El Barça de Lamine emociona: victoria arrolladora ante un valiente Villarreal
Los azulgrana se sobreponen a la lesión de Ter Stegen y exhiben su liderato ante el equipo de Marcelino
“A les penes, punyalades i, darrera, gots de vi” (“En las penas, puñaladas, y detrás, vasos de vino”), reza el refranero catalán que tan bien se aplica en el Barça desde la llegada de Hansi Flick. Ha nacido un equipo que emociona por su carácter y por su fútbol, por la valentía con la que afronta los partidos, por la fuerza con la que se sobrepone a la adversidad y por su fidelidad a una idea que se inspira en La Masia. No se sabe todavía si el ánimo y el juego le alcanzarán para vencer a tanta desgracia y ganar la Liga. Hoy, de momento, es el líder del campeonato con pleno de puntos en seis jornadas: 18. Alrededor de la zurda de Lamine Yamal, los azulgrana se sobrepusieron a la derrota de Mónaco, a la última lesión de Ter Stegen y a la bravura del Villarreal para firmar un triunfo de impacto: 1-5.
Aquel equipo pusilánime que se vencía por cualquier contrariedad ha dado paso a una plantilla solidaria que no promete títulos ni un futbol de autor, sino que juega con la ilusión de los niños y se esfuerza con el amor propio de quienes aman su oficio, futbolistas ambiciosos que defienden con honor la zamarra del Barça. El último reto es afrontar la temporada sin su capitán Ter Stegen. El meta se lesionó en un partido extraordinario por racheado, por el ir y venir de los equipos, por los muchos goles y ocasiones y por el muestrario de Flick. El último en comparecer ha sido el desaparecido Pablo Torre. El cántabro estuvo excelente el día que por una vez se sintió un centrocampista importante en el Barça.
Aunque a su llegada podía parecer un extraño, Flick ha alcanzado en poco tiempo la condición de entrenador de club por su capacidad para optimizar los recursos sin apelar a la queja ni recurrir al victimismo habitual en tiempos de carestía en el Barça. A las muchas lesiones —hasta ocho ausencias—, a las exigencias del calendario —siete partidos en tres semanas— y a la poca profundidad de plantilla —las fichas profesionales apenas dan para completar una alineación—, respondió el entrenador con un once titular y un banquillo juvenil en Villarreal. El filial es hoy el sostén del Barça. No queda más remedio para no reventar antes de tiempo que rotar con los futbolistas de la Masia.
Así se explica que Sergi Domínguez y Gerard Martín jugaran en Villarreal por Cubarsí y Balde mientras Pablo Torre, repescado del Girona al igual que Eric García, ocupara el puesto de Casadó. El plan exigía una mayor participación de Pedri. Los azulgrana intentaban tener la pelota y armar el juego en cancha contraria con la complicidad del Villarreal. El plantel de Marcelino se cerró bien y contragolpeó mejor con la velocidad de Pepe.
Tocaba el Barça, siempre bien perfilado por Lamine, y corría el Villarreal en un partido entretenido y abierto en La Cerámica. A una excelente intervención de Ter Stegen a tiro de Pepe replicó Lamine con un tiro al palo de Conde. El portero se reivindicó en el intercambio de golpes después de su mala noche en Mónaco de la misma manera que reapareció el pichichi Lewandowski. El ariete remató un delicado pase interior de Pablo Torre para firmar el 0-1 y poco después cazó de espaldas a la portería, de chilena, un balón cabeceado por Eric y centrado por Lamine a la salida de un córner para poner el 0-2.
El polaco estaba tan certero en el área contraria como Sergi Domínguez en la propia en el momento de tirar la línea del fuera de juego para inhabilitar el ataque del Villarreal. La suerte local dependía de la capacidad de Pepe para explotar los espacios abiertos entre la zaga y Ter Stegen. El marfileño se escapó dos veces con suerte diversa: una acabó en gol, después de asistir a Ayoze, y la segunda provocó una excelente parada del portero del Barça. Ter Stegen solo volvió a intervenir en un saque de esquina porque después de bloquear el balón ante Pino se desplomó, rompió a llorar agarrado a las rodillas y abandonó el campo en camilla aclamado por La Cerámica.
El foco del partido se puso sobre Iñaki Peña. El guardameta suplente respondió después de que Álex Baena no cesara de buscar a Pepe. Los azulgrana se asentaron con una larga posesión que acabó con un tiro de Pablo Torre, habilitado por Pedri, que se coló en la portería de Conde después que el balón diera en Costa. El gol provocó una tormenta favorecida por los cambios de Flick y Marcelino. A campo abierto, se impuso el mejor Lamine. Aunque Lewandowski falló un penalti de Bailly al extremo, Raphinha no solo tiró desmarques sin parar sino que coronó con dos goles el juego de Lamine, extraordinario en el pase largo con el exterior de su zurda en el 1-5. Un marcador muy querido en el Barcelona aunque por momentos el equipo de Flick pareció el Bayern.
Los azulgrana jugaron sin miedo y sin excusas, siempre competitivos y pendientes de la portería adversaria, mentalmente fuertes, triunfadores después de hacer de la necesidad virtud en La Cerámica.
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