El Atlético resiste
El líder se impone al Villarreal con un tanto en propia puerta de Pedraza y otro de João Félix, que fue suplente, en un partido marcado por el asedio local
Presionado y agobiado por los últimos resultados, el Atlético resistió en Vila-real a un partido bravo. Fue quirúrgico el líder para convertir dos goles en las pocas ocasiones que pudo estirarse. Y también para recuperar la portería a cero. La victoria supone una buena dosis de presión para el Madrid en su cita de este lunes ante la Real Sociedad y un espaldarazo para los rojiblancos mirando al derbi del próximo domingo.
Tras el fiasco de Bucarest ante el Chelsea (0-1), Simeone eligió el mismo once salvo João Félix, para hacerle un hueco a Vrsaljko. Fue otra derrota que penalizó la continuidad del luso en el once. A Emery se le cayó Alcácer a última hora por una sobrecarga muscular. El percance le obligó a centrar a Gerard Moreno y darle el flanco derecho del ataque a Chukwueze. Más pulcro y mejor atornillado de inicio el Villarreal, se quedó con el balón mientras el Atlético trataba de ajustarse. Lo que en un principio parecía una defensa de tres centrales terminó por convertirse en una línea de cuatro. El movimiento incluyó que Marcos Llorente pasara a jugar de delantero junto a Luis Suárez, con Koke y Saúl en el medio, Lemar a la izquierda y Correa a la derecha.
La nueva disposición deparó un Atlético más asentado, al que no descomponían los intentos de Trigueros y Parejo por acelerar las circulaciones. Todo moría en las inmediaciones de Oblak, el Atlético agarrándose al modo Simeone más fabril y cartesiano. Agazapado en campo propio a la espera de poder soltarse una contra. A la primera que pudo estirarse, castigó un mal saque de banda del Villarreal. Ligó jugada por primera vez el Atlético, culminada por un zurdazo de Saúl que Asenjo repelió a córner. El saque corto al pico del área lo puso Lemar al segundo palo y lo conectó de cabeza Savic. El despeje de Asenjo rebotó en Pedraza y la pelota terminó traspasando la línea de gol. El asistente, que había señalado fuera de juego, fue rectificado por el VAR tras una larga deliberación y la posterior revisión en la pantalla.
De la nada, el Atlético sacó ventaja. Siguió inmerso en su plan de contención, inquietado solo por las intentonas de Chukwueze de romper con desborde y velocidad. Cuando el líder pudo volver a estirarse fue apoyándose en las piernas de Marcos Llorente. Puso el motor al servicio de unas conducciones impagables para oxigenar a su equipo. Una falta lateral enguantada por Parejo prefirió controlarla con la derecha Gerard Moreno, que trató de aprovechar el bote lanzándose en plancha para empujarla con la cabeza. Oblak tapó el remate picudo y entre Koke y Saúl impidieron que la pelota acabara dentro de la portería.
Portería a cero
La salida del segundo tiempo trajo el cambio de Lemar, tocado en la rodilla izquierda, por João Félix. El movimiento de fichas también supuso una vuelta a la defensa de cinco, con Saúl ocupando el carril izquierdo, y una línea de cuatro por detrás de Luis Suárez. En ese cuarteto a la espalda del charrúa, João Félix cayó también a la izquierda. Fue buscado por sus compañeros para nuclear las circulaciones de balón. El Villarreal se vio superado por un Atlético ahora más ambicioso y más controlador del juego. Emery reaccionó metiendo a Estupiñán y Bacca, velocidad y oficio en el área que le devolvieron el control del partido. Bacca puso a prueba a Oblak con un zurriagazo y una cadena de córners embotó al líder. Hasta que pudo proyectarse en una salida de Vrsaljko por la derecha. Su centro lo despejó mal Pau Torres y le cayó en la frontal del área a João Félix. El derechazo cruzado del portugués fue rotundo. Y su celebración callando bocas describió a un jugador que se siente señalado.
Los dos goles de desventaja no derrumbaron al Villarreal. Gerard Moreno, ya liberado de ser la referencia de ataque, comenzó a generar juego y desconcierto en la defensa del Atlético. Chukwueze se afiló aún más y entre los dos metieron a los de Simeone en su área. El asedio local lo capitalizó Alex Baena con dos latigazos de colección. El primero astilló por fuera la escuadra derecha de Oblak. El segundo lo sacó por encima del larguero el meta esloveno para acabar con la racha de ocho partidos consecutivos encajando goles.
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