Adrian Newey, el gurú de Red Bull, en boca de todos
Días después de que la marca energética confirmara su marcha, el director técnico es agasajado por la mayoría de equipos del Mundial
Con el Mundial muy bien encarrilado a favor de Max Verstappen y el zarandeo en el reglamento técnico que entrará en escena en menos de dos años, el nombre de Adrian Newey está en boca de la mayoría de los habitantes del paddock de la Fórmula 1 instalado en Miami, donde este fin de semana se disputa la quinta parada del calendario. El miércoles, Red Bull confirmó la salida del equipo de Adrian Newey, su director técnico y una de las figuras más influyentes del campeonato en las últimas tres décadas.
El ingeniero dejará su puesto en marzo de 2025, momento en el que quedará totalmente liberado para unirse a cualquier equipo de la parrilla. La mera posibilidad de disponer de este mago de la aerodinámica con vistas a la nueva era de monoplazas que se pondrán en pista en 2026, ha motivado que Aston Martin le ofrezca un dineral, que Williams se haya reunido con él y muchos den por sentado que Ferrari se prepara para hacerle un hueco. El propio Lewis Hamilton puso el nombre de Newey en el eslabón más alto de la lista de personas con quien le gustaría coincidir en los últimos años de su trayectoria en el certamen. “Si tuviera que hacer una lista con gente con la que me gustaría trabajar, Adrian, sin duda, estaría en el primer lugar”, convino Hamilton, que el curso que viene se vestirá de rojo, en sustitución de Carlos Sainz.
Antes de que el multicampeón británico le tirara los tejos, Lawrence Stroll, principal accionista de Aston Martin, se reunió con él para ofrecerle las llaves del proyecto de los bólidos verdes, además de una cantidad obscena de dinero. “Siempre quise trabajar con él. Lo respeto mucho. Lo considero probablemente el mejor ingeniero que jamás haya dado la F1; una leyenda. En cierto modo me siento privilegiado de haber coincidido con él”, comentaba Fernando Alonso, que en su día, cuando vestía el mono de Ferrari (2013), llegó a decir que no estaba compitiendo por la corona contra Sebastian Vettel, sino que lo hacía contra “el diseño de Newey”.
Desde Miami, James Vowles, director de Williams, también reconoció haberse sentado con Newey el viernes de la semana pasada. “Estamos hablando de un icono de nuestro deporte. Sería negligente por mi parte no hablar con él”, comentó Vowles, el encargado de capitanear el resurgir de la estructura de Grove, que vivió su época dorada, a principios de los años 90, con Newey a bordo. “Desde que salió de Williams, cada equipo al que ha ido ha peleado por el campeonato. Eso no es casualidad, sino el impacto que tiene en el deporte”, añadió el técnico de Felbridge.
La incógnita alrededor del futuro de Newey es casi tan grande como la influencia que tendrá su salida de Red Bull. Son muchos los que creen que su adiós no es más que el reflejo del caos que se ha instalado en la escudería del búfalo rojo, inmersa en una lucha de poder y dividida en dos bandos. Sobre el papel, el portazo del ingeniero de Colchester debilita el flanco en el que también se encuentra Christian Horner, el director. Nadie sabe qué incidencia tendrá este movimiento en la tropa de Milton Keynes (Gran Bretaña), en el diseño de los próximos bólidos ni tampoco en el futuro a corto plazo de Verstappen. Lo que sí está claro es que los hay, como Toto Wolff, máximo ejecutivo de Mercedes, que se frotan las manos y que están dispuestos a todo lo imaginable para birlarle a Red Bull su buque insignia.
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