Una final que se juega fuera del estadio
Girona FC y Tenerife CF se disputan este domingo el último billete para jugar la próxima campaña en LaLiga Santander. Una victoria que cambiará la vida de los habitantes de una de las dos ciudades
La última noche de fútbol antes del verano despejará la única gran incógnita que queda por resolver esta temporada: si es el Girona FC o el CD Tenerife quien acompañe a UD Almería y Real Valladolid CF en su regreso a la élite. El empate a cero de la ida en la final de la eliminatoria de ascenso lo ha dejado todo abierto de cara a este domingo. Para los catalanes, ganar sería una especie de redención de las derrotas sufridas en cada una de sus cinco participaciones en las eliminatorias de promoción. Para los canarios, que juegan como locales, la victoria sería el cénit de una fiesta que comenzó a principios de año, con la conmemoración de su centenario, y se alargó hasta hace unos días cuando dejaron atrás a su máximo rival, la UD Las Palmas, en el camino hacia la gloria. Pero más allá del futuro de ambos conjuntos, en los 90 minutos también está en juego el destino de dos ciudades y unos 300.000 vecinos –cerca de 250.000 en Santa Cruz Tenerife y algo más de 100.000 en Girona– convencidos de que un resultado favorable les traerá un futuro más feliz y próspero en el terreno económico, social y emocional.
El periodista gerundense Nil Solà puede dar fe de ello porque ya le ocurrió en 2017. El primer ascenso en la historia del club de su localidad natal le dio la oportunidad de acceder al trabajo que hoy sigue desempeñando. “Hacía información para la agencia Efe, aún como estudiante, y ese verano me fichó Mundo Deportivo para ser corresponsal del Girona”, revela. Gracias a la mayor atención mediática que recibe el fútbol de élite, este veinteañero pudo dedicarse plenamente a su oficio por primera vez. Durante dos temporadas disfrutó de relatar momentos épicos, como el triunfo frente al Real Madrid en el estadio de Montilivi, hasta que el descenso de 2019 redujo drásticamente su presencia y oportunidades en el medio donde colabora. Una promoción este fin de semana, que además puede coincidir con la del equipo local de baloncesto, sería una alegría en lo personal y lo profesional que además podría compartir con su padre, otro periodista que ha hecho carrera en Catalunya Ràdio con las retransmisiones de los rojiblancos. “Él me llevaba de pequeño al campo y juntos [en la zona de prensa] nos hemos abrazado, reído y llorado en las victorias y decepciones de los últimos años. Ha sido muy emotivo”.
Las carreras de los dos miembros de la familia Solà se han ido desarrollando en la medida que lo hacía un equipo que, en menos de dos décadas, ha pasado de jugar en Tercera a pelear por estar entre los mejores. Aunque ellos, por supuesto, no son los únicos beneficiados por las ventajas de contar con una institución deportiva relevante en casa. Un año después de subir a LaLiga Santander, la Cámara de Comercio de Girona cifró en 22,5 millones de euros la aportación extra del fútbol en términos de contribución directa a la economía, empuje al sector servicios y efecto mediático al dar mayor visibilidad a la ciudad. Un aspecto en el que incide Josep Carreras, presidente de la Asociación de Hostelería, Turismo y Restauración gerundense. “Nosotros lo que queremos es provocar el deseo de venir aquí, ya sea por la oferta cultural, gastronómica o deportiva. La promoción que supuso el ascenso para la marca Girona no se puede pagar con dinero”, explica este hostelero y socio del equipo local, quien ofrece una prueba de la imbricación entre fútbol y turismo. “Desde entonces muchos hoteles empezaron a ofrecer la posibilidad de reservar una o varias noches y comprar entradas para un partido en la misma página web”.
Lo mismo ocurre a más de 2.500 kilómetros de la ciudad catalana, en Santa Cruz de Tenerife, donde comerciantes o restauradores ya se frotan las manos con un posible triunfo de los suyos. Es el caso de Shamira Chamseldein, dueña de un estanco y de El Rincón del Tete, una cafetería en la que en ocasiones desayunan jugadores del equipo de la ciudad como Víctor Mollejo, Álex Muñoz o Sergio González. Fue hace 12 años cuando Chamseldein abrió la cafetería. Casi el mismo tiempo que ha pasado desde que el equipo estuvo en la máxima división por última vez, pese a que ella lo recuerda como si fuera ayer: “Se notaba la diferencia de clientes entre partidos cada 15 días, cuando se jugaban los encuentros en la isla”. Tanto es así que los días de fútbol hacían el “doble o triple” de ingresos.
“Estar [en la élite] es un impulso económico para los negocios de la zona y la isla en general”, asegura Chamseldein, que defiende que aun en la categoría de plata “el Tenerife sigue teniendo la mejor afición”. Fue precisamente la pasión y emoción de la hinchada la que hizo que esta comerciante se enamorara del equipo cuando llegó a España procedente de Venezuela hace 22 años. Desde entonces, su negocio se ha convertido en un punto de encuentro para ver los partidos del equipo chicharrero y ya tiene todas las mesas reservadas para la vuelta del domingo. No obstante, ese día ella no acudirá a El Rincón del Tete, sino al único sitio en el que se imagina estar: en el campo animando. “Me toca trabajar el día del partido, pero soy socia y pienso ir al estadio a verlo”.
Tan importante es el impacto del fútbol en la ciudad y la economía de la isla que incluso aquellos que han dejado un poco atrás la afición por este deporte desean que el Tenerife salga victorioso. “Tener un equipo en la élite no reporta solo a la ciudad, sino también a la isla e incluso a Canarias”, señala Abbas Moujir, presidente de la Federación de Áreas Urbanas de Tenerife (Fauca).
Moujir recuerda que la época más esplendorosa del equipo de la ciudad fue en los años 90, cuando estuvo en la élite durante al menos 10 temporadas seguidas y jugó la antigua Copa UEFA. Un estudio de la Universidad de La Laguna cifró entonces en 3.000 millones de pesetas (18.030.363 euros) el efecto de ese buen rumbo deportivo. “Si trasladamos lo que pasó en ese momento a un posible ascenso del Tenerife ahora, el Ayuntamiento de Santa Cruz cifra que el efecto sería de alrededor de 25 millones de euros”. Así, la ciudad espera mayor afluencia de público, algo que ya se manifestó cuando se agotaron las entradas de la vuelta de la final en tan solo 15 minutos. “En la élite, el estadio se llenará con cualquier partido que se juegue”, explica Moujir.
El valor del orgullo por unos colores
Los beneficios económicos solo son, en realidad, una parte de las esperanzas que albergan vecinos y aficionados de ambas ciudades ante la posibilidad de la promoción. Antes que la palabra dinero o ganancia, en sus discursos suele aparecer primero, y luego de forma recurrente, una apelación al “orgullo”. En Girona, donde en unos 15 días pueden vivir el doble ascenso de los equipos de fútbol y baloncesto locales a la élite, este intangible ha dado lugar a estampas “impensables hace pocos años” como que las camisetas franjirrojas superen a las azulgranas en las calles y en los colegios, explica Solà. Y en Santa Cruz de Tenerife, revela Fernando Pinazo, periodista de los digitales AtlánticoHoy y El Dorsal y aficionado del equipo chicharrero, la cita de este fin de semana ha logrado dar “mucho colorido”, con banderas en los balcones, a una ciudad que vive pendiente (y muy ilusionada) de un resultado.
Tal es la alegría, el desbordamiento de sentimientos derivado de un ascenso que a algunos los lleva a decisiones y acciones arrebatadas, a hacer lo que haga falta para vivirlo. Hace unos días, el utillero del conjunto gerundense, Josep Maria Luis, declaró en EL PAÍS que retrasaría su jubilación si el equipo subía. Y el aficionado Javier Padrón al ver por primera vez al Tenerife en la máxima categoría en directo, en 2010, hizo algo aún más insólito para un hincha: cambiar de colores.
El joven de 18 años natural de Tenerife y, en ese momento aficionado del FC Barcelona, tenía cinco años cuando su padre, hincha de Las Palmas, le llevó al Heliodoro Rodríguez López para que pudiera ver jugar al equipo culé. Sin embargo, lo que su progenitor no se esperaba es que su hijo abandonara la pasión por el Barça y se hiciera del eterno rival. “El Tenerife perdió 0-5 contra el Barça y, en vez de alegrarme, me dio mucha pena y me puse a llorar”, recuerda el joven. Fue en ese momento cuando una señora que tenía al lado en las gradas le regaló la bufanda del equipo local. Y todo cambió. “Lo llevo en la sangre, el Tenerife es parte de mí”, asegura.
Eso lo sabe, explica, porque los días que juega su equipo nunca son malos. “Cuando juega el Tenerife te levantas de otra forma. Hace poco tocó en lunes, que ya sabemos que siempre cuesta empezar la semana, y ese día al despertarme pensé: ‘hoy juega el Tenerife’ y ya el día va bien”. Aun así, comenta que el equipo ha pasado malos momentos y piensa que se merece ascender. “Es la posibilidad de subir en nuestro estadio, en el año de centenario y después de ganar a Las Palmas”, comenta Padrón que ya adelanta que las celebraciones se juntarían con los carnavales que han estado suspendidos varios años por la pandemia. “Sería magnífico, simplemente perfecto”.
La emoción de los últimos 90 minutos de la temporada
Los aficionados y vecinos de Girona y Tenerife también son protagonistas de la campaña de LaLiga para promocionar el tramo final de una temporada que tendrá emoción hasta el último partido. Bajo el lema "Cuando lo vives, lo sabes” y con el hashtag #UnidosPorElPlayOff, la organización ha lanzado un vídeo en el que se muestra la ilusión de las dos ciudades que competirán este domingo a partir de las 21.00, hora peninsular, por la última plaza en liza para jugar la próxima campaña en LaLiga Santander.
Para animar el partido que se disputará en el tinerfeño Heliodoro Rodríguez, y se podrá seguir a través de Movistar #Vamos o Movistar LaLiga, la organización sortea un smartphone VIVO V23 y camiseta oficiales de los equipos finalistas a aquellos aficionados que quieran participar de la emoción de los últimos 90 minutos del curso en la zona FAN de LaLiga.