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Un Open Británico muy caro

Scheffler, McIlroy y Rahm pujan por un torneo que defiende Cameron Smith y que reparte el mayor cheque de su historia

Golf Open
Tommy Fleetwood y Rory McIlroy, en Liverpool.PHIL NOBLE (REUTERS)
Juan Morenilla

Tradición, sí. Y mucho dinero también. El Open Británico que comienza este jueves (desde las 7.30 en Movistar Golf) es la unión de dos mundos. No hay torneo con más solera que la cuna del British, cada mes de julio un viaje en el tiempo a los orígenes de este deporte. El regreso al pasado es todavía más largo cuando se trata de Royal Liverpool, el campo que ya acogió esta cita en 1897, uno de los cuatro únicos recorridos, junto a Saint Andrews, Muirfield y Royal Saint George’s, que ha sido sede del Open Británico en tres siglos diferentes.

En esta catedral el legado es eterno. Pero también entre sus vientos y dunas se vive una revolución. Si una parte del tiempo se detiene en Liverpool, otra vuela al futuro. Al de esa próxima e incierta unión entre los circuitos americano y europeo y LIV Golf, la Liga saudí, después del mayor terremoto que ha azotado nunca este deporte. Como símbolo de esta nueva era, en juego no solo está la gloria de levantar la mítica Jarra de Clarete, sino el mayor premio económico que haya entregado en su historia el grande británico en 151 ediciones: un cheque de tres millones de dólares solo para el ganador, una bolsa de 16,5 millones a repartir entre todos, un aumento del 18% respecto al botín del curso anterior. Tradición, sí. Y mucho dinero también.

Sobre el verde, el último grande de la temporada reúne a lo mejor de los dos ejércitos. Scottie Scheffler, Rory McIlroy y Jon Rahm, los tres primeros en el ránking mundial, tres hombres del PGA Tour, encabezan el listado de favoritos junto al defensor del título, Cameron Smith, bandera de LIV Golf. El australiano tocó el cielo hace un año en el templo de Saint Andrews, precisamente superando en la última ronda a McIlroy. Smith todavía se enrolaba entonces en el circuito estadounidense, pero cambió de camiseta como número dos mundial justo después de atrapar el santo grial. Junto al Big Three del golf que hoy forman Scheffler, McIlroy y Rahm, son los cuatro beatles de Liverpool.

Scheffler es un metrónomo en la élite. En los siete últimos torneos que ha disputado no ha bajado del quinto puesto, una regularidad de acero que le atornilla como número uno mundial. Su juego de tee a green no parece mostrar fisuras, e incluso sin su golf más brillante es capaz de pujar por las victorias. Su peor resultado este año ha sido un 12º puesto en el Genesis, venció en el Players y en el Open de Phoenix, y desembarca en el British con un bronce en el Open de Escocia bajo el brazo.

De tierras escocesas llega lanzado McIlroy. Allí abrochó un triunfo reparador que selló con dos birdies en los dos últimos hoyos del campeonato para remontar y derrotar por un golpe a Robert MacIntyre. El foco vuelve a estar puesto en el norirlandés en esa extensa búsqueda de su quinto grande: el anterior es el PGA de 2014, el curso en el que triunfó también el Open que precisamente se celebró en Liverpool. Aquel año se impuso con dos impactos de renta sobre Rickie Fowler y Sergio García y a los 25 años se convertía en el primer golfista europeo con tres grandes diferentes.

La herida que supuso perder el Open Británico de 2022 en Saint Andrews aún sigue abierta, y de ahí que el bingo en Escocia sea un subidón anímico para un jugador que en los momentos de trance, con seguridad y confianza, es capaz de las mejores actuaciones. El curso pasado rozó la redención en los cuatro grandes, en los que coleccionó cuatro puestos entre los 10 mejores, y ahora en Liverpool tiene la última oportunidad de la temporada para celebrar esa ansiada quinta corona.

McIlroy compartirá ronda con Justin Rose y con Jon Rahm. Con el español vivirá un mano a mano entre colosos. Rahm es el mejor jugador del curso en promedio de birdies (suma 256 en 55 rondas). Los dos ases se unen a Scheffler, Smith y otro buen puñado de aspirantes a un Open rebosante de historia y también de dólares.

Ocho españoles pero sin Sergio García

Jon Rahm lidera a una Armada que completan otros siete españoles: Pablo Larrazábal, Jorge Campillo, Adri Arnaus, Adrián Otaegui, Nacho Elvira, Alejandro Cañizares y Josele Ballester. Este último es un golfista amateur de la misma universidad estadounidense en que se forjó el vasco, Arizona State, y con 19 años acaba de formar parte del equipo español campeón del Europeo masculino. 
La pandilla española supone la participación nacional más numerosa en este siglo, la mayor desde la misma cifra de jugadores en 1996 en Royal Lytham, y a solo una del récord en el British, los nueve concursantes de 1991 en Royal Birkdale.
Curiosamente falta el gran clásico, Sergio García, a quien la falta de puntos en la clasificación mundial por su alistamiento en la Liga saudí ha dejado fuera de un Open Británico por primera vez desde 1997. Su ausencia es otro síntoma de esta época de grandes cambios que también puede dejarle sin billete para la Ryder. La tradición a veces se derrumba.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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