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La igualdad salarial en el Mundial: la gran deuda pendiente del fútbol

A pesar del éxito de audiencia y asistencia al Mundial, las diferencias en las condiciones laborales entre las selecciones masculinas y femeninas siguen siendo muy grandes

Aficionadas de Australia ven el partido contra Dinamarca en la 'fan zone' de Melbourne.
Aficionadas de Australia ven el partido contra Dinamarca en la 'fan zone' de Melbourne.HANNAH MCKAY (REUTERS)
Irene Guevara

El Mundial de Australia y Nueza Zelanda ha reventado récords. Ha aumentado exponencialmente sus espectadores y su impacto. Ha puesto en el foco de interés el fútbol jugado por mujeres. Y también ha logrado que se alcancen sueldos más elevados, aunque aún insuficientes. La FIFA repartirá unos 140 millones de euros entre jugadoras, federaciones y clubes. El triple que en el anterior Mundial y 10 veces más que en el de 2015. Pero aún nada que ver con los 404 millones que repartió en el Mundial de Qatar, en 2022.

España se ha asegurado, al pasar a la final, casi tres millones para la federación, cerca de 180.000 para cada jugadora. En caso de alzar la Copa del Mundo, las cifras aumentan: casi cuatro millones para la federación y 248.000 para cada campeona. Lo que queda, todavía, algo lejos de los números de Qatar, de los 38,5 millones que se embolsó la federación argentina y los 340.000 que ganó cada uno de sus jugadores. Las cifras remiten a un nuevo modelo de distribución económica que anunció la FIFA para las federaciones, con fondos específicos para las jugadoras que, según su presidente, Gianni Infantino, tienen un salario medio de “aproximadamente, 13.000 euros”.

Mientras la FIFA mejora las condiciones y España avanza sobre el campo, hace un año la Roja femenina daba un paso importante en los despachos. Lejos, aún, de la masculina. La federación ha repartido 15.000 euros dentro del plan de conciliación a cada una de las jugadoras para que viajasen sus familiares o amigos al Mundial. La RFEF prometió el año pasado, además, que igualaría los porcentajes de las primas para la selección femenina y la masculina, lo que no significa necesariamente cobrar la misma cantidad puesto que no generan lo mismo. “El dinero que llega a las categorías femeninas es muy inferior al que llega a los chicos”, confirmó en su día Luis Rubiales, presidente de la Federación.

Por otro lado, también aseguraron mejoras en las condiciones de trabajo y regularizar los derechos de imagen que recibirían las futbolistas, que según Rubiales ya mejoró un 20% y se esperaba alcanzar el 80% en 2027.

La selección masculina de Luis Enrique pactó unas primas de 400.000 euros por futbolista, independientemente de los minutos disputados, en caso de ganar el Mundial. Los jugadores convocados, además, recibieron una retribución fija por partido cifrada en 25.200 euros por futbolista, algo impensable en la selección femenina. Es más, aún no se conocen las primas que recibirán las futbolistas por parte de la RFEF en caso de ganar la final de este domingo, ni siquiera confirma la Federación si se han pactado previamente.

En España, el salario mínimo de la Primera masculina para la próxima temporada es de 186.000 euros anuales, mientras que en la femenina la renta mínima es de 16.000. Según FIFPRO, el 47% de las mujeres no cobran por jugar al fútbol, y solo el 10% tiene un salario digno que le permite subsistir con el deporte.

La diferencia no proviene del desinterés de las audiencias, como se llegó a justificar desde diferentes frentes. Precisamente, este Mundial ha roto récords. A un mes de la competición, los cinco grandes mercados de Europa —España, Alemania, Francia, Inglaterra e Italia— no contaban con los derechos de retransmisión. El motivo: ofertas excesivamente bajas para la FIFA. “Esto es una bofetada en la cara de las grandes jugadoras y, de hecho, de todas las mujeres del mundo. Es nuestra obligación moral y legal no vender por debajo de su valor”, explicaba en mayo Infantino.

Los argumentos de las cadenas: horarios matinales complicados y dificultad para obtener retorno. Si bien, por los derechos de retransmisión del Mundial de Qatar, TVE pagó 32 millones, aunque solo ingresó más de un millón. Y en los Juegos de Tokio, que se disputaban en un horario similar al de este Mundial, TVE invirtió 57 millones. Nada comparado con la cantidad ridícula que pretendía ofrecer para el Mundial femenino: un millón. Aunque ni siquiera llegó a hacer una oferta formal. De ahí que Infantino insistiera y pidiera a los medios “que ofrezcan cantidades justas por el fútbol femenino, no solo por el Mundial”. Finalmente, se llegó a un acuerdo con la Unión Europea de Radiodifusión para que el torneo fuese televisado.

El resultado para las televisiones: audiencias históricas para el fútbol jugado por mujeres. La semifinal de España contra Suecia tuvo una media de 1.921.000 espectadores, el 45,5% de la cuota, con un minuto de oro que alcanzó el 53,6% y picos de hasta 3.755.000 telespectadores. Cifras que aún no alcanzan en España a las del Mundial masculino: el partido de octavos de la Roja contra Marruecos en Qatar lo siguieron una media de 9,8 millones de espectadores (el 60% de la cuota). En cambio, en Australia, la semifinal de las Matildas (la selección femenina australiana) se convirtió en lo más visto en su historia, con más de 11 millones de espectadores en un solo canal, mientras que en China se logró el máximo de espectadores contra Inglaterra: 53,9 millones.

El éxito de las retransmisiones

No solo las retransmisiones han destrozado registros. Según la FIFA, la comunicación digital y la venta de entradas también han alcanzado otra dimensión. Un promedio de 25.476 aficionados asistieron a los primeros 48 partidos, lo que supone un 29% más respecto a 2019. Hasta el ecuador del torneo, se habían vendido más de 1.715.000 entradas y 2.000 millones de telespectadores habían disfrutado de los partidos.

Las audiencias responden al interés público, a pesar de que muchas selecciones aún mantienen diferencias abismales entre su sección masculina y femenina. Noruega, Dinamarca o Estados Unidos abrieron camino para la igualdad salarial. Ada Hegerberg, futbolista noruega, renunció a jugar con la selección en 2017 para forzar el cambio. “El fútbol es el deporte más importante de Noruega para las niñas y lo ha sido durante años, pero las chicas no tienen las mismas oportunidades que los chicos”, declaró la primera ganadora del Balón de Oro. Ese año, Noruega alcanzó un acuerdo para que ambas selecciones cobrasen lo mismo y, a diferencia de España, en el país escandinavo se pagan salarios anuales. Pero es en Estados Unidos, que alcanzó la igualdad entre las selecciones en febrero de 2022, donde se encuentran las futbolistas mejor pagadas del mundo, según Forbes. En el top 10, gobernado por Alex Morgan y Megan Rapinoe, se cuela en tercer puesto la única no estadounidense: Alexia Putellas, dos veces Balón de Oro.

Otras federaciones como las de Finlandia, Dinamarca, Países Bajos, Inglaterra, Australia, Nueva Zelanda, Brasil e Irlanda también han alcanzado acuerdos para la igualdad salarial entre sus selecciones. Pero no todo es el salario, también la igualdad de recursos, la calidad de las infraestructuras y las mejores condiciones de trabajo. Para el presidente de la FIFA aún queda mucho por hacer: “Necesitamos que participe todo el mundo. Necesitamos a las agencias de la ONU, a los gobiernos e instituciones, a los patrocinadores y medios de comunicación. Ellas tienen la capacidad de cambiar las cosas. Hay que hacer más fuerza, aprovechar este momento, seguir soñando y apostar por una igualdad absoluta”, concluía Infantino.

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