Un palo evita otro palo al Atlético
El Elche estrella un penalti contra el poste en el último minuto ante un líder que, tras un arranque ambicioso, se mete atrás para defender el gol de Marcos Llorente
El poste que repelió el penalti del que dispuso el Elche en el último suspiró evito otro palo para el Atlético. El empate le hubiera hecho mucho daño a Simeone y a sus futbolistas, que venían del mazazo de la derrota de última hora en San Mamés. También su desempeño en el segundo tiempo. Especular con el gol de Llorente empañó su autoritario primer tiempo. Esta vez, la pájara de mentalidad y de fútbol se dio en el segundo acto. Y pudo pagarlo.
Jugando más en campo contrario que en el propio, el Atlético se descolgó con un partido ambicioso en el inicio, alejado de las pachonas primeras partes que tanto le han condenado últimamente. Despachó al Elche en la primera media hora con un ejercicio de autoridad, esta vez, sí propio de un líder y aspirante al título. En ese tiempo apenas le dejó dos bocanadas al Elche, que expresó la principal diferencia que le separa de la etapa de Almirón. Si el técnico argentino trataba de defenderse con la pelota con largas circulaciones horizontales, Escribá se refugia en la defensa de los espacios, más llevadera cerca de su área que la contraria. Que Lucas Boyé tuviera pocas opciones de bregarse con Savic y Giménez reflejó la poca pujanza del equipo local.
Así que el Atlético se encontró con la obligación de adentrarse en terreno ajeno. Con un lavado de cara en el centro del campo, sin Koke, Herrera y Saúl respecto al naufragio de San Mamés. Una decisión que mezclaba las rotaciones mirando al partido del Camp Nou y cierto descontento por lo ofrecido en Bilbao. Con Kondogbia de ancla, otra mirada hacia la decisiva cita de Barcelona, y Llorente y Lemar de volantes. En territorio contrario, al Atlético le brotó la lógica de todo el conocimiento que Luis Suárez tiene de jugar con y sin balón. O que Carrasco, más fino en el uno contra uno, haga verdadero dañó. Tuvo hasta jugadas de fútbol de salón, que cerca del área podrían definirse como fútbol sala en campo grande. Como una pelota de Mario Hermoso que dejó pasar Luis Suárez bajo las piernas para que Correa se la devolviera de tacón. Eligió mal el charrúa cuando en su salida Gazzaniga le ofreció un tiro cruzado cómodo y optó por el palo que tapaba el meta argentino. Si esa jugada nació en Hermoso, otra primorosa salió de las botas de Savic. Uno de los termómetros de la mejor versión que ofreció esta temporada era el central montenegrino participando en el inicio del juego de ataque o en la continuidad jugando a sesenta metros de Oblak. Savic atravesó la línea del medio del campo en conducción y le filtró un pase al rompedor Llorente. Luis Suárez remachó el centro raso del volante, pero el VAR determinó que el charrúa estaba media pulgada adelantado respecto a la posición del balón. Era cuestión de tiempo que el Atlético marcara. El tanto llegó tras una incursión de Carrasco hasta la línea de fondo. Un clásico que se llevó por delante a Tete Morente con el baile al que le invitó el belga. El centro atrás lo recogió Llorente y su disparo hizo carambola con Josema.
El Atlético se disponía a ser medido por cómo gestionaba su ventaja en el marcador ahora que ya no hay margen de error. Y la respuesta fue desangelada. Se fue diluyendo, con poco más que un penalti por presuntas manos de un defensor del Elche que el colegiado anuló tras consulta en la pantalla.
Mensaje a mensaje de Simeone, el líder se achicó. Primero con una salida tibia en el segundo tiempo en la que se puede incluir el cambio de cromos entre Lemar y João Félix. Después, renunciando a la presión con la que había sometido al Elche en la primera media hora. El cambio de Koke por Correa ya fue la descarada señal de que el Atlético quería saber poco del equipo que había sido en el primer tercio del encuentro. Su marcha atrás le entregó al Elche la clase de partido que podía aliviarle. Sin chispa en los circuitos del balón, pese a la entrada de Piatti, el dominio que le cedió su rival le dio para generar saques de esquina y faltas laterales. Barragán, cuando faltaban diez minutos, pegó mal una pelota que le cayó franca y se fue por encima de la meta de Oblak. La entrada de Saúl por Luis Suárez fue la última señal de cómo Simeone trataba de cerrar el partido. De unas manos de Trippier llegó la falta lateral que Marcos Llorente defendió con un brazo al vuelo. Faltaba un minuto y la Liga se le empezaba a escapar al Atlético. Fidel ajustó el lanzamiento a la derecha de Oblak y el palo evitó que fuera otro azote para el líder.
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