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España ESP
2
Nico Williams 46', Oyarzabal 85'
Inglaterra ING
1
Cole Palmer 72'
Finalizado

Cuando nadie lo esperaba, apareció Oyarzabal

El jugador de la Real Sociedad, protegido de Luis De la Fuente, marca y decide la final en Berlín

Oyarzabal celebra el segundo gol de España.Foto: DAN MULLAN (GETTY IMAGES) | Vídeo: EPV
Juan I. Irigoyen

Nadie esperaba a Mikel Oyarzabal. Cuando todas las miradas apuntaban a los niños maravilla de España, Lamine Yamal y Nico Williams, o inclusive, cuando el fútbol de la Roja solo miraba a Rodri y a Fabián. En el Estadio Olímpico de Berlín, en la final de la Eurocopa frente a Inglaterra, apareció Mikel Oyarzabal. Nadie lo esperaba. Solo Luis de la Fuente: suficiente para llevar la cuarta Euro para Las Rozas. Ninguna otra selección acumula tantas en sus vitrinas.

ESPEspaña
2
Unai Simón, Marc Cucurella, Aymeric Laporte, Dani Carvajal, Robin Le Normand (Nacho, min. 82), Fabián Ruiz, Dani Olmo, Nico Williams, Lamine Yamal (Mikel Merino, min. 88), Rodri (Martín Zubimendi, min. 45) y Álvaro Morata (Mikel Oyarzabal, min. 67)
INGInglaterra
1
Jordan Pickford, Kyle Walker, Luke Shaw, John Stones, Marc Guéhi, Bukayo Saka, Kobbie Mainoo (Cole Palmer, min. 69), Phil Foden (Ivan Toney, min. 88), Jude Bellingham, Declan Rice y Harry Kane (Ollie Watkins, min. 60)
Goles 1-0 min. 46: Nico Williams. 1-1 min. 72: Cole Palmer. 2-1 min. 85: Oyarzabal
Arbitro François Letexier
Tarjetas amarillas Kane (min. 24), Dani Olmo (min. 30), John Stones (min. 52), Ollie Watkins (min. 91)

Oyarzabal era intocable para De la Fuente en sus convocatorias. Le bastaba con que el futbolista de la Real estuviese fino físicamente para que lo mandara llamar rumbo a Las Rozas. Oyarzabal encontró el momento para agradecerle la confianza a De la Fuente. Y no había un mejor momento.

“He hecho mi trabajo, he hecho lo que me tocaba en cada momento, intentar ayudar. Por suerte he metido el gol de la victoria. Al final, cuando pasas procesos jodidos, ya solo el hecho de estar aquí entre los 26 lo valoras mucho, y si tienes la suerte de poder ayudar hoy como me ha tocado a mí, pues es lo máximo”, expuso el delantero de la Real, héroe de Berlín. “Por suerte”, añadió; “puedo llevarme esta alegría inmensa después de pasar lo que he pasado; estoy muy feliz”.

Curiosidades del fútbol, o del destino, quizás dos caras de la misma moneda, Oyarzabal saltó al campo para reemplazar a Álvaro Morata. Era el momento de reivindicación de capitán. La hinchada en el minuto 66, cuando el tablero electrónico marcó el 7, cantó: “Morata, Morata, Morata”.

España comenzaba, al fin a valorar, el juego invisible de Álvaro Morata. Y así lo destacan en privado en el cuerpo técnico. “Álvaro es muy inteligente para leer el juego y para crear espacios para sus compañeros. Nico y Lamine no podrían explotar sus virtudes como lo hacen con un delantero centro de otras características, con un 9 más egoísta”, explicaban en la previa de la final, desde la concentración de la Roja en Donaueschingen. Públicamente, De la Fuente no solo elogió su fútbol, también su personalidad. “Este jugador sería un mito en otro país con prestigio reconocido”, subrayó el seleccionador de la Roja, después de las nuevas críticas que había recibido el delantero.

En Berlín las palabras del técnico tuvieron efecto, también su decisión. El público ovacionó al capitán, el cambio de Oyarzabal por Morata se tradujo en la victoria de España. El fútbol, en cualquier caso, estaba en la botas de Nico Williams, nombrado el mejor jugador del partido.

Bromas. Piques. Asistencias. Goles. Y fútbol, sobre todo fútbol. La relación entre Nico Williams y Lamine Yamal (mejor jugador joven del torneo) que comenzó entre chascarrillos infantiles en el vestuario y explotó con un fútbol maduro en el campo, elevó a España en Berlín. Una vez más. Si en la semifinal ante Francia los flashes se los había llevado Lamine Yamal, ante Inglaterra fue el turno de Nico Williams.

Hubo un tercer actor, también acostumbrado a los focos, normalmente a los más negativos, en la jugada que despertó el marcador en Berlín: Álvaro Morata. Cuando Lamine Yamal cogió el balón, el 7 tiró una carrera en diagonal que abrió los espacios para que Nico Williams recibiera solo, cómodo para mandar el balón a la red. Sobre Morata, sin embargo, no se detuvieron las cámaras. Está acostumbrado.

No fue en un momento cualquiera la aparición de Nico Williams. No parecía haber rastro de Rodri (mejor jugador del torneo) y Fabián en Berlín. Tampoco se sumaba Dani Olmo. Todos solos, sin conexiones, el juego de la Roja se volvía previsible, lento. En definitiva, a España le faltaba ritmo. El ritmo había llegado de visita al último duelo de España y estaba en la grada.

En la previa de la final, De la Fuente había anticipado que Gavi se sumaría a la expedición de la Roja en la final. “Gavi estará con nosotros para ser el jugador número 27″, reveló el técnico en la previa. Y el azulgrana, que se rompió la rodilla el pasado noviembre y ya se encuentra en la última etapa de recuperación, aterrizó en Berlín y estuvo todo el día junto a sus compañeros. Era justo el fútbol eléctrico de Gavi lo que echaba en falta la Roja en el primer tiempo, cuando la telaraña que había dibujado Southgate en la medular ralentizaba el fútbol de España, siempre pendiente de lo que crea Rodri. Para colmo de la Roja, una enérgica estirada de Rodri para tapar un disparo de Kane, sobre el final del primer tiempo, lo dejó con la mano en los isquiotibiales. Tras el paso por los vestuarios, Rodri ya no volvió al campo.

Pero los espacios no los generó el cerebro de Rodri, lo hizo la capacidad de sacrificio de Morata. El gol, nada extraño, para Nico; la asistencia, para Lamine. Sin embargo, la final quería suspense. Y ya sin Morata, ni tampoco Rodri, pero con campo para correr, en el Estadio Olímpico de Berlín apareció Oyarzabal. Nadie lo esperaba, solo De la Fuente.

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Sobre la firma

Juan I. Irigoyen
Redactor especializado en el FC Barcelona y fútbol sudamericano. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Ha cubierto Mundial de fútbol, Copa América y Champions Femenina. Es licenciado en ADE, MBA en la Universidad Católica Argentina y Máster de Periodismo BCN-NY en la Universitat de Barcelona, en la que es profesor de Periodismo Deportivo.
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