El Granada rescata un punto en el segundo asalto
El Athletic, que falló ocasiones muy claras en la primera parte, se dejó sorprender en la segunda
Con el saque de banda de Óscar De Marcos se reanudó el partido de los Cármenes 26 horas y 13 minutos después de que la pelota se perdiera por la línea lateral. ¿Todo seguía igual? No. Por medio había una persona fallecida en la grada, un sentimiento de pesadumbre en las tribunas, el homenaje de los capitanes con un ramo de flores, las camisetas de recuerdo en los dos equipos y el minuto de silencio guardado estrictamente por todo el campo.
Todo eso había cambiado. Lo que hicieron los dos equipos, no tanto. Pero si al Athletic le iba bien así, porque el marcador, después del gol de Iñaki Williams en la primera parte de la primera parte, le favorecía, al Granada no tanto, y resulta que el equipo nazarí se empeñó en seguir de la misma manera en que lo había dejado, y en esa segunda parte de la primera parte, el Athletic pudo sentenciar el choque, porque siguió encontrando vías por las que colarse hacia la portería local. Pero si en las anteriores jornadas, a los bilbaínos les sobró acierto, en el segundo día de partido contra el Granada le falló la puntería, a veces de forma clamorosa, como cuando Guruzeta le robó la pelota a Torrente, y con el portero batido y solo un defensa entre los palos, le cedió el honor a Sancet, que remató de forma catastrófica, muy lejos de la portería.
Antes había sido Nico Williams el que tuvo otra para aumentar la distancia, pero su remate se marchó fuera por unos centímetros, y después fue su hermano Iñaki el que remató de cabeza al larguero una gran asistencia de Lekue. En esa dinámica, lo más lógico parecía pensar en que el Athletic acabaría imponiéndose, aunque su juego fue decayendo camino del descanso, sin que por ello el Granada mejorara el suyo.
Pero los locales salieron más convencidos tras el lapso en los vestuarios. Alexander Medina, su técnico, detectó que la posibilidad de mejorar pasaba por el medio campo. Concedió más libertad a Gonzalo Villar en esa zona y el juego de los locales comenzó a fluir un poco más. De repente, a Bryan Zaragoza le llegaban más balones que melones, como le había ocurrido en la primera parte, y el futbolista fichado por el Bayern empezó a asustar más a la defensa del Athletic.
Sin embargo, el Granada solo pudo empatar por una acción desgraciada de Ruiz de Galarreta, que remató de cabeza, impecable, un centro desde la banda en su propia portería. No había disparado el equipo andaluz entre los tres palos en todo el partido, pero se lo arregló el centrocampista bilbaíno.
Parecía entonces que el partido se deba la vuelta. El Granada, animado por el empate, siguió empujando unos minutos más, pero enseguida volvió a su condición anterior, la de un equipo agobiado por los resultados y la clasificación. Eso sí, con un orden defensivo más adecuado para detener las acometidas de los hermanos Williams por las bandas y parar también a Sancet, más impreciso que en partidos anteriores.
Tomó el mando de nuevo el Athletic, buscando el gol de la victoria, pero todos los caminos estaban cerrados por un Granada que tal vez no daba más de sí para intentar ganar el partido, pero sí para defender el punto que tanto sudor le había costado.
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