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De Rafinha a Rafael

En la madurez, el hijo de Mazinho busca un nuevo horizonte en la Real junto a Silva, Oyarzabal o Merino

Jon Rivas
Rafinha posa con la camiseta de la Real Sociedad, en una imagen del club.
Rafinha posa con la camiseta de la Real Sociedad, en una imagen del club.

Cuando Rafinha Alcántara (São Paulo, 28 años) llegó al PSG en 2020, decidió cambiar su imagen a través de su propio nombre. En el dorsal de su camiseta aparecía rotulado el de pila, Rafael, y no el diminutivo con el que llegó al fútbol profesional, con el Barça. Este martes, en su presentación con la Real Sociedad, también prefirió hacerlo así: “Tomé esa decisión al llegar a París, cogí mi nombre de nacimiento, es algo que me ilusiona. Sé que todo el mundo me conoce como Rafinha y podéis llamarme como queráis”, apuntó.

Pero suena a gesto de madurez, a querer despegar del todo, a pesar de su ya larga trayectoria deportiva que comenzó en los equipos inferiores del Barcelona y que se ha desarrollado por grandes expresos europeos, como el propio Barça, el Inter o el PSG, pero también en dos épocas en el Celta y ahora en la Real Sociedad, un club que busca, probablemente, la misma forma de jugar que el conjunto gallego, pero ofrece, a la vez, más solidez y estabilidad deportiva.

En el Celta sigue siendo recordado, no tanto en los demás equipos en los que se alineó, aunque en todos ellos tuvo momentos brillantes. Tal vez la rotura de ligamentos cruzados que sufrió en 2015, cuando sólo tenía 22 años, fue la causa de su trayectoria irregular, una maldición que le persiguió a él y también a su hermano Thiago, futbolista del Bayern.

Las lesiones han lastrado su progresión, aunque su clase está lejos de cualquier duda. Luis Enrique así lo entendía. Le dio confianza en el Celta y después lo convirtió en uno de sus pretorianos en el Barcelona, hasta que sufrió la lesión de ligamentos por la que estuvo casi un año sin jugar. La llegada de Rafinha se produce mediante una cesión por seis meses, sin opción a compra, aunque Jokin Aperribay, el presidente del club, quiso matizar.

Voluntad de compra

“Lo importante era que Rafinha estuviera pronto con nosotros. Ponerse a plantear otras cosas diferentes habría dilatado la negociación”. Es decir, la Real aceptó el planteamiento inicial de la entidad parisina, “y luego ya veremos el futuro, tenemos seis meses para hablar con tranquilidad, esto es cuestión de voluntad”, añadió, dando a entender que la Real estaría dispuesta a negociar la compra de los derechos de Rafinha.

El futbolista no podrá jugar frente al Alavés el próximo domingo, pese a las numerosas bajas de la Real, porque el mercado de invierno y la inscripción federativa se abre al día siguiente, pero estaba deseando ponerse al día en Zubieta. “De aquí voy rápido al entrenamiento”, comentaba en su presentación. “Estoy deseando conocer a mis compañeros y al entrenador”. Lo hizo enseguida. Viajó hasta los predios de la Real junto al director deportivo, Roberto Olabe, que le enseñó las instalaciones, y luego entró al campo después de vestirse casi a salto de mata, puesto que los protocolos de LaLiga sobre la covid no permiten cambiarse en el vestuario.

Antes se había entrevistado con el técnico Imanol Alguacil, con el que charló un rato largo, y que, según Rafinha, dirige a un equipo que “busca tener el balón, que ataca con la ambición de ganar todos los partidos, que compite contra todos los rivales. Son aspectos muy atractivos que me han ayudado a venir aquí”.

Quiere jugar, más que con Pochettino, que sólo le había alineado en cinco partidos de la presente temporada, y sólo uno completo. Con Tuchel en el banquillo, su presencia fue bastante más importante. “Me defino como un centrocampista que tiene la costumbre de jugar en distintas posiciones”, aseguraba. “Si me lo piden, puedo jugar hasta de lateral”, dijo. Y se apuntó a la causa: “Llevo meses preparándome para esta oportunidad. Ya ha llegado el momento y estoy disponible para cuando el míster entienda que debo saltar al terreno de juego”.

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