Laporta buscaba con su discurso ganar tiempo para evitar una sanción de la UEFA
En un contexto de ruina económica del club, el presidente del Barcelona reclama la presunción de inocencia para no ser excluido de las competiciones europeas mientras no exista sentencia judicial
Sin aliados en España, después de dinamitar la relación con el presidente de LaLiga y tras distanciarse del Real Madrid, Joan Laporta miró a Europa. En más de dos horas de comparecencia, el presidente del Barcelona no ofreció explicaciones sólidas para justificar el pago de 7,3 millones entre 2001 y 2018 a empresas relacionadas con el entonces vicepresidente del Comité Técnico Arbitral, José María Enríquez Negreira. Sin embargo, buscó tender un puente con la UEFA. No fue casual la actitud del máximo directivo azulgrana. Distanciado del organismo europeo desde que el Barça se atrincheró junto al Madrid y la Juventus en la creación de la Superliga, Laporta apostó por la vía del diálogo con Aleksander Ceferín, el presidente de la UEFA. Por eso reclamó y se aferró el presidente del Barça a la presunción de inocencia. Un llamamiento a la UEFA a respetar los tempos de la justicia ordinaria para ganar tiempo y poder así regatear la posible sanción que agudice, aún más, su delicada situación deportiva y económica.
Desde Europa, por ahora, no hay más respuesta que la que hace unas semanas ofreció Ceferín. “Me parece que se trata de uno de los casos más graves en el fútbol desde que me ocupo de él”, subrayó Ceferín semanas después de que la Cadena Ser destapara el Caso Negreira. Desde 2007 que la UEFA puede sancionar “cualquier actividad dirigida a arreglar o influir en el resultado de un partido a nivel nacional o internacional”. El castigo puede alcanzar el año de suspensión. Sin demasiados rodeos, el pasado 22 de marzo, el organismo europeo anunció el inicio de una investigación por parte de su panel de Ética y Disciplina.
De entrada, el Barcelona no se pronunció sobre la investigación que había iniciado la UEFA. Hasta este lunes, que Laporta destacó la actitud del máximo organismo europeo de fútbol. “Tebas se ha encargado de poner más leña al fuego y hacer que la UEFA participe del linchamiento sin juicio que se le está haciendo al Barça”, expuso Laporta. Acto seguido, matizó: “En un primer momento, el señor Ceferín hizo unas manifestaciones al estar nosotros promoviendo la Superliga también, pero le reconozco la prudencia que obliga el cargo”.
La posible sanción al Barcelona no solo provocaría un descalabro deportivo –el Barça ya se quedó fuera en la fase de grupos de la Champions League en las últimas dos temporadas–, sino que debilitaría más la marca Barça, al mismo tiempo que le privaría de los 40 millones de euros que el club azulgrana presupuesta cada temporada por alcanzar los cuartos de final de la Liga de Campeones. Implicaría un agujero económico. Otro más que se sumaría a la pérdida de casi 100 millones que le generará a la entidad azulgrana la mudanza al Estadio Olímpico de Montjuïc una vez que comiencen las obras en el Camp Nou el próximo verano.
“Los inputs que tengo de la UEFA es que esto está ‘subjudice’ y como estoy convencido de que el Barça quedará eximido porque no hay corrupción deportiva seguiremos compitiendo con normalidad”, expuso Laporta. Ocurre, sin embargo, que hay precedentes de sanciones de la UEFA a clubes por corrupción. El Fenerbahçe turco primero fue excluido por un año y posteriormente sancionado con otros dos por un asunto de amaño de partidos. Lo mismo le ocurrió al Skenderbeu albanés. El reglamento de la UEFA también prevé que pueda haber sanciones extrapolables a las competiciones nacionales como la pérdida de puntos o el descenso de categoría, pero de esto no hay precedentes. “Estoy convencido de que esto no sucederá, sería un hecho sin precedentes con un club del nivel del Barcelona al que se está linchando sin haberlo juzgado. Se están validando hipótesis falsas, y esto también lo sabe la UEFA. Estamos en contacto con ellos, se lo hemos explicado”, concluyó Laporta. No dio argumentos ni explicaciones convincentes basadas en el tan esperado informe de una auditoría externa, simplemente ganó tiempo. Laporta y el Barcelona aguardan al juicio que deberá resolver si hubo o no corrupción deportiva en el caso Negreira.
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