedo por Louzán por si el Consejo Superior de Deportes (CSD) logra su objetivo de apartar al barón gallego de la carrera por la presidencia de la RFEF.

Louzán le cedió 25 avales a Merchán con el fin de que sea su recambio, pese a su escasa formación y experiencia para el cargo, según afirman fuentes federativas y de las territoriales contrarias al barón gallego. Ser el secretario del inhabilitado Pedro Rocha en la federación extremeña es la carta de presentación de Merchán. Algunos de los presidentes de territoriales que le han concedido sus avales lo han hecho con el fin de maquillar y tratar de ocultar su afinidad con Louzán. En realidad apoyan al gallego, pero avalando a Merchán algunos creen haber encontrado una salida digna para eludir el qué dirán en sus respectivas comunidades autónomas.

A Merchán tampoco se le conoce programa ni proyecto. Este periódico le ha preguntado, sin obtener respuesta, si tiene previsto hacer caso de la recomendación que hace Louzán en un informe jurídico repartido entre sus barones afines. El citado informe señala la necesidad de estudiar la manera de cambiar los estatutos federativos en sus artículos 19 y 24, que son los que tienen en jaque al gallego. Ambos artículos restringen el acceso a los órganos federativos a los inhabilitados para ocupar cargo público sin especificar si la condena es o no firme.

Merchán permanece agazapado y temeroso de hablar en público para que no se le aprecien las costuras. El hombre se ha metido en una guerra en la que otros disparan por él. “Yo no sé como ha podido acepta ese papel, será por el sueldo (unos 600.000 euros al año). ¿Quién es Louzán para elegir a Merchán sin consultar a los demás presidentes de territoriales?”, lamenta y se pregunta un barón contrario a Louzán. Merchán es la prueba de que todo vale en la federación, pese a las promesas de cambio y regeneración que firmaron y publicitaron ante la sociedad española todos los barones cuando el mandato de Luis Rubiales se vino abajo.

Tan louzanistas son los 55 que avalaron directamente al barón gallego como los que le han entregado su apoyo a Merchán. La jugada se traduce en que 80 asambleístas, la gran mayoría afines a los barones, han avalado a un condenado por prevaricación en dos sentencias. Falta la última, la del Tribunal Supremo, que abordará el asunto el próximo 5 de febrero. Si para entonces Louzán es presidente de la federación, el fútbol español se verá abocado a otro bochorno.