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Ana Carrasco, cuando la última se lleva toda la atención

La mujer con más grandes premios disputados con hombres, busca recuperar el ritmo en el campeonato de Moto3

Ana Carrasco
Ana Carrasco durante el Gran Premio de Qatar el pasado 5 de marzo.Steve Wobser (Getty Images)

Cuando Ana Carrasco y José Ángel Gutiérrez se reunieron para volver a juntar sus caminos, ambos sabían que el reto iba a presentar muchas dificultades. La primera campeona del mundo en un universo moldeado por y para hombres ha regresado este año a Moto3, la categoría que abandonó en 2015 para triunfar en el Mundial de SSP300. Siete años después, la adaptación a la montura, algunos problemas físicos y la velocidad de las nuevas generaciones no están poniendo las cosas fáciles a la única mujer que participa en alguna de las tres categorías tradicionales del motociclismo.

“La moto es más rígida, el chasis es distinto, los neumáticos también. Con tantas cosas distintas, en un fin de semana siempre te quedas con la sensación de que te falta un día para poder hacerlo bien”, explica la piloto murciana desde Silverstone, la carrera que marca la reanudación del campeonato tras un parón estival prolongado. “Cinco semanas parecen mucho, pero estuve tres o cuatro días de vacaciones y luego ya volví a entrenarme a tope”. Durante el verano, Carrasco ha sido infiltrada de nuevo, como en el mes de marzo, para minimizar los dolores de espalda que sufre desde que se produjo una fractura de la columna dorsal en septiembre de 2020.

“Quizás me está costando más de lo esperado, pero sí estoy contenta, porque en cada carrera, aunque en el resultado final no se refleje, sí que hemos ido mejorando cosas”, dice en tono optimista y sin excusarse por las molestias físicas. La piloto del BOE Motorsports, oriunda de Cehegín, en el noroeste de Murcia, marcha 29ª en el Mundial y no ha logrado puntuar todavía en su regreso a la categoría. Esa falta de ritmo ha generado una atención mediática poco habitual en el grupo trasero, y su jefe de equipo no duda del motivo. “Si fuese un chico y no estuviera consiguiendo resultados la gente no se fijaría tanto. Al ser ella se remarca bastante, pero es una piloto más”, apunta su jefe de equipo, José Ángel Gutiérrez, que apostó por ella convencido de su capacidad de rendir en la categoría pequeña. “Yo no la veo como una chica que va en moto, la veo como una gran piloto”.

Carrasco, que en Mugello superó a María Herrera como la mujer con más participaciones en el Mundial —sumará 58 GP este fin de semana en Reino Unido— y prácticamente ni se percató de ello, añade otros motivos para explicar la atención que genera su figura: “Soy una piloto con experiencia y la única campeona del mundo de la parrilla, aunque sea en otra categoría. Lo normal es que la gente se fije. Al haber sido muy competitiva los últimos años, supongo que la mayoría esperaba mejores resultados”. La piloto, de 25 años, insiste en la idea de que ser la única referente sobre la pista no le suma dificultad a su trabajo. “Evidentemente, sé que soy la única, pero para mí no es algo que destaque ni para bien ni para mal y no pienso en ello. Cuando llego al circuito, mi trabajo es el mismo que el de los demás”, subraya la murciana.

El equipo BOÉ no pasa por su mejor momento después de perder a su principal patrocinador durante el verano, un hecho que ha obligado a Gutiérrez a poner dinero de su bolsillo para salvar la temporada. David Muñoz, talento sevillano de 16 años y segundo clasificado en su segunda carrera en la categoría pequeña en Montmeló, alimentó todavía más las comparaciones entre Carrasco y el resto de la parrilla con su fantástica y súbita aparición. “La comparación no es por sexo, sino por generaciones. No es tan solo David, esta generación es un huracán, es una pasada la velocidad que tienen. Esto levanta el listón, y si vienes de estar fuera desde 2015…”, apunta el jefe de ambos talentos. “Ana lo intenta. Sus ganas y motivación son increíbles, y es muy duro estar allí atrás y seguir motivada. Otro igual se hubiera ido ya”, añade.

Carrasco, de 1,56 metros y 53 kilos, compite con un lastre de 9 kilos en la moto para cumplir con el peso mínimo de la categoría y sabe que sin resultados puede quedarse sin montura el próximo año: “Estar atrás cuesta siendo campeón del mundo o no. A todos nos cuesta. Si vienes de ser competitivo, cuesta gestionar no poder serlo. Lo intento llevar lo mejor posible”. Desde su equipo reconocen también estos momentos de dificultad, con contratiempos como sus problemas de postura en la moto por la espalda o una rotura parcial del tendón en una mano que han perjudicado también la capacidad para ganar tiempo en una disciplina que se disputa a contrarreloj.

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