Urban y Candy vencen en el Sella más internacional y disputado
La pareja francesa logra su tercer triunfo consecutivo en una edición que contó con 25 nacionalidades. Irati Osa y Arantza Toledo vencen en el K2 femenino
Los piragüistas franceses Quentin Urban y Jeremy Candy se alzaron con la victoria en la 86ª edición del Descenso Internacional de Sella que, con 25 nacionalidades presentes, batió su récord de países participantes. Los galos lograron su tercer triunfo consecutivo con un tiempo de una hora, ocho minutos y 38 segundos, en una de las carreras más intensas de los últimos años. Hasta once embarcaciones llegaron a Llovio (a cuatro kilómetros de la meta) con opciones de pelear por la victoria. Con la marea subiendo, el tramo de la ría de Ribadesella favoreció una emocionante llegada al sprint.
En los años 80, un cronista sudafricano definió la salida del Sella como “una lavadora en funcionamiento”. Casi medio siglo después, la lavadora sigue funcionando y mezclando la fiesta con el deporte y la coña, dando como resultado un peculiar sindiós que empieza con un desfile que abraza con pasión el surrealismo: suenan desde el Asturias patria querida a Potra salvaje, tienen cabida los reyes asturianos o drag queens y, en su parte final, los míticos personajes asturianos de Pinón y Telva preceden a un singular pebetero olímpico.
Terminado el desfile, la multitud -la Delegación de Gobierno cifró en 280.000 las personas los asistentes a la fiesta del Descenso entre viernes y sábado, con más de 400 efectivos de la Guardia Civil desplegados en la zona- se trasladó hacia el puente de Arriondas para ver la salida de la prueba. Allí estaba, sentada en una silla de playa desde las 9 de la mañana, María Antonia Rodríguez (82 años, Ribadesella): “Llevo 40 años viniendo a ver la salida desde el puente”, decía. A escasos diez metros, el cantante Víctor Manuel, pregonero de esta edición, entonaba, primero, el Asturias; después leía el pregón y finalmente cantaba, junto a Ana Eva Cavielles (53 años, Prunales, Parres), el himno de Asturias que daba inicio a la prueba. Había tantas ganas de Sella que la competición empezó cinco minutos antes. Había tantas ganas de piraguas que el cañón que teóricamente da la salida después de la última nota del himno soltó su bramido cuando los 1.277 palistas, a bordo de 891 embarcaciones, llevaban ya unos segundos de carrera.
-¡Joder, qué guapo!- se oyó decir a Víctor Manuel por el micrófono, que aún no estaba apagado.
La salida, con todas las embarcaciones lanzándose a la vez al río, fue bastante limpia para los favoritos. Los españoles Walter Bouzán y Adrián Martín, que marcaron el mejor tiempo el la contrarreloj que decidía el orden de salida, atacaron para desmarcarse, pero el grupo aguantó el tirón. Muy pronto quedó claro que el Sella se decidiría en el tramo final, en el que los expertos hablan de “lotería”. Se había especulado en las horas previas sobre la posibilidad de que alguna pareja hiciera un portero en la isla de La Boticaria. Con el nivel del agua algo más alto de lo esperado, todas las embarcaciones que llegaron con opciones de victoria lo descartaron.
A pocas paladas de la meta, Bouzán y Martín trataron de cerrar el paso a los portugueses José Leonel Ramalho y Alfredo Faria, que venían por su izquierda. Lo lograron, pero por su derecha llegaban Urban y Candy con un último aliento una pizca más potente. Pese a que la victoria recordaba bastante a la del año pasado, los franceses descartaron estrategia alguna para aguantar y jugársela al sprint al final: “En el Sella no puedes tener estrategia. Hoy volcamos en el kilómetro tres y había muchas más piraguas con opciones que el año pasado”, compartían los franceses ya en la meta de Ribadesella. Ramalho y Faría, que y lideraron en algunos tramos terminaron terceros, se lamentaba de ese “pelín a la izquierda” que viró la embarcación española. Bouzán y Martín se lamentaban en la meta. “Nos faltaron diez días de acoplamiento. En dos horas estaremos más contentos”.
En K2 femenina, la victoria fue para las españolas Irati Osa y Arantza Toledo (una hora, 17 minutos y 31 segundos). “Hemos marcado un ritmo muy alto desde el principio. Ya en el tercer kilómetro vimos que, si lo manteníamos, ganábamos”, decían las recientes campeonas de Europa de Maratón. La mayor sonrisa del podio y las mayores muestras de alegría fueron las de Javier Sánchez. 24 años y natural de Cangas de Onís, completó la carrera en una hora, 14 minutos y 47 segundos y venció en K1 masculino: “Emocionado de ganar en casa. Lo había soñado mil veces desde que empecé a remar con 8 años. Sabía que iba primero y que llevaba algo de distancia, pero te entran las dudas y yo por si acaso apretaba todo lo que podía”, decía. La sudafricana Christie Mackenzie, que debutaba en la prueba, también estaba exultante. Tanto, que se bajó del podio antes de que sonara el himno de su país. Completó los 20 kilómetros en una hora, 25 minutos y 9 segundos. “La salida ha sido una locura, muy impresionante. Lo más difícil fue sortear tanto palista”, decía. A un metro de ella, Urban y Candy añadían: “Es que no hay otra carrera en el mundo como el Sella”. Desde París y a través de un audio de whatsapp, el presidente de la Federación Española de Piragüismo, Javier Hernanz, recordaba que “el Sella es la competición deportiva más vista en directo en España”.
Finalizada la entrega de trofeos, Juan Manuel Feliz, presidente del Comité Organizador, celebraba “el gran éxito de esta edición. Ha sido espectacular en lo deportivo y multitudinaria en lo festivo”. Adrián Barbón, presidente del Principado, calificaba el Sella como “la gran fiesta de Asturias” y destacaba la “vinculación de Asturias con el piragüismo, deporte por el que apostamos con fuerza y ahí está el resultado: todo el podio de K2 femenino, de la selección española, con el lema Asturias, paraíso natural”.
Más de 50 minutos después de que Urban y Candy cruzaran la meta, aún seguían llegando deportistas a la meta. Cruzaban bajo una pancarta publicitaria que decía “Vienes por las piraguas. Te quedas por la folixa (fiesta en asturiano)”. Durante muchos años, un alto porcentaje de los asistentes venía por la fiesta y no veía ni una piragua durante su estancia. Visto el crecimiento, la emoción y la pasión en torno a las últimas ediciones del Sella, no sería extraño que el lema pasara a ser capicúa.
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