El Rayo y el Athletic, sin profundidad
Dimitrievski y Agirrezabala mantuvieron a cero sus porterías ante la impericia de los delanteros rivales
El empate en Vallecas retrata a los contendientes. Ni Rayo ni Athletic supieron encontrar los caminos fáciles hacia la portería contraria. Se produjeron escarceos, alguna escaramuza en el área, pero poco remate como para que la producción se tradujera en goles, así que Dimitrievski y Agirrezabala sellaron la portería, casi un homenaje a Iribar, que sin embargo siempre dijo que el gol es lo más importante del fútbol.
El Athletic ahogó la salida del Rayo, presionando muy arriba. Sancet, Guruzeta, y sobre todo, Dani García, salían como lobos hambrientos cada vez que el equipo de Iraola quería pegar un par de pases en su propio campo, así que la pelota les duraba poco a los rayistas y era el equipo bilbaíno el que controlaba la situación e intentaba jugar rápido por las bandas, con Berenguer y Nico Williams, aunque anda algo escaso de finura el grupo de Valverde y le cuesta elegir las mejores opciones cuando el balón se acerca a las zonas calientes en las que se resuelven los partidos.
Pese a todo, parecía el Athletic llevar el control de las operaciones, con un Rayo demasiado acelerado en el que solo Isi parecía darle un poco de sentido al juego. Aunque Dimitrievski solo intervino a la media hora en un saque de córner, para desviar dos veces los remates de Guruzeta y Sancet, la hierba de su área se pisaba más que la de Agirrezabala, que se inquietó en un remate de Álvaro desde fuera del área que golpeó en el palo. Fue la única vez que, de verdad, pudo hacer daño el Rayo durante la primera parte.
Luego, para el Athletic, Zárraga disparó alto desde la frontal y Guruzeta remató mal un buen centro de Nico Williams para ampliar el escaso historial generado entre los dos equipos en una primera parte dinámica pero con menos profundidad que los hoyos de un campo de golf.
Algo no le debió gustar a Iraola, que antes del pitido final ya se había marchado al vestuario, tal vez para cambiar cosas, y de hecho, cambiaron en el regreso al campo de los equipos. Se apagó el Athletic, se activó el Rayo, y empezó a jugarse un partido distinto. A los madrileños les cundía más la presión y los bilbaínos acusaron la transformación de su rival. A Sancet le costaba más darse la vuelta y las bandas no fluían como un rato antes.
Pese a todo, las mejores ocasiones fueron del Athletic. Nico no llegó a un remate a un centro de Berenguer, y el extremo navarro tampoco acertó en un contragolpe claro en el que estrelló su disparo contra el lateral de la red.
Solo cuando salió Raúl De Tomás se aclaró la delantera rayista, con dos acciones suyas. La primera, al desviar un disparo de Álvaro. Agirrezabala estuvo rápido en su reacción para atajar el remate. Luego chutó desde fuera del área y el portero del Athletic mandó la pelota a la esquina.
Sin embargo, pudo ganar el Athletic en el descuento, cuando con el Rayo lanzado, Balliu perdió un balón, se lo llevó Sancet, sirvió a Nico Williams en el área, y el pequeño de la saga disparó duro pero al larguero. Casi se acaba el partido ahí, pero Melero, el árbitro, quiso poner su toque cuando expulsó un minuto después a Sancet en una acción que midió más por las volteretas de Ciss que por la gravedad de la jugada, una entrada lateral en la que apenas hubo contacto. El árbitro se apunta una más para la hinchada estadística de tarjetas rojas de la Liga, en comparación con el resto de Europa, y le deja al Athletic sin uno de sus puntales para enfrentarse al Barcelona.
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