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El Tour en Bilbao: 30 años de gestiones y una afición muy “flamenca”

Políticos, empresarios y deportistas vascos creen que esta ‘Gran Depart’ es un reconocimiento a su pasión por el ciclismo

Jon Rivas
Tour de Francia
Corredores del equipo INEOS, tomando ayer un café en Bilbao.Michael Steele (Getty Images)

“Se ensalza a la afición flamenca, o a la danesa, que nos sorprendió el pasado año. Pero todos sabemos que la mejor afición es la vasca”. Habla Christian Prudhomme, el director del Tour. Ha visto carreras en decenas de países, pero como periodista, en su primera incursión como locutor de la Grande Boucle en la televisión francesa, se quedó impresionado por la marea naranja y las centenares de ikurriñas el día que Roberto Laiseka ganó en Luz Ardiden. Fue en 2001. “La gente de aquí tiene algo específico, que es conocer muy bien el ciclismo, a los campeones, la historia o las carreras. No solo vienen a aplaudir, conocen a los campeones y eso es genial”, apunta en una entrevista.

Es una sensación muy extendida. Para el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, las razones de la llegada del Tour al País Vasco se relacionan con las manifestaciones de Prudhomme: “Es un reconocimiento, porque es evidente que el Tour no viene solo por dinero a Bilbao. No viene solo porque es un emplazamiento de moda, sino porque en Euskadi está probablemente la mejor afición ciclista del mundo, la que llena las carreteras junto con los flamencos”, asegura. Y añade: “Yo creo que es un reconocimiento y un premio a esa afición”.

Prudhomme destaca también la insistencia de las autoridades vascas por empeñarse en que Euskadi sea el epicentro de la salida del Tour. “Llevan 30 años intentándolo, desde que salió de San Sebastián en 1992″. Miguel Madariaga, el profeta del ciclismo vasco según L’Equipe, fue uno de los que más insistió, primero para llevar al Euskaltel al Tour; después para que el Tour se acercara a Euskadi. “Para nosotros es lo máximo que la carrera empiece aquí, sobre todo, por la afición que tenemos”, asegura.

En el País Vasco, el sentimiento por la salida desde Bilbao de la carrera ciclista más importante del mundo es de orgullo. “Yo me siento así, muy orgulloso”, afirma el futbolista Mikel Balenziaga, que este viernes mismo dejó de pertenecer al Athletic y busca equipo. “Estoy contento de ser futbolista, pero además soy un friki del ciclismo. Quedo con mi primo, que es otro loco, para comentar carreras o hablar de ciclistas”. Y apostilla: “Iré como aficionado a ver la primera etapa, ya he estudiado por dónde pasa en Berango”, el pueblo donde reside, “para poder estar”. Ha sido padre hace 15 días, mucho lío en casa, y tenía invitaciones para poder seguir la carrera en un coche, como ha hecho en la Vuelta a España, aquí y cuando jugaba en el Valladolid. Como no podrá, al menos, quiere verlo en la cuneta.

Una digestión aún más positiva

Según Begoña Marañón, directora regional de la Cadena SER en Euskadi, “se trata de un acontecimiento de unas dimensiones tan grandes” que todavía nos falta perspectiva “para valorar el alcance de su repercusión”. La periodista donostiarra asegura: “Seguiremos hablando durante años del Grand Depart de 2023, y me atrevo a decir, conociendo el prestigio de la marca Tour, que la digestión será aún más positiva de lo que pensamos”. Apunta Marañón: “Ponemos a Bilbao y al conjunto de Euskadi en el mapa deportivo mundial”, añade.

Todas las voces apuntan en la misma línea. Para Aitor Elizegi, expresidente del Athletic y empresario en el sector de la hostelería, “Euskadi tiene en su ADN tres deportes: la pelota, el fútbol y el ciclismo. Con esta salida en Bilbao demostramos la capacidad que tenemos de gestionar estos eventos y ser parte del Tour”. Begoña Marañón también cree que la relación entre los vascos y el ciclismo es especial. “Hoy escuchaba una estadística del Instituto Vasco de Estadística que habla por sí sola: los vascos gastamos el doble que los ciudadanos del resto del Estado en la compra y acondicionamiento de bicicletas. Aquí la bici va más allá del deporte, es un modo de relacionarnos con nuestro entorno”. Y hace una confesión en clave personal: “Yo misma he pasado la noche en un autobús para aplaudir a Indurain en los Campos Elíseos, son cosas que no se olvidan”. Por eso, asume, que la afición en Euskadi estará a la altura. “Nos acordaremos del Tour, pero seguro que el Tour también se acordará de nosotros”.

El taxista de Mungia

Andoni Ortuzar insiste en que la salida del Tour es también una oportunidad única: “Pocos eventos hay en el mundo que proyecten tanta y tan buena imagen como la que proyecta el Tour, que va a estar tres días por nuestros parajes y que hará que todos los rincones por los que pase se vean por televisión”. En definitiva, “es una combinación de reconocimiento y también de oportunidad para nuestro país”. Y remata: “Los vascos y las vascas somos bastante banderizos en el deporte, pero si en algo tenemos una unidad y somos todos uno, es en el ciclismo”.

El hombre más satisfecho con la llegada del Tour al País Vasco es, sin duda, Miguel Madariaga, el taxista de Mungia que convirtió su sueño de llevar un equipo vasco al Tour. “Estoy contento, y mucho, porque nos lo hemos merecido, y veo, además, que la gente reconoce el esfuerzo”.

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