Messi y Mbappé despachan al Rennes antes de recibir al Madrid en Champions
Un fogonazo de sus dos estrellas en el minuto 94 brinda al PSG una victoria muy trabajada que sirvió de ensayo general antes del partido del martes en el Parque de los Príncipes
Como los osos, el Paris Saint-Germain abandona lentamente el letargo de su hibernación y estira sus articulaciones antes de emprender la temporada de caza. Es el ciclo irregular que desde hace años sigue este club diseñado según los biorritmos de Neymar. Sea quien sea el entrenador, y esté o no presente en el campo de juego, el espíritu remolón del ídolo brasileño impregna cada molécula de la atmósfera que rodea al equipo, que ayer se enfrentó al Rennes en una velada con peso de ensayo. El próximo martes el PSG recibirá al Madrid en el Parque de los Príncipes, en la ida de los octavos de final de la Champions.
Neymar, que se recupera de una lesión de tobillo y espera participar algunos minutos el martes, observó desde la grada cómo Mbappé marcaba en el minuto 94 el gol definitivo. El postrero 1-0 al Rennes fue producto de un contragolpe. Messi gozó de un segundo para pensar y dar el pase. Lo recibió el francés en el área y haciendo la estatua ante Omani, que salió a cerrarle, le bastó con soltar el golpe súbito con el pie derecho para colocar el balón pegado al palo más lejano. Fue el único tiro peligroso en todo el partido contra la portería de Alemdar. El meta lo vio pasar después de una noche de poco trajín en su parcela.
Considerando el escaso rodaje competitivo de muchos de sus jugadores, Pochettino no está para hacer rotaciones. Su alineación se pareció mucho a la que presentará el martes. Con Navas bajo los palos; la zaga reunió a Hakimi, Marquinhos, Kimpembe y Bernat; en el mediocampo jugaron Paredes, Verratti y Simons; y en la delantera comenzaron Messi, Mbappé y Draxler. Frente al Madrid podrían actuar Donarumma en portería, Wijnaldun o Danilo en el mediocampo, Di María como extremo dereca titular, y Neymar como suplente.
Un fogonazo y una picardía
El Rennes, equipo que pelea por entrar en puestos europeos, es uno de esos conjuntos típicos de la Ligue 1. Va cargado de buenos atletas, no es especialmente ordenado, pero plantea partidos señalados por el ritmo, las transiciones rápidas y una exigencia física persistente. Este tipo de planteamientos molestan al PSG, que prefiere el control y libera a sus delanteros agazapando un pelotón de siete hombres por detrás de la línea del balón.
El partido se le hizo cuesta arriba al PSG, metido en la disyuntiva de practicar para la Champions y dosificar energía ante un adversario que pedía guerra. Con Draxler y Simons alejándose de los interiores en las fases de gestación de las jugadas, a Verratti le costó iniciar con fluidez y Mbappé debió salir de su zona para echar una mano. Le faltó precisión y ritmo al PSG, pero contrarrestó las contras del Rennes con un Marquinhos absolutamente fiable en la administración del reparto defensivo. El ensayo parecía concluido cuando en un fogonazo de Messi y una picardía de Mbappé el PSG se llevó los tres puntos.
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