El arte de mimar un balón
Los utilleros, antes que los futbolistas, son los que conocen más al detalle los secretos de un balón. En ellos, entre otros, han pensado los creadores de Orbita, el nuevo esférico de LaLiga diseñado por Puma para reflejar la “sana obsesión que provoca el fútbol”, asegura la marca
Hace más de 20 años, los hermanos López solían ir juntos cada tarde a la ciudad deportiva del Valencia CF. Una vez allí, Sergio se calzaba las botas y saltaba al césped a entrenar con sus compañeros mientras Txemanu se sentaba solo en la grada. El mayor de la pareja por seis años de diferencia, con menos potencial futbolísitico, se contentaba con seguir los pasos de la gran promesa de la familia hasta que un día, vista su fiel asistencia a los entrenamientos, le propusieron ayudar en la gestión del material del fútbol base del club. Una actividad en apariencia anodina que se acabó convirtiendo en su primer empleo y luego le brindaría la oportunidad de disfrutar de una carrera más larga y exitosa que su hermano en el deporte. A sus 44 años hace ya dos décadas que se convirtió en uno de los cuatro hombres que hoy se ocupan de que las camisetas, las botas y los balones que usan las estrellas chés estén siempre listas y en perfecto estado.
La relación de los utilleros con los balones es casi más íntima que la de los futbolistas. López es de los pocos que sabe, por ejemplo, que el bar, con be y no con uve, es una unidad de medida que influye en el juego: entre 0,8 y 1 bares es la presión, según marca la normativa, a la que cada mañana debe dejar los esféricos en una máquina llamada compresor. Entre sus obligaciones, también está la de cerciorarse de que para cada entrenamiento estén a disposición 45 balones –35 para los jugadores de campo y 10 para los porteros–; la de saber qué modelo toca, en función de la competición o la época del año, y la de reservar los ejemplares menos desgastados para los días de partido entre el centenar que suele manejar durante una temporada. Un nivel de detalle que LaLiga y Puma, patrocinador oficial de la competición, han querido homenajear con la creación de Orbita, el balón para la temporada 2022/23 que ensalza la “sana obsesión que provoca el fútbol”, cuenta la firma alemana, en los profesionales y en muchos aficionados.
“Cuando no está en los pies, está en la cabeza”. Con este lema que habla de la omnipresencia del deporte rey en muchas vidas –y se refleja en un “hipnótico” diseño, afirma la marca deportiva–, se presentó en la Gran Vía de Madrid a finales de mayo una de las grandes novedades de la próxima campaña. Pese a que el lanzamiento se hizo de forma simultánea con eventos en países como Corea del Sur, Egipto, México, Tailandia y Sudáfrica, para conocer los secretos de la nueva herramienta hay que viajar hasta Alemania, al hogar de otro niño que al igual que el utillero del Valencia CF vivía pensando todo el día en fútbol.
Harald Barani nació en Grossenseebach, un pequeño pueblo del estado de alemán de Baviera. Más que soñar con debutar en el Bayern de Múnich, el equipo más popular de la zona, de niño su objetivo siempre fue triunfar en Herzogenaurach, una ciudad algo más grande, a tan solo 10 kilómetros de distancia, y mundialmente conocida por ser el lugar donde nacieron dos de las casas de ropa deportiva más famosas del mundo, Adidas y Puma, fundadas por dos hermanos que confeccionaban calzado y ropa deportiva y decidieron emprender negocios por separado después de la Segunda Guerra Mundial. “La historia de los hermanos siempre estuvo ahí, como una especie de mito. Yo estudié Diseño Industrial, pero siempre supe que quería trabajar en el deporte. Siempre he jugado al fútbol y es mi gran pasión”, cuenta el diseñador de Puma, que por tercer año consecutivo ha disfrutado del “gran orgullo” de inventar el estampado para la piel del balón de una de las competiciones más seguidas del planeta.
El proceso creativo, revela, empezó como el de cualquier artista: con un lienzo en blanco y una cierta intuición que en su caso fue una primera combinación de tonos pastel. Eran colores que jamás se habían usado para una competición de la élite, pero quiso seguir adelante al recordar la premisa inicial que le habían trasmitido desde LaLiga. “Nos pidieron dar con una pieza única, sin miedo a arriesgar”, explica. A partir de varias influencias –”en el pasado viajé a España y esta vez tuve muy presente grafitis, pósters, entre otros, de jóvenes creadores”– fue dando forma a los otros elementos del balón en un modelo en 3D, como unas formas en zig-zag que representan el estilo de toque que impera en el fútbol español. Del boceto final se imprimieron una treintena de prototipos que se probaron sobre el césped, con el objetivo de ajustar los colores para una mejor visibilidad tanto en televisión como en el estadio, hasta dar con un ejemplar que él tilda de “fresco, expresivo, dinámico”.
El que será en los próximos meses el juguete favorito de figuras como Antoine Griezmann o Memphis Depay ya ha llegado a manos de uno de los encargados de preservar su buen estado, el utillero del Girona FC, Josep Maria Luis. Jota, como le conocen todos dentro del vestuario, es uno de los pocos responsables de material que aún no ha podido cogerse vacaciones. El equipo al que se incorporó en 2003 buscará de nuevo un ascenso que se les escapó en el último suspiro en las dos últimas temporadas, tratando de completar una gesta que a él le trae recuerdos de sus comienzos. “Yo hacía de delegado en el cadete del club, donde jugaba mi hijo, y cuando murió el utillero del primer equipo me propuse como candidato. Sin saber nada de nada, ya me llevaron a un partido. Y al cabo de poco subimos de Tercera a Segunda B”, rememora.
Jota recuerda que en aquella época todo era muy distinto en muchos aspectos. Él trabajaba por las mañanas de funcionario en el Instituto Catalán de la Salud y solo por la tarde iba al campo para ocuparse del material del primer equipo, un doble turno que siguió llevando hasta el primer ascenso a LaLiga Santander en 2017. La élite, además de dedicación a tiempo completo, trajo también una serie de facilidades desconocidas en otra época y para muchos conjuntos de categorías modestas. “Con las botas, por ejemplo, es mucho más fácil porque ahora son casi todas de plástico y con echarles un poco de agua están limpias. Eso de la grasa de caballo para la piel para cuidarlas ya no lo hacemos. Y con los balones es una maravilla. Tenemos nuevos cada temporada, mientras que antes los tenía que llevar a menudo a un señor de aquí de Girona para que cosiera las costuras”, explica.
Cumplidos los 65 años el pasado noviembre, el miembro más veterano del cuerpo técnico del equipo catalán ya está en edad de jubilarse. No obstante, está retrasando un poco su adiós al fútbol para intentar ver de nuevo a su equipo en lo más alto y por la pena que le da dejar atrás la ocupación que más vivo le hace sentir. “Tratar con los jugadores es maravilloso. Siempre me he encontrado con grandes personas, con un trato muy cercano y un gran ambiente. Me siento muy valorado”.