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Pekín 2022: el evento con el protocolo más estricto contra la covid-19

Los organizadores implementarán una burbuja en la que se mantendrá, desde su llegada y hasta su partida de Pekín, a los participantes vacunados

Juegos Olimpicos Invierno Pekin 2022
Los Juegos Olímpicos de Invierno se celebrarán en febrero en Pekín en un evento con restricciones máximas por la covid.Álvaro Alfaro (EFE)

A poco más de cuatro meses de la inauguración oficial de los Juegos Olímpicos de Invierno Pekín 2022, no quedan dudas de que la cita pekinesa será el evento multideportivo que se celebre bajo los protocolos más estrictos contra la covid-19. El Comité Organizador ha anunciado que todos los participantes deberán permanecer en una burbuja una vez que lleguen a la capital china y hasta que la abandonen, y que los atletas que no estén vacunados tendrán que someterse a 21 días de cuarentena. Igualmente se ha confirmado lo que muchos presagiaban: los aficionados foráneos no podrán estar presentes en las instalaciones deportivas. Sin embargo, contrario a lo que ocurrió en Tokio 2020, los residentes locales sí tendrán la oportunidad de disfrutar de los eventos desde las gradas.

Pekín, que pasará a los anales de la historia como la primera ciudad en albergar ambas versiones de los JJOO, la XXIX edición de Verano (en 2008) y la XXIV de Invierno (del 4 al 20 de febrero de 2022), no piensa dejar nada al azar con el fin de garantizar la seguridad de las delegaciones y de la ciudadanía. Según varios medios locales, los promotores del venidero certamen invernal presentaron el miércoles ante la cúpula del Comité Olímpico Internacional (COI) una serie de medidas destinadas a mantener a raya el brote pandémico. El máximo directivo del COI, Thomas Bach, y su homólogo del Comité Paralímpico Internacional (CPI), Andrew Parsons, ambos presentes en la reunión, aplaudieron tal iniciativa. El COI y el CPI expresaron en un comunicado publicado acto seguido que “respetan los protocolos de Pekín 2022 diseñados para garantizar unos Juegos Olímpicos y Paralímpicos seguros en la fecha prevista”.

De acuerdo con la agencia china de noticias Xinhua, los organizadores pretenden implementar lo que han denominado “un sistema de circuito cerrado” ─una suerte de burbuja mucho más grande y restrictiva que la de Tokio 2020─ al que podrán acceder directamente tras su llegada a la capital del gigante asiático todos los participantes que estén vacunados. Aquellos que aún no hayan sido inmunizados, por su parte, deberán someterse a una cuarentena de 21 días previa al inicio de los Juegos.

Dicha burbuja se pondrá en marcha el 23 de enero del próximo año y se mantendrá operativa hasta que se apague la llama del pebetero de los Juegos Paralímpicos (en la agenda entre el 4 y el 13 de marzo). Según explica la propia Xinhua, este circuito cerrado comenzará desde el mismísimo aterrizaje de todas las comitivas en los aeropuertos chinos hasta que prácticamente asciendan por la escalerilla del avión de vuelta a casa. Todo lo que ocurra en ese espacio de tiempo se desarrollará única y exclusivamente bajo el estricto protocolo establecido por los organizadores. Esto incluye los servicios de transporte, alojamiento, comidas, así como la participación en las competiciones y las ceremonias de apertura y clausura.

Todo aquel vinculado de una u otra forma con la cita invernal (atletas, entrenadores, equipos de apoyo, trabajadores del evento, periodistas y voluntarios) deberá permanecer invariablemente dentro de dicha burbuja a lo largo de las dos semanas de competiciones. Solo podrán desplazarse entre las instalaciones comprendidas en el circuito para entrenarse, competir o cumplir con las funciones asignadas. Además, todos los participantes, tanto nacionales como extranjeros, deberán hacerse diariamente una prueba de covid-19.

Aunque vacunarse no se ha establecido como una obligación, aquellos que opten por no hacerlo se encontrarán en una posición desfavorable: deberán pasar tres semanas en confinamiento antes de competir en el evento más importante del cuatrienio, algo que, indudablemente, atenta contra el rendimiento de cualquier deportista de este nivel. Es esta una medida sin precedentes para la sede de una competición deportiva en medio de la actual crisis sanitaria mundial y, de seguro, la que más polémica creará.

El COI ha detallado en su comunicado que se considerarán como válidas “todas las vacunas legitimadas por la Organización Mundial de la Salud e instituciones afines, o que hayan sido aprobadas de manera oficial por países o regiones involucrados [en los Juegos]”. El referido texto añade que se valorarán de manera individual los casos de aquellos participantes que presenten una exención médica.

Según recoge el rotativo local South China Morning Post, al igual que ocurrió en la cita japonesa, los familiares de los atletas no podrán viajar como acompañantes, y a las instalaciones competitivas tampoco tendrán acceso ni comentaristas ni patrocinadores.

La buena nueva es que sí estarán abiertas las puertas de estos recintos para la afición residente en la parte continental de China ─se infiere que también se incluye a los residentes extranjeros─, siempre que cumplan con “los requisitos contra la covid-19″, aún por especificarse. Tanto el COI como el CPI han mostrado su satisfacción por el hecho de que los organizadores de Pekín decidieran conceder a los fans locales la posibilidad de presenciar in situ las 109 pruebas en las que se disputarán medallas. “[Contar con espectadores] contribuirá a la promoción de los deportes de invierno en China al brindarles la oportunidad de presenciar en vivo y en directo competiciones de deportistas olímpicos y paralímpicos de élite, además de crear un mejor ambiente en los recintos”, añaden.

En comparación con las regulaciones que imperaron durante la cita tokiota, los protocolos propuestos por los organizadores chinos son mucho más rigurosos ─a pesar de que la primera se desarrolló en medio de la peor ola de contagios a la que hacía frente Japón desde el inicio de la pandemia─. En la capital nipona no hubo requisitos de cuarentena se estuviese o no vacunado, y transcurridos 14 días de aislamiento en la burbuja, los visitantes tenían la opción de abandonarla con relativa libertad para, por ejemplo, hacer compras en supermercados o pedir en los restaurantes comida para llevar. Por su parte, el personal local, tanto de apoyo al evento como de los medios de comunicación, pudo en todo momento regresar a sus casas.

Los preparativos para Pekín 2022 han marchado sin tropiezos. La construcción de las instalaciones deportivas se finalizó a finales de 2020, mientras que el resto de las infraestructuras se terminará antes de que concluya este calendario.

Salvo contadas excepciones de individuos o instituciones a los que el Gobierno concede gran importancia, China mantiene sus fronteras cerradas a la entrada de extranjeros más de año y medio después de que se detectaran los primeros casos en Wuhan. No se están emitiendo visados de turista y el resto –estudiante, negocios, trabajo– se concede con cuentagotas. Además, todo aquel que llega desde el exterior debe someterse a una cuarentena de 21 días en un hotel que corre a cuenta del viajero, quien antes debió pagar sumas estratosféricas por los billetes aéreos.

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