El Real Madrid se cita con su gran leyenda
El equipo de Ancelotti busca contra el Borussia Dortmund su 15ª Copa de Europa, la sexta en diez años, como en la primera época dorada de Gento y Bernabéu
Hay diez años de la historia del Real Madrid que constituyen algo así como el patrón oro de la grandeza futbolística. Entre el 13 de junio de 1956 y el 11 de mayo de 1966, ganaron seis Copas de Europa, las cinco primeras seguidas. Unos meses más tarde la UEFA les permitió quedarse con el trofeo original. Comenzaron entonces también 32 años de vacío. La final de este sábado contra el Borussia Dortmund en Wembley (21.00, La1 y Movistar) supone la posibilidad insólita de reproducir algo similar a lo de entonces más de medio siglo más tarde. Diez años separan también la final de la Décima de la oportunidad de este sábado, que sería, como entonces, la sexta Copa de Europa del ciclo, la 15ª de su historia.
De Lisboa a Londres, de 2014 a 2024, Carlo Ancelotti es el hilo que cose la segunda gran época dorada del Madrid, junto a Nacho, Modric y Carvajal, que estaban entonces y siguen ahora, a la caza de Gento, el único futbolista con seis Orejonas. También le persigue Kroos, que ganó una en el Bayern. El italiano abrió en Lisboa un ciclo que alargó después con tres seguidas su ayudante de aquella noche, Zinedine Zidane, y que retomó Carletto en su regreso al Bernabéu en 2022. Asomado al borde de un logro mayúsculo, Ancelotti resumió este viernes el vértigo: “Cuando llega la final, tienes el éxito muy cerca, muy muy cerca. Entonces empieza la preocupación. Es lo que va a empezar mañana por la mañana, mañana por la tarde. Mucha preocupación, mucho miedo. Es lo normal. Cuanto más miedo tienes, más feliz eres si eres capaz de ganar”.
El rival que se interpone en el camino de la gesta en cierto modo ha tenido también su papel en la construcción de la leyenda de los últimos años. El Dortmund es el último equipo que eliminó al Madrid en la Champions antes de empezar el segundo ciclo. El desarrollo de aquella semifinal de 2013 prefiguró las remontadas que han caracterizado el tramo final de estos diez años. Los alemanes ganaron 4-1 en la ida con un póquer de Lewandowski. En la vuelta en el Bernabéu, el Madrid entró en ebullición muy cerca del final: Benzema marcó el 1-0 en el 82 y Ramos, el 2-0 en el 88. Se quedaron a un gol de la prórroga, pero sembraron la semilla de una leyenda inquietante.
Un par de años después Xabi Alonso relató en una entrevista en El Mundo el avistamiento en los rivales de un terror que más tarde arrasó al Paris Saint-Germain, al Chelsea, al Manchester City y al Bayern: “Cuando al Dortmund le metimos el 2-0 y quedaban sólo cinco minutos, le veías unas caras a los alemanes... Se les estaba yendo la vida allí mismo”. De aquella noche sobreviven Hummels, Reus (que se despide hoy de su equipo) y Modric. “Preferimos ir por delante, si es posible”, dijo este viernes el croata. “Pero hemos demostrado que cuando las cosas no van bien, seguimos confiando y luchamos hasta el final. Siempre encontramos la manera, y somos capaces de revertir la situación”.
A Nacho tampoco le apetece necesitar una noche heroica: “Preferimos empezar ganando. Aunque parezca que no, en el campo también sufrimos cuando vamos perdiendo”, dijo.
El asalto a la 15ª se produce en un escenario cuya elección no parece casual. Será la octava final de la Copa de Europa en Wembley, la sede más repetida, y sin embargo un estadio que aún no ha visto coronarse al Madrid. El templo londinense, que puntea la historia del torneo, acogió la última final del viejo formato, la de 1992, cuando se estrenó el Barcelona, y recibe también este sábado la última del formato con fase de grupos. La temporada que viene se estrena una liguilla antes de los cruces.
El empeño del Madrid se cruza en otro punto con el Dortmund, del que fichó en verano por 103 millones más extras a Jude Bellingham, el futbolista que lanzó al equipo en el tramo inicial de la temporada, el más empinado por las lesiones. Los alemanes han alcanzado la final pese a no contar ya con el inglés, lo que, según su entrenador, Edin Terzic, les lastró el arranque del curso: “No conseguimos estar a nuestro mejor nivel al principio. Pero somos un equipo totalmente distinto del que empezó en septiembre”. Esa evolución, además del recorrido en cuartos de final, contra el Atlético, y semifinales, contra el PSG, contra quienes no eran favoritos, le induce a mostrar ambición: “Si somos valientes, si somos capaces de demostrar que no estamos aquí para ver cómo levanta su trofeo el Madrid, entonces tendremos una oportunidad”.
El club alemán busca su segunda Champions, después de la de 1997, un triunfo que subrayaría la solidez de un proyecto peculiar en Europa: recluta talento joven, le da oportunidades de competir y crecer, y lo vende caro. Y pese a esa fuga permanente, consigue seguir compitiendo en lo más alto.
Del otro lado, Modric trató de introducir algo de cautela en los pronósticos: “Todos nos dan como favoritos, pero nosotros no pensamos así. El partido está 50-50. Jugamos contra un equipo grande que ha hecho una temporada magnífica en la Champions”. También contra el que más porterías a cero ha registrado —seis en 12 partidos—, como recordó Terzic apuntando a una de sus fortalezas ante la amenaza de Vinicius, que, después de una semifinal de gran fuste, se asoma a su primera gran oportunidad de atrapar el Balón de Oro. También su segunda Orejona.
El de este sábado en Wembley es un partido de alto voltaje histórico, y también sentimental, el que despide del Madrid a Kroos, y tal vez a Nacho, en la noche en que pueden alcanzar a Gento y cerrar el círculo de la segunda gran era a la altura de la fundacional.
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