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Del parchís en Tokio a la “patadita” en la rodilla

El barcelonista Mingueza y el blanquiazul Puado charlan sobre su amistad y el ambiente especial del duelo de este sábado

Barcelona - Espanyol
A la izquierda, el barcelonista Mingueza; y a la derecha, el blanquiazul Puado.

Compañeros de partidas de parchís en los Juegos de Tokio, Óscar Mingueza (Santa Perpètua de Mogoda, Barcelona; 22 años), central y lateral del Barcelona, y Javier Puado (Barcelona; 23), extremo del Espanyol, charlan por videoconferencia antes del derbi. “Las primeras veces que te vi en las inferiores de la selección catalana pensaba que eras un capullo”, le suelta a bocajarro el barcelonista; “no te conocía muy bien y dabas esa impresión de sobradete”. La confesión pilla a contrapié a Puado. “Bueno, a mí nunca me caíste mal. Aunque tampoco es la primera vez que me lo dicen. Cuando se me conoce...”. Desde entonces mantienen una estrecha amistad que quedará a un lado esta sábado cuando el Barcelona y el Espanyol se midan en el Camp Nou.

De niños tampoco coincidieron demasiado porque Puado tiene un año más y siempre jugó una categoría por encima de lo que le tocaba. Pero sí que se encontraban en las convocatorias con la selección catalana. “Javi tenía regate y no sé cómo pero siempre se llevaba la bola, además de que ya tenía esa efectividad en el remate”, destaca Mingueza. “Óscar era muy completo porque la sacaba bien, era rápido… Aunque creo que ahora ha mejorado mucho en la agresividad”, interviene Puado, que sabe que su amigo se machacó en el gimnasio y que incluso lo trabajó a nivel mental porque Koeman y el área deportiva le sugirieron que en Primera hay que marcar territorio. “Pero nunca entro sin balón por medio, ¿eh?”, se defiende el central, que para ganarse un sitio en el once se recolocó de lateral, un cambio que también le llevó a la selección sub-21 cuando antes nunca había defendido a España. “Yo intenté mejorar sobre todo el tener más tranquilidad con la pelota entre los pies y no precipitarme. Antes, siempre buscaba la conducción, irme a por el uno contra uno. Ahora, trato de poner la pausa”, concede Puado, que debió marcharse al Real Zaragoza hace dos temporadas para ganar minutos y confianza. Una carrera diferente que convergirá esta sábado en el Camp Nou después de pasar por Tokio.

Durante la concentración olímpica, Puado se ausentaba de vez en cuando durante algunas horas. “Nos enteramos de que era porque estaba haciendo exámenes”, cuenta Mingueza. “Sí, estoy cursando Administración y Dirección de Empresas. Este año he empezado con tres asignaturas de segundo y una de tercero”, responde Puado. Mingueza también cursó tres años en CAFE (Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte). “Pero lo tuve que dejar porque por la mañana entrenas y por la tarde te salen cosas como ir al fisio”, relata. Aunque entre ellos y el grupo que formaron de WhatsApp con los jugadores que acudieron a los Juegos siempre encuentran tiempo para criticar alguna foto que comparten.

Los dos saben, en cualquier caso, lo que significa jugar un derbi en las categorías inferiores. “Eran los mejores partidos del año, los que más apetecían porque entre los dos equipos nos jugábamos la liga. Ahora, puede que no decidan el campeonato, pero para nosotros es muy importante, también para el club y la afición”, resuelve Puado, capital en el curso pasado para certificar el ascenso blanquiazul a Primera con 12 goles y ocho asistencias. “Sí, nosotros jugamos Champions y contra el Madrid, que también son partidos muy especiales, pero también lo es medirse al Espanyol”, replica Mingueza, que ya tiene en su haber dos clásicos pero ninguna victoria. Entre otras cosas el Barça no acababa de funcionar con Koeman, su gran valedor, en el banquillo. “El vestuario necesitaba un cambio. No existía el ambiente que necesitábamos. La gente no estaba contenta. Y cuando no estás bien y las cosas no salen, necesitas un cambio de aires. Estoy seguro de que con Xavi nos irá muy bien. La gente cree en lo que dice y esto es muy importante”, destacó el futbolista en Tv3.

El Espanyol se enfrenta a lo desconocido pero no tanto. “Seguro que con el cambio de entrenador se aprecian cosas nuevas, pero con nuestro míster hemos trabajado varias hipótesis, por cómo jugaba Xavi y por cómo lo hacía el Al Saad”, explica Puado, “y sin Messi, se nota…”. Mingueza recoge el testigo: “Aunque el Espanyol tiene futbolistas de toque como Morlanes, Darder y Puado para pelearnos el balón, nosotros queremos tenerlo en propiedad. También presionaremos arriba”. Lo que está por ver es si se encuentran sobre el tapete porque Mingueza tiene la competencia de Dest y Sergi Roberto en el lateral —Alves no puede jugar hasta enero— y Puado la de Embarba y Nico Melamed. “Ahí dejaríamos de ser amigos”, resalta Mingueza. “¡Está claro! Lo que habrá es una rivalidad marcada y muy competitiva”, aprueba Puado, aunque bromea: “Bueno, una patadita a la rodilla o un caño…”. Mingueza responde: “¡Eso es peor que perder al parchís!”. Y vuelven a la casilla de salida, a recordar batallitas durante los Juegos Olímpicos. “Yo veo un 1-2 con un gol mío y…, va, el de ellos, de Óscar”, vaticina Puado. “Yo un dos 2-0 con un gol mío y otro de Javi, pero en propia puerta”, bromea Mingueza. Porque el derbi es pasión y rivalidad, pero para ellos sana y bien entendida.

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