El Granada puede con todo
A pesar de las numerosas ausencias y el cansancio acumulado, el equipo de Diego Martínez supera a un Elche comedido
El Granada tiene cabeza, corazón, alma, amor propio y una plantilla versátil y unida en torno a su líder, el entrenador, Diego Martínez, que los empuja y dirige hacia el éxito, y que no se excusa en la estresante densidad del calendario que les está haciendo perder efectivos por el camino. Ante un Elche comedido, volvió a competir y ganar después de seis jornadas ligueras sin conseguirlo. Y lo hizo con un encomiable esfuerzo y con sufrimiento hasta el final, con Rui Costa evitando el empate en el último suspiro. Los goles de Quina y Antonio Puertas dejaron en nada el de Lucas Boyé en el partido 800 de Nino como profesional.
Para la historia del Granada quedará esta temporada, la de su exitoso bautismo en Europa, clasificado para los octavos de final tras eliminar al Nápoles. Ante el Elche, Diego Martínez formó un once con lo que pudo, habida cuenta de las ausencias. La escasez da oportunidades a futbolistas como Domingos Quina, que a la media hora se asomó al área ilicitana y tras un recorte con la diestra armó un zurdazo que evitó a Edgar Badía. Segunda titularidad del portugués nacido en Guinea-Bisáu, cedido por el Watford en el mercado invernal, y segundo gol tras el anotado la semana anterior al Huesca.
El tanto del Granada llegó sin que hasta entonces hubiese sucedido nada. En el Nuevo Los Cármenes, el Elche tenía una oportunidad única para salir de los puestos de descenso, renovado en el ánimo con el regreso de Fran Escribá al banquillo. Pero el conjunto franjiverde no ha experimentado con él una gran metamorfosis. Le vale con estar organizado, y en su propósito figura que los partidos se traben, a la espera de una acción aislada o de un golpe de acierto.
Pero fue la contrariedad de recibir el gol de Quina lo que hizo despertar al Elche hasta encontrar el empate diez minutos más tarde. Lucas Boyé recibió de espaldas dentro del área nazarí y, tras orientar con el pecho un balón llovido del cielo y aprovechar la pasividad de los centrales, cruzó el esférico a la base del poste derecho de Rui Silva.
Con dos delanteros tanque, Lucas Boyé y Guido Carrillo, el Elche no se entretiene mucho en la elaboración. El esférico tiene que llegar a sus puntas de manera directa o con centros laterales. El plan ilicitano incomodaba al Granada, que no terminaba de encontrarse colectivamente y que individualmente pudo hallar la solución en una acción de Fede Vico abortada por un siempre felino Edgar Badía.
Escribá buscó profundidad con la entrada de Rigoni. El argentino, a los dos minutos de su incorporación, sufrió una lesión muscular y tuvo que retirarse. El desconcierto ilicitano lo aprovechó el Granada. Anotó su segundo gol tras una gran combinación iniciada con un pase filtrado de Domingos Duarte para Jorge Molina, que cedió el esférico a la carrera de Foulquier, cuyo pase al corazón del área lo cazó Antonio Puertas para embocar. Un tanto para una victoria esforzada para el Granada, como toda su temporada para enmarcar.
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