La belga Kopecky, primer maillot amarillo del Tour femenino

Todo gira en Clermont-Ferrand alrededor del Puy de Dôme, como el recorrido que abre el Tour Femmes en un domingo soleado. Hasta el periódico local se llama La Montagne, y de sus puertas salió la primera etapa después de la cuenta atrás televisada en directo. En las páginas del diario local se podía leer una entrevista con la exciclista Marion Rousse, directora de la prueba, en la que dice aspirar a que la carrera cumpla cien años, algo que, salvo milagro genético, ella no verá.

Aunque quién sabe lo que puede pasar dentro de un siglo. Ni siquiera se puede adivinar lo que va a suceder media hora más tarde. Mireia Benito, gregaria por convencimiento propio y con un máster en biología molecular, le decía a la televisión, alegre, entusiasmada por pertenecer al club de las privilegiadas que disputan una gran carrera, que iba a cumplir un sueño cuando se tomara la salida, pero 26 kilómetros más adelante, ese sueño se destroza cuando, en cabeza del pelotón, intenta adelantar por una cuneta inexistente y sufre una mala caída, pese a que la hierba alta la amortigua. Se convirtió la corredora catalana en la primera baja del Tour y tuvo que ser trasladada a un hospital con un collarín cervical en su cuello, aunque consciente, según informaba su equipo.

Como Rousse, como Benito, Lotte Kopecky, con su elegante maillot de campeona de Bélgica, también hablaba antes de la etapa, como tantas otras, pero se mostraba reservada con lo que tenía en mente. “No voy a revelar nuestra estrategia”. Secreto de Estado, aunque el plan suele ser correr más rápido que los demás, tener las piernas más fuertes.

Y después de una etapa controlada desde el pelotón, con mínimos intentos de rebelión, sin esperanza alguna de progresar; con Mireia Benito en el hospital y Marion Rousse en el Skoda rojo número 1 atenta a todos los detalles, Kopecky, ganadora del Tour de Flandes y la Strade Bianche, aprovechó los últimos metros de la única cota de la primera etapa a diez kilómetros de la llegada, para, después del trabajo de desgaste de su equipo, avanzar por la izquierda del pelotón, y sorprender con un ataque seco que nadie respondió. Andaba por allí Mavi García, que hizo un amago pero se quedó en nada. Tomó ventaja la belga, varias veces campeona mundial de pista, nadie se entendió atrás y se vistió de amarillo. Su compañera Lorena Wiebes, primera en la llegada del grupo, levantó los brazos, pero no se equivocaba. Sólo celebraba el éxito de Kopecky frente a un grupo en el que llegaron las favoritas al triunfo final, entre ellas Demi Volleroing y Annemick Van Vleuten, que corrió durante toda la etapa, bien protegida por sus compañeras del Movistar. En la cabeza también asomaron las españolas Santesteban y García.

La segunda etapa, entre Clermont-Ferrand y Mauriac, de 151,7 kilómetros, tendrá un trazado más accidentado con seis cotas puntuables, la última de ellas, en la de Trebiac, de tercera categoría, está instalada la línea de meta.

Clasificación de la etapa:

Clasificación general:

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