PSG y Celta comparten gurú
Luis Campos, que asesora a la dirección deportiva en Vigo, se une al club parisiense como consejero externo
“Estoy muy feliz de unirme al Paris Saint-Germain, al que considero el club más ambicioso del mundo. Compartimos la misma visión, en la que creo firmemente”, explica Luis Campos, portugués de 57 años que será asesor de fútbol en el PSG. Campos, de facto, será un director deportivo en sustitución del brasileño Leonardo, pero su labor, incluso en el poderoso emporio de Nasser Al-Khelaifi no será exclusiva, sino que la compaginará con idéntica responsabilidad en el Celta, donde ya está manos a la obra desde el pasado mes de marzo. Campos abre la vía del consultor que edifica estructuras de dirección deportiva con la condición de no llevar más de un club en la misma Liga.
“No podíamos tenerlo solo nosotros”, asumió el presidente del Celta cuando le incorporó. Poco después, la ruptura de Campos con el Galatasaray ilusionó en Vigo de tal manera que sopesaron escenificar una presentación. El acuerdo con el PSG arroja un halo de desconcierto en plena ebullición del mercado. No hay precedentes de una situación así.
Con todo, Campos ya ha puesto en marcha su maquinaria en Vigo, donde se le ha visto bastante en el día a día y en varios partidos del primer equipo y el filial en abril y mayo. Ayuda que su domicilio habitual esté a una hora, en Oporto. Desde finales de marzo tiene además un valido en el club, Juan Carlos Calero, un albaceteño que dejó su trabajo en la escuela de fútbol de Andrés Iniesta en Japón para afincarse en Vigo e integrarse en la secretaría técnica que integran algunos exjugadores como Mario Bermejo, Milorad Ratkovic o Borja Oubiña. En el Celta, que espera liberar una interesante masa salarial, creen que van en una buena dirección, con la mirada en futbolistas a los que jamás pensaron tener acceso.
El PSG conoce bien a Campos. Las dos únicas Ligas que dejaron de ganar los parisinos en los últimos diez años se las llevaron Mónaco y Lille con Campos entre bambalinas, revestido de un aire de gurú que nada tiene que ver con su discreta carrera como entrenador en clubes de segunda fila en Portugal. Su primera experiencia cerca de la élite la vivió en el Real Madrid en la temporada 2012-2013, en el staff de Jose Mourinho para desempeñar diferentes labores, pero sobre todo como analista táctico.
Campos pone a disposición de quien le contrata una amplia agenda de contactos y un conocimiento del mercado que en experiencias precedentes le ayudó a llegar a los talentos antes que los equipos grandes. En Mónaco y Lille, revalorizó y vendió. Le dio vuelo en el Principado a Lemar, fichado del Caen por 4 millones de euros y vendido por 70 al Atlético, o a Bernardo Silva, al que reclutó del filial del Benfica. Pero sobre todo pulió y aconsejó al adolescente Mbappé hasta el profesionalismo. En Lille también lanzó a la nueva sensación Rafael Leão, al que incorporó sin coste y vendió al Milan por 30 millones. Ese verano previo a la pandemia también dio salida a Nicolas Pepé, por el que pagó 17 millones al Angers antes de traspasarlo por 80 al Arsenal. Una cuarta parte de eso la destinó a Victor Osimhen, que llegó del Charleroi belga por 22 millones y generó otro traspaso de 75 millones, esta vez al Nápoles.
En el PSG no será tan necesario que cuente billetes como que garantice resultados. Y ahí solo hay un foco: la Liga de Campeones. “Se encargará de la organización, el reclutamiento y el rendimiento del equipo profesional masculino”, dice el club, donde no ven impedimento en compartir conocimiento con el Celta, al que no consideran competencia.
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