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Un Atlético épico, grandioso e histórico elimina al Inter

Los de Simeone acceden a cuartos tras un partido memorable en el que se repusieron a un gol del equipo italiano con tantos de Griezmann y Memphis, antes de que Oblak se vistiera de héroe en la tanda de penaltis

Oblak detiene el penalti de Klaassen, el segundo que paró en la tanda de penaltis en la que el Atlético logró el pase a cuartos de final de la Champions.Foto: DAVID RAMOS (GETTY IMAGES) | Vídeo: EPV
Ladislao J. Moñino

Épico e histórico y hasta con su eterno sufrimiento identitario que le llevó a los penaltis, el Atlético eliminó al Inter tras un partido memorable. Oblak se convirtió en el héroe final con dos paradas antológicas en la diabólica tanda, pero el equipo de Simeone se desplegó majestuoso para sacar adelante un partido con todos los ingredientes de una eliminatoria de Copa de Europa en el que incluso se vio por detrás. Reaccionó a ese golpe que fue el gol de Dimarco y después se elevó por encima de un rival que se presentaba como uno de los mejores equipos de Europa y la vitola de ser el vigente subcampeón del torneo. Será el Atlético el que entre en el exclusivo club de los ocho equipos que peleen por el gran cetro europeo.

ATMAtlético
Atlético
2
Oblak, Mario Hermoso, Witsel, Savic, Marcos Llorente (Azpilicueta, min. 98), Nahuel Molina (Pablo Barrios Rivas, min. 78), Samuel Lino (Rodrigo Riquelme, min. 71), Koke, De Paul (Correa, min. 71), Griezmann (Saúl, min. 105) y Morata (Depay, min. 78)
INT Inter
1
Inter
Sommer, Benjamin Pavard, Alessandro Bastoni (Acerbi, min. 72), de Vrij, Calhanoglu, Dimarco (Yann Bisseck, min. 83), Barella (Davide Frattesi, min. 83), Denzel Dumfries (Darmian, min. 72), Mkhitaryan (Klaassen, min. 111), Marcus Thuram (Alexis, min. 102) y Lautaro Martínez
Goles 0-1 min. 32: Dimarco. 1-1 min. 35: Griezmann. 2-1 min. 86: Depay.
Árbitro Szymon Marciniak
Tarjetas amarillas Mario Hermoso (min. 40), Koke (min. 89), Calhanoglu (min. 103), Acerbi (min. 106) y Yann Bisseck (min. 117)

La trayectoria imperial del Inter, que en 2024 contaba sus 13 partidos por victorias, y el estado crítico en el que se presentaba el Atlético planteaba una dicotomía: si la realidad puede acallar un ambiente infernal o este la puede transformar. Sucedió lo segundo. El Atlético salió dispuesto a jugar en el alambre con una presión sobre su rival a revienta pulmón, con el Metropolitano a toda combustión. Un envite a todo o nada. A encajonar al Inter con un fútbol visceral y vertical, sin tránsito. Robar y atacar, robar y centrar cargando el área con jugadores para tratar de contrarrestar el gol del Inter lo antes posible. Se dibujó la clase de partidos que encumbra a colectivos y a héroes individuales. Lino asumió ese disfraz en una cabalgada contra cualquiera que se le pusiera por delante hasta plantarse esquinado en el área y probar a Sommer con un zurdazo raso y cruzado. El suizo estuvo académico, se tiró en diagonal para tapar el huecos y poder repeler.

Ante la avalancha rojiblanca, el Inter trataba de sedar el juego haciendo pasar la pelota por Çalhanoglu y Mkhitaryan. Lo logró a duras penas en el primer cuarto de hora. El desboque del Atlético fue incontenible hasta que los futbolistas de Simeone bajaron un par de revoluciones. En ese punto, el duelo se jugó con la mecha corta. Un error, un chispazo amenazante. Lo comprobó Morata, que se trabó guiando una contra y su pérdida se convirtió en una cabalgada de Dumfries similar a la de Lino. Oblak detuvo la arremetida del neerlandés. No se arredró el Atlético, que no renunciaba a jugar en el precipicio ante un equipo que convierte en arte las transiciones a un toque. Morata cabeceó manso una buena rosca de Hermoso. Respondió Lautaro con un disparo lejano.

Witsel tuvo que hacer un corte imperial para que Thuram no se quedara mano a mano con Oblak en una de esas jugadas a pocos toques con las que el Inter siembra el pánico. Suelen fraguarse cuando Lautaro se retrasa para recibir de espaldas y desahogar el juego. Así se gestó el gol de Dimarco. La distracción de Lautaro abrió un agujero a la espalda de Nahuel Molina y Savic. Por allí se coló Barella, que centró atrás para que Dimarco batiera sin oposición a Oblak. Un descuido y un gol de orfebrería punzante. Un mazazo a la media hora que medía la capacidad del Atlético para sostener su buen partido. Se rearmaron rápido los futbolistas de Simeone. Un mal despeje del Inter lo reintrodujo en el área Koke. Pavard pifió su intento de volea y la pelota le cayó muerta al reaparecido Griezmann, que ratoneó el error y cruzó la pelota. El empate tan inmediato recargó la cabeza y las piernas del Atlético, que revivió la presión feroz de los inicios. No le dio rédito, pero si para mandarle un mensaje al Inter de autoridad para la vuelta del descanso. Marcos Llorente lo confirmó con dos incursiones. En la primera, tras un sombrero a Dimarco, asistió a Griezmann con un centro atrás que el francés no esquinó. En la segunda, Morata remató picudo sin percatarse de que si abría las piernas Griezmann estaba solo para empujar la pelota.

No concretó el Atlético esas dos ocasiones y se metió en el último tercio en la fase crítica del estado físico. Simeone puso remedio con la entrada de Correa y Riquelme por Lino y un errático De Paul. Después, Memphis y Barrios por Molina. Los movimientos fueron definitivos porque el argentino y el neerlandés agitaron el ataque. Con el partido roto, Thuram y Barella pudieron apagar al Atlético. Memphis golpeó al palo antes de recibir un pase filtrado de Koke, girarse y ajustar un remate raso que anunciaba una prórroga que Riquelme pudo evitar de haber calibrado mejor un remate franco que le cedió Griezmann. En la prórroga, Memphis, tuvo el tercero y Lautaro el empate en un cabezazo que se le fue por un palmo. Después llegó la hora de Oblak y el éxtasis rojiblanco. El meta, al que se le achaca que no para penaltis, detuvo el de Alexis Sánchez, firmó un paradón en el de Klaassen y vio como Lautaro, con su disparo a las nubes, hacia buenos los lanzamientos de Memphis, Correa y Riquelme.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.
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