_
_
_
_
_

Invencible Barça de balonmano

El equipo azulgrana culmina con su arrollador triunfo (36-23) ante el Aalborg la temporada perfecta, con 61 victorias en 61 partidos y el décimo título en la Champions

Robert Álvarez
Entrerríos y Xavi Pascual, con el trofeo de la Champions, lo celebran junto al resto de la plantilla del Barça.
Entrerríos y Xavi Pascual, con el trofeo de la Champions, lo celebran junto al resto de la plantilla del Barça.THILO SCHMUELGEN (Reuters)

El Barça se coronó rey absoluto e intratable del balonmano europeo. Así fue porque ganó de manera impecable y arrolladora la final frente al Aalborg, danés, por 36-23. Culminó la temporada perfecta: 61 partidos, 61 victorias. Lo nunca visto. No existía un equipo infalible durante una temporada entera, ni en el balonmano ni en ningún otro deporte profesional. Estaba más que curtido en el desafío de ganar todos y cada uno de los partidos que afrontaba en España, y casi todos en Europa, pero las excepciones eran decisivas y lacerantes. Se producían en el momento culminante, en la gran cita continental. Desde su último título en 2015, fallaba a uno o dos dedos de la cima. Perdió en diciembre la final ante el Kiel correspondiente a la temporada anterior y retrasada a causa de la pandemia. Fue un varapalo de los que dejan marca y una lección.

Más información
La grandeza de David Barrufet y la pequeñez del Barça
Alberto Entrerríos: “Sin Pascual y Barrufet, el proyecto del Barça se corta en seco”

El Barça no podía fallar 23 lanzamientos como aquel día, no podía volver a abrumarse ante la cita, ni verse sorprendido por la tremenda agresividad de su rival. Esta vez, en el mismo escenario, el Lanxess de Colonia, el Barça se desenvolvió con el punto competitivo extremo que le convierte en un equipo feroz, abrasivo para sus rivales. La pegada de Aleix Gómez, las paradas de Gonzalo Pérez de Vargas, que rubricó con tres goles de puerta a puerta, el desequilibrio de Cindric... La calidad individual, la verticalidad de su juego, en transición, tras robo, en las aceleraciones de sus pases ante la defensa en estático, se conjugaron con una gestión inteligente de su estrategia, paciente, sin caer en el pánico o la ansiedad. No. Esta vez no podía repetirse lo que pasó ante el Kiel.

El Aalborg, debutante en la final, pero lanzado después de la extraordinaria racha que le llevó a ella, incluida su remontada el día anterior ante el potente PSG, devoró la cancha en los primeros compases. Lució esa primera línea con la que estaba asombrando. Sandell y Mollgard le llevaron al 1-4. El Barça fue a lo suyo. Ni siquiera torció el gesto cuando Dolenec falló un penalti en esa fase de inferioridad. Ajustó en defensa y aplicó la aceleración inaudita del juego ante el más mínimo respiro de su rival. Un robo de Fábregas, otro de Gonzalo Pérez de Vargas, otro de Frade en la transición defensiva del Aalborg… Cada una de esas acciones se traducía en un pase y de inmediato en una asistencia. Y todo al instante, con goles de un Aleix Gómez incontenible, de Fábregas, y hasta de Raúl Entrerríos, que compareció tras ese primer estirón del Aalborg para galvanizar el juego azulgrana. El Barça remontó rápido: 16-11 al descanso. Y en la segunda parte mantuvo el pie en el acelerador sin dar el más mínimo respiro a su rival. N’Guessan se añadió a la fiesta. El Barça amplió la ventaja hasta los 10 goles (28-18). Quedaba un mundo, pero el Aalborg daba ya síntomas de rendición. Y cuando no, Pérez de Vargas volvía a negarles el gol. Lejos de menguar, la ventaja aumentó hasta los 13 goles. El título estaba servido. Es el décimo del Barça en 15 finales. Es el más laureado con una diferencia abismal, cinco más que el Gummersbach, seis más que el Kiel, los siguientes en la lista.

Faltaban cinco minutos, pero los jugadores ya se podían permitir el lujo de celebrarlo; Joan Laporta, el presidente del club, también desde el palco del Lanxess. Él y su equipo directivo, con el exjugador Enric Masip, han decidido que el equipo que ha cuadrado la temporada perfecta, la décima Champions, debe cambiar de ciclo. Por eso llegaron a un acuerdo con Xavi Pascual el 10 de mayo para rescindir su contrato. El entrenador se va, dirigirá la próxima temporada al Dinamo de Bucarest, después de ganar 61 títulos en 12 años. Junto a él, también fue relevado David Barrufet, director deportivo, después de 37 años en el club. Y Raúl Entrerríos, a sus 40 años, se retira. Se abrazaron y lloraron con emoción. Se acaba una era, tras una temporada cum laude.

Barcelona, 36; Aalborg, 23

Barça: P. de Vargas (3); Janc (3), Mem (2), Fábregas (3), T. Petrus (-), N’ Guessan (6), Mortensen (1) -siete inicial- Cindric (5), Á. Gómez (9, 4p), Makuc (2), R. Entrerríos (1), Dolenec (1p), Sorhanindo (-), Frade (1) y Möller (p.s.).

Aalborg: Aggefors (Gade, m. 31 a 60); Samuelsson (2), Sandell (8), Claar (2), Saugstrupp (2), Mollgaard (0), Barhold (3, 1p) -siete inicial-, Christensen (4), Antonsen (0), Juul-Lassen (1), A. Jensen (0), Jakobsen (1) y Christianssen (0).

Árbitros: Horacek y Novotny.

Lanxess de Colonia. 1.000 espectadores.

Pascual: “Me voy con la conciencia muy tranquila”

Xavi Pascual lo celebró como nunca en el Lanxess de Colonia. Era el 61º título desde que relevó a Manolo Cadenas como entrenador del Barça en febrero de 2009. El técnico barcelonés de 53 años no podía cerrar de mejor manera su etapa, con su tercera Champions y tras una temporada en que su equipo ganó los 61 partidos que disputó. Pero la directiva de Joan Laporta decidió en mayo que Pascual será relevado por Antonio Carlos Ortega, exjugador del Barça y ahora entrenador del Hannover. “Tengo la conciencia muy tranquila. Uno puede estar contento y satisfecho”, dijo Pascual. “Se producen situaciones en medio de la competición y se deben afrontar. El equipo ha demostrado madurez y saber estar en esos momentos y, si los jugadores lo demuestran, el entrenador también”.

Se mostró especialmente satisfecho por el desarrollo de una final que se le había atravesado al Barça en diciembre y también en 2010 y 2013. “Hemos conseguido un gran resultado. No solo se trataba de ganar, sino de hacerlo a nuestra manera. Ganar una final así dice cómo hemos jugado. Cuando venimos aquí siempre lo hacemos con muchas ganas, pero se han de controlar las emociones para no perder la cabeza. El equipo ha estado de bandera”. El entrenador azulgrana descartó a su hijo Álex Pascual para la convocatoria del partido. “Mis decisiones son profesionales. Era lo lógico y es lo que he hecho”, justificó.

Joan Laporta agradeció al equipo su espléndida temporada y tuvo palabras para quienes lo dejan: “Se merecían acabar así, de la mejor manera posible y así se lo he dicho. Ganar la Champions es espectacular y debemos seguir haciendo historia”.

Raúl Entrerríos también se despidió de su carrera en el Barça. El jugador de 40 años retrasó un año su despedida para poder disputar los Juegos Olímpicos con la selección española. “Seguro que encontraré a faltar las pistas. Ha sido mi vida, hasta hoy. Son 20 años de carrera profesional. No es sencillo decir adiós, pero se abren nuevas etapas”, dijo muy emocionado. “Ha sido una temporada increíble, perfecta. Ganar una final así es una forma espectacular de cerrar mi etapa aquí”.

El portero azulgrana Gonzalo Pérez de Vargas fue elegido el mejor jugador de la final. “Nos lo merecíamos todos”, subrayó. “Hemos sufrido estos años. Hemos sido los mejores y lo hemos demostrado desde el principio de temporada hasta hoy. Teníamos muchas ganas de levantar porque cuando sufres, la sensación de ganar es todavía más agradable”.

 

Puedes seguir a EL PAÍS DEPORTES en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_