Mikel Landa ante el Tour de Francia: “El ciclismo es un deporte literario”
Entrevista al ciclista vasco en vísperas de que empiece a disputar la ‘grande boucle’ que sale de Bilbao: “El deporte te enseña que no todo es ganar”
Como si los 12 apóstoles fueran todos evangelistas, 12 que escriben (entre ellos, este periodista) le han escrito un libro a Mikel Landa (Landismo, ediciones Libros de Ruta), y no es la historia de su vida sino la apología de sus hechos ciclistas, el encomio de su alma. Pocos ciclistas han gozado en su vida de unos fieles que le depararan tamaño tratamiento mesiánico, por exagerar un poco, y muchos menos en vísperas de un Tour de Francia del que quieren ser protagonistas y que sale a media hora en bici de su casa. El que sale el sábado de San Mamés, en Bilbao, será el sexto Tour del ciclista de Murgia (Álava), de 33 años, el primero desde su cuarto puesto en 2020. “Entre otras cosas, el ciclismo te enseña que no todo es ganar”, dice Landa, que ha ganado etapas en el Giro y en la Vuelta, pero no en el Tour. “Se puede sobrevivir en este mundo teniendo otras cualidades”.
Pregunta. Su compañero de equipo, Pello Bilbao, dice que siente muchísima presión porque el Tour pasa por su pueblo, Gernika, y se siente obligado a intentar algo extraordinario… ¿Tiene usted el mismo sentimiento de agobio?
Respuesta. Bueno, yo tengo ganas de que empiece el Tour. La semana previa es estresante porque todo el mundo te quiere desear suerte, porque tú quieres que vaya todo perfecto, no cansarte, no estar de pie, que no haya contratiempos, pero al mismo tiempo me apetece mucho también disfrutar de lo que va a ser una salida del Tour de Euskadi, de la fiesta ciclista que va a ser esto, y tengo muchas ganas de también poderlo disfrutar.
P. Por su pueblo no pasa, ¿no? Una responsabilidad menos…
R. No, pasa cerca, por Legutiano, y luego sale una etapa de Vitoria que será casi como salir de casa.
P. ¿Qué significa para usted que le hagan un libro como el que le han hecho?
R. Es un halago, ¿no? Sentirse querido nos gusta a todos y, bueno, que te lleguen ese cariño y ese reconocimiento, pese a ser alguien que me considero muy normal, pues la verdad es que halaga mucho.
P. Se considera muy normal, no tiene muchas victorias, pero le quiere una afición única…
R. Sí, sí. Nos han criado haciéndonos creer que si no ganas parece que no vales para esto o que ganar es lo máximo a lo que se pueda aspirar. Y yo creo que, entre otras cosas, el ciclismo te enseña que no todo es ganar. Que se puede también sobrevivir en este mundo teniendo otras cualidades.
P. ¿Importa más la forma de correr, entonces, el gesto?
R. El ciclismo, bueno, podemos decir que es un deporte literario. Durante años se cuentan historias y batallas que han pasado, hazañas, desgracias... Más que victorias. Al final, las victorias son victorias, son números, pero cómo se han conseguido o qué ha pasado, es otra cosa. En una carrera hay cosas que interesan más y que llenan más que las victorias y que le llegan a la gente.
P. ¿Cuándo corre piensa en eso, en hacer algo que después, pasados los años, un padre le contará a su hijo como a usted, de niño, le contaba su padre historias de ciclistas?
R. Bueno, no salgo con ese objetivo. Al final, si no, se me complicaría mucho la carrera o la trayectoria, pero sí que es cierto que, bueno, sin querer, por mi carácter o por mi forma de ser, han ido pasando cosas anecdóticas que van a quedar más recordadas que cualquier victoria.
P. La mayoría de los ciclistas a los que se pregunta viven muy ajenos a las raíces, indiferentes a la historia de su deporte…
R. Sí, pasa mucho, ¿no? Somos muchos corredores con perfiles muy diferentes cada uno. Yo creo que el ciclismo nos ha llegado a la vida de una forma diferente a cada uno. Y siempre hay tiempo para engancharse al ciclismo… no quiero decir el ciclismo verdadero, porque cada uno tiene una visión del ciclismo, pero la épica del ciclismo antes o después te llega. A los jóvenes les acaba siempre picando el gusanillo, aunque parezca que no.
P. También decía Pello Bilbao que dentro del Bahrein, su equipo, la cosa estaba clara, él buscaría ganar etapas y usted resistiría por la general. Eso es un poco un castigo, ¿no?
R. Sí, sí, un poco el equipo tiene ese planteamiento, dejarme a mí la general y luego, pues, con Pello y otros corredores, como Mohoric o Fred Wright, pues también pelear etapas. La general será muy complicada. Parece que Pogacar y Vingegaard están un paso por encima del resto, y los demás, pues, a pelear. Será una pelea también bonita para esa tercera plaza del podio. Pero, bueno, veremos. El Tour es caprichoso, el ciclismo es caprichoso y esto puede dar muchas vueltas. Hemos visto todo el año que cuando atacan Vingegaard o Pogacar la gente corre para ser segundo o tercero. Y ellos se aprovechan de eso, porque saben que una vez que abren el hueco, por detrás la gente no se une entre ellos. Tengamos más ambición y, bueno, hasta que no esté clara esa superioridad, peleemos por tener todavía opciones y que sea una carrera un poco más loca.
P. ¿Cree que tendrá paciencia suficiente para no saltar un día, pasar de la general, darle gusto a la afición y lanzarse a la aventura?
R. Me apetece disfrutar mucho. Esta primera parte del año también he disfrutado bastante. Y bueno, quizás no hay que esperar a hacer un quinto o un sexto en la general. Quizás hay que pensar en un podio o nada. Entonces, sobre la marcha, mi idea es hacer una buena general, pero sí que es cierto que me quedan pocos Tours y quiero hacer algo que me llene. Hay que pensar en el podio o, si no, en una etapa o algo diferente.
P. En los nueve primeros días van a subirse Soudet (quinta etapa), Tourmalet (sexta) y Puy de Dôme (novena). Ya muy pronto tendrá claro a qué puede aspirar…
R. Sí, eso es. La primera semana me dejará una idea de cuál puede ser mi camino a seguir en el Tour. Así que por esa parte está muy bien.
P. Hace 70 años, el primer ídolo del ciclismo vasco, Jesús Loroño, se proclamó rey de la montaña después de ganar una etapa en Cauterets, donde termina este año la sexta etapa. ¿Eso le da tentaciones?
R. Los Pirineos son especiales para cualquier corredor vasco. Quizás sea pronto para la carrera, pero sí, pues, la etapa que tiene el Tourmalet y termina en Cauterets puede ser un día especial.
P. Antes de los Pirineos, el Tour pasará este año por Nogaro, La Bastille d’Armagnac, los pueblos en los que vivió Luis Ocaña 50 años después de que ganara el Tour. ¿Esas cosas las piensa cuando llega la etapa a un pueblo, aquí pasó esto, aquí este hizo aquello?
R. Bueno, sabes de batallas que ha habido, ¿no? Pero es difícil comparar épocas. Al final, lo que podía suponer el Puy de Dôme cuando corría Ocaña, pues quizás hoy en día no marque esas diferencias. Es difícil comparar, pero bueno, siempre te gusta saber qué ha pasado antes por ahí.
P. En la Dauphiné, hace un par de semanas, usted no marchaba muy bien. Para tranquilizar a la afición, ¿aquello fue un accidente?
R. Llegué justo de forma. En Lieja me puse enfermo y el parón posterior tuvo que ser un poquito más largo. Pero es una carrera dura, exigente y aunque el nivel ahí no fue bueno, el ritmo de la carrera me dejó muy bien.
P. El otro español grande habitual del Tour, Enric Mas, tampoco estuvo muy allá en la Dauphiné y la gente empieza a decir, que venga Ayuso, que venga Ayuso. No sé si le ha llegado a usted esa voz...
R. Sí, bueno, por mi parte, pueden estar tranquilos, que la condición es buena.
P. ¿De qué color le verá la afición en 2024? ¿Seguirá en Bahrein?
R. Pues todavía no tengo ni idea. Está siendo un año un poco raro también respecto al mercado. Voy a ir al Tour todavía con los deberes por hacer. A día de hoy, Bahrein no me han hecho ninguna oferta y no sé, no tengo mucha esperanza.
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