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Dos partidos en uno, pero gana el Athletic

El equipo bilbaíno, que se fue al descanso con 0-3, sufrió para conservar el triunfo ante un Cádiz transformado

Akapo, ante Muniain.
Akapo, ante Muniain.AFP7 vía Europa Press (Europa Press)
Jon Rivas

El Cádiz se quedó en la orilla de una gran remontada; de uno de esos empates que saben a victoria, de los que se recuerdan durante años. Después de una primera mitad en la que el Athletic fue muy superior y gozó de una efectividad apabullante, para irse al descanso con 0-3, el equipo amarillo se encomendó a Iván Alejo para proponer lo imposible. Un remate de Fali al palo, ya en el descuento, pudo ser la guinda, pero decidió la madera y el Cádiz tendrá que seguir sufriendo. La victoria en el Camp Nou no tuvo continuidad.

Ante centenares de seguidores del Athletic, que se tomaron vacaciones por Pascua, el equipo de Marcelino se encontró una autopista en el Nuevo Mirandilla durante la primera parte. Recibían los centrocampistas rojiblancos en el círculo central, se daban la vuelta sin oposición y ante ellos se extendía un panorama similar al que oteaban James Stewart y Richard Widmark en Dos cabalgan juntos, la película que dirigió John Ford. Y así le fue al Cádiz, que encajó tres goles y se libró de uno más por centímetros, los de las líneas del VAR, cuando declinaba el primer tiempo.

Todo fue cuesta abajo para el Athletic, que además jugó con el viento a favor. Cada llegada era un gol, o casi. El primer aviso llegó a los 30 segundos, en una combinación entre los hermanos Williams, que Nico remató para que Ledesma le sacara el disparo con una buena acción. Pero Conan no estuvo fino en la siguiente, apenas dos minutos más tarde. No pudo neutralizar el disparo flojo de Raúl García que había recibido de Muniain.

Con el marcador a favor, el Athletic se asentó en el campo y dominó sin casi oposición de un Cádiz que se deprimió antes de tiempo. Muniain anotó el segundo después de un penalti sin paliativos de Espino sobre Nico Williams, que había convertido la banda derecha en una vía para el tren de alta velocidad. El capitán del Athletic falló el lanzamiento, pero marcó tras el rechace de Ledesma, que tampoco pudo hacer nada en el disparo de Vesga desde fuera del área que aumentó la venta hasta hacerla casi inalcanzable para el Cádiz, que seguía dejando espacios que los bilbaínos atacaban con profusión. El VAR anuló el cuarto gol rojiblanco, por un fuera de juego de centímetros, casi en el descanso.

Pero todo cambió tras el paso por los vestuarios. Ivan Alejo, que en la primera parte parecía hiperventilado, supo mutar su actitud y convertirse en un estilete por la derecha. De su energía se alimentó el Cádiz en la segunda parte. El Athletic perdió la pelota y no encontraba espacio como en la primera. Fue superado en intensidad por su rival, y además recibió un gol en una deficiente intervención de Unai Simón, con manos blandas que le permitieron a Lucas Pérez marcar en el primer balón que tocaba. Desde ese momento, todas las noticias fueron malas para los vascos, entre ellas la expulsión por doble amarilla de Mikel Vesga, que sin comerlo ni beberlo, vio tarjeta en una acción en la que no fue el infractor, y el VAR no rectificó al equivocado árbitro.

Con un jugador menos, el Athletic se fue atrás y el Cádiz creció a la vieja usanza, jugando por las bandas y colgando balones hacia el área pequeña, hiperpoblada. Tuvo varias el equipo de Sergio, hasta que Sobrino empujó la dejada con el pecho de Negredo después de una jugada del omnipresente Alejo. Con la diferencia reducida a la mínima expresión y el Athletic construyendo un fuerte alrededor del inseguro Unai Simón, pudo empatar el Cádiz en un remate de Fali que cogió rosca y se estrelló en el palo. Fue la penúltima, ya en el descuento. Por detalles así se decantó el partido, que fueron dos. Los rojiblancos insisten en que Europa sigue siendo posible y, pese al tropiezo, los gaditanos creen que la salvación está ahí.

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