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Martin Odegaard comanda la Premier

El noruego pasa de perder la ficha en el Real Madrid a ser el jugador que más evoluciona en Europa y el más influyente del Arsenal, líder de Inglaterra

PREMIER LEAGUE
Odegaard conduce el balón ante Onana y Gueye, del Everton, el día 4.PAUL ELLIS (AFP)
Diego Torres

”Adoraba a Isco”. La confesión, pronunciada en The Players Tribune esta semana, resume el aturdimiento que experimentó Martin Odegaard cuando con 16 años expuso la razón que le llevó a elegir el Real Madrid como destino. Para el noruego, Cristiano, Benzema, Modric o Toni Kroos eran personajes secundarios. El futuro —lo mismo que a su ídolo— le reservaría una larga serie de tragos amargos. Seis años más tarde, en el verano de 2021, Carlo Ancelotti le comunicó que el club daba preferencia a ocho jugadores en su posición: era el noveno mediapunta del equipo por detrás de... Isco. Sin ficha ni esperanza de volverse a poner la camiseta blanca, resolvió ir traspasado al Arsenal, club decadente que no jugaba la Champions desde 2016 y que, gracias a su intervención, hoy es líder de la Premier.

El tópico más manido y falso del fútbol está en boca de todos los entrenadores: los esquemas tácticos son “solo números”, dicen, algunos en un intento por confundir adversarios, otros porque así se ahorran explicaciones. Si el reparto de funciones y espacios fuera irrelevante, con el actual 4-3-3 del Arsenal, Odegaard seguiría siendo el mismo mediapunta de brillantes apariciones esporádicas que la temporada pasada se esforzaba por no desengancharse del tren de los partidos, encorsetado como vivía en el 4-2-3-1. La realidad es menos esotérica. La desvela un técnico que trabaja para el club de Londres bajo la condición del anonimato: “Desde que Arteta juega con un 4-3-3, Odegaard se ha convertido en el mejor jugador de la Premier”.

El liderato del Arsenal, que le saca cinco puntos al Manchester City en el campeonato inglés, no se puede desvincular del extraordinario salto cualitativo y cuantitativo que ha protagonizado el noruego en los últimos seis meses. Ningún jugador ha progresado más en Europa esta temporada. Quienes han estudiado su evolución sobre el terreno lo explican en dos factores. El primero es anímico, y se relaciona con la presencia de Gabriel Jesús. El delantero, fichado al City, contagió al vestuario gunner el espíritu incansable que le inculcó Guardiola para afrontar cada minuto de entrenamiento y partido con la máxima energía. El segundo factor es posicional y se explica en la rigidez del orden táctico que el entrenador, Mikel Arteta, imponía al equipo. Hasta el verano, todo giraba en torno al doble pivote que formaban Xhaka y Partey, limitados para iniciar la jugada y, por tanto, limitados para arrimar la pelota a la zona que ocupaba Odegaard por detrás del punta. Con la implantación del 4-3-3, Partey se estableció como mediocentro único y Odegaard y Xhaka se repartieron las tareas de administración del mediocampo, de área a área. La nueva ordenación espoleó la capacidad atlética del jugador —capaz de recorrer 13 kilómetros por partido sin perder lucidez ni cambios de ritmo, en las buenas y en las malas— al tiempo que contrarrestó su tendencia al ensimismamiento obligándole a entrar más en contacto con la pelota.

Sobre la base de tareas prosaicas continuamente repetidas —apoyos, desmarques y pases de mantenimiento— comenzaron a germinar las cualidades excepcionales. Hoy, recién cumplidos los 24 años, el muchacho nacido en Drammen es el futbolista más eficiente en el arte de transformar el gesto plástico en arma competitiva. No hay un jugador más deslumbrante en toda Inglaterra. Sin frivolidades. Cuando la jugada exige hazañas técnicas, su zurda transformada en mano es quirúrguica.

“Esperaba que pudiera mostrar el talento que tiene”, dice Arteta. “Su actitud, su aplicación y su deseo de aprender han sido increíbles. Cuando tienes esos ingredientes normalmente ocurren cosas buenas. Ahora está en un gran momento. Está resolviendo partidos y está teniendo una presencia distinta en el campo”.

“En el Madrid me sentí un extraño, en Londres está mi hogar”

Junto con Gabriel Jesús y Martinelli, Odegaard es el único jugador de la plantilla capaz de crear contextos para que sus compañeros eleven el nivel. Pero a diferencia de los otros dos, él genera espacios mediante maniobras de una sutileza y una hermosura que tiene a los aficionados perplejos. La sorpresa se extiende a las secretarías técnicas de los grandes clubes. A quien no le sorprende mucho la evolución es a Carlo Ancelotti. Según fuentes próximas al entrenador del Madrid, él ya percibió en la pretemporada de 2021 que Odegaard era el mediocampista con mayor potencial de su nómina. Pero por entonces la directiva estaba embarcada en la promoción de Valverde y en el ahorro para el fichaje de Mbappé. El traspaso de Odegaard al Arsenal se completó por 40 millones de euros, 35 de los cuales sirvieron para financiar la llegada de Camavinga.

”Durante mis primeros años en el Madrid me sentí un extraño”, explicó Odegaard en The Players Tribune, recordando la alienación que sufrió entrenándose con el primer equipo y compitiendo con el Castilla. “Jugaba sobre seguro. Me preocupaba más por no fallar que por hacer mi juego. Y la prensa me criticó, caro. No hay término medio en el fútbol moderno; o eres el mejor fichaje de la historia o eres una mierda”.

“Solo puedo agradecer al Madrid por haber apostado por un chaval de 16 años pero necesitaba un lugar donde establecerme”, dijo. “Necesitaba un hogar de verdad. Lo encontré en Londres”.

Martin Odegaard, la orquídea que soñó el madridismo, ha florecido en el jardín de la Premier.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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