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El Real Madrid se reafirma ante el Estrella Roja y al Baskonia le falta energía en Múnich

Tavares y Musa despiertan a tiempo al conjunto blanco, que saca una abultada victoria de su visita a Belgrado (59-79) y se coloca líder de la Euroliga; el equipo de Peñarroya cae ante el Bayern (92-79) y suma su segunda derrota consecutiva

Dzanan Musa celebra una canasta del Real Madrid ante el Estrella Roja este martes.
Dzanan Musa celebra una canasta del Real Madrid ante el Estrella Roja este martes.ANDREJ CUKIC (EFE)
Euroliga jornada 18
Estrella Roja
Estrella Roja
59 79
Finalizado
Real Madrid
Real Madrid

El Real Madrid encontró el camino a tiempo ante el Estrella Roja y sacó una victoria que reafirma al equipo de Chus Mateo en una de las canchas más difíciles de Europa. El 59-79 del marcador final esconde el mal rato que pasaron los blancos en el Pionir ante un conjunto de Dusko Ivanovic, que estaba por delante en el tercer cuarto (42-38), pero que acabó claudicando con un parcial de 8-22 en los últimos 10 minutos. El triunfo coloca al Madrid como el líder de la Euroliga junto con el Mónaco, a la espera de lo que haga este miércoles el Barcelona. El Baskonia perdió la oportunidad de sumarse a los blancos en lo alto de la clasificación tras encajar su segunda derrota consecutiva en la Euroliga, algo insólito esta temporada, ante el Bayern en Múnich (92-79).

Al Real Madrid le dio tiempo de todo en su visita al Pionir de Belgrado. Comenzó decidido a dar un golpe en la mesa. Luego perdió el pulso y los nervios se comieron al equipo, que dejó ir una ventaja de 13 puntos hasta acabar por detrás en el tercer cuarto. Pero llegó la reacción, comandada por un inmenso Tavares (17 puntos, 12 rebotes, tres asistencias y cuatro tapones) y un crecido Musa (19 puntos, seis rebotes y un tapón) y borraron al Estrella Roja del parqué. Incluso hubo un reencuentro especial con viejos amigos. El exiliado Campazzo, que vio el partido desde la grada, bajó al descanso y al final del partido para abrazarse con sus excompañeros.

El Pionir fue una caldera que apretó de lo lindo después de que su equipo se hubiera mostrado muy desacertado en el primer cuarto (16-25). El Madrid era un coloso en la pintura y flotaba con Llull, el Chacho y Musa por fuera. En un santiamén, +13 para los blancos (17-31) tras una acción de 2+1 del bosnio. Ivanovic llamó entonces a los suyos, reorganizó las piezas, y maniató al Madrid con tres pilares fundamentales: los triples de Nedovic (4 de los primeros 5), las manos de Markovic (7 asistencias al descanso) y la fuerza de Petrusev (15 de sus 17 puntos fueron en el segundo y tercer cuarto). El Big Three de los serbios encendió a la grada, que rugía mientras su equipo iba recortando distancias. El Madrid llegó por delante al descanso por los pelos (34-38) y fue presa de la inercia con la que llegaba el Estrella Roja, que comenzó la segunda parte con un parcial de 8-0 (42-38) que hizo saltar hasta a Campazzo. El Madrid parecía perdido, con muchas faltas en ataque que impedían recortar distancias, y la defensa hacía aguas por todas partes.

El partido era una guerra, con los dos equipos luchando cada balón con mucha intensidad. En el fuego de la batalla, los generales del Real Madrid dieron un paso adelante y espabilaron a la tropa. Musa y Tavares empataron (47-47) en un arreón algo atropellado pero que sirvió para que los blancos volvieran al partido. Con el bosnio y el cavoverdiano al mando, el Madrid se recompuso atrás, mejoró sus porcentajes, y silenció poco a poco a la grada con un parcial de 2-15, para llegar al final tercer cuarto 51-57. Después de verle las orejas al lobo, el Madrid no dejó de apretar y no volvió a soltar el mando del partido. El último cuarto fue un repaso con el que dejaron prácticamente en nada al Estrella Roja para sellar un triunfo abultado y dormir líderes de la Euroliga.

El Baskonia se queda sin energía

Al Baskonia faltó defensa en muchas fases, y energía en el segundo tiempo, para igualarse en juego al Bayern, que acabó con porcentajes de tiro insólitos –58,3% en triples–, 14 de 37, que le dispararon hacia la victoria, basada, sobre todo, en una defensa intensa que los vitorianos no supieron penetrar. Winston y Hunter lideraron a un equipo que actuó de forma coral. Entre los vitorianos, Howard hizo lo que pudo, pero no fue suficiente.

El primer cuarto fue casi un chiste defensivo del Baskonia, que encajó 34 puntos, un escándalo. Volaron los triples para el equipo alemán como corre la cerveza en la feria de Munich. Cada intento era canasta. Sólo falló uno el equipo bávaro, pero es que además recogió el rebote, lo intentó otra vez y anotó Hunter, también de tres. El festival no le hacía ninguna gracia a Joan Peñarroya, que veía desde el banquillo las deficiencias de su equipo, su falta de concentración. Aunque en ataque jugó un cuarto decente, al Baskonia le faltó de todo.

Mejoró el equipo vitoriano en los segundos diez minutos ante la desesperación del histriónico Trinchieri. Con la defensa mejor ajustada y la chispa de Howard, que encontró la inspiración durante algunos instantes, el Baskonia consiguió dejar a cero al Bayern durante cuatro minutos, y con dos triples consecutivos pudo acercarse a solo un punto (34-33).

Pero no era el día de los baskonistas. Después del esfuerzo de recortar las distancias, el Bayern reaccionó. Con una defensa muy bien trabajada, llevó el partido otra vez a su terreno. Con unos porcentajes de tiro extraordinarios, el equipo alemán enterraba cualquier intento de resurrección vitoriana. Las pérdidas se sucedían en el bando visitante. Al descanso, después de un periodo más igualado, la diferencia sólo se había recortado dos puntos (52-44). El Bayern sólo sumaba, en veinte minutos, dos puntos menos que en los cuarenta del choque de ida en el Buesa.

Con mucha menos energía que en jornadas anteriores, el Baskonia no pudo reaccionar después de la charla en el vestuario, y a falta de 3,23m para el final del tercer cuarto, la distancia se amplió hasta los 17 puntos (68-51), y además, con la sensación de que volver del túnel en el que se había metido el conjunto vitoriano resultaba casi imposible, porque a cada buena acción atacante respondía el Bayern con un triple desde cualquier posición.

Cuando Peñarroya vio que aquello no daba más de sí, ya en el último cuarto, sentó a Howard, tocado en una pierna, y a Henry, que por primera vez se había quedado sin anotar en un partido de la Euroliga. Al menos, Kurucs y Dani Díez mantuvieron el tipo y consiguieron reducir la desventaja final a 13 puntos (92-79).

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