El cirujano que operó a Dembélé explica que “la lesión suele ser recurrente”
El doctor Lasse Lempainen advierte que al delantero del Barcelona, que estará seis meses de baja, “le costará más recuperarse” tras el último percance
Ousmane Dembélé (Vernon, Francia; 22 años) ya intuía que su temporada se había terminado. Se rompió en una sesión de entrenamiento en Sant Joan Despí el pasado día 3, cuando parecía que salía de su (entonces) última lesión muscular. Pero volvió a caer. Y ahora ni siquiera sabe si llegará en condiciones al inicio del curso siguiente. Operado este martes en Finlandia de la rotura del tendón proximal del bíceps femoral del muslo derecho, el francés estará aproximadamente seis meses de baja. Esas fueron las estimaciones del equipo médico, el mismo que ya le intervino de una lesión similar hace dos años. Entonces se rompió el bíceps femoral de la pierna izquierda, una zona que le ha tenido más en la enfermería que en el césped desde entonces. Se ha perdido el 41% de los duelos desde que llegó al FC Barcelona.
Curiosamente, Dembélé no se había lesionado nunca antes de aterrizar en el Camp Nou, en verano de 2017. En estos poco más de dos años y medio suma ya nueve lesiones, siete de ellas musculares, la mayoría en el muslo izquierdo. Ahora se ha dañado gravemente también el derecho. Y el club teme por él, un chico con malos hábitos alimenticios, pocas rutinas establecidas y tendencia a los desmanes que parecía estar empezando a enderezarse justo cuando se quebró de nuevo.
Los seis meses de baja a los que se enfrenta el extremo azulgrana son casi el doble de los que estuvo parado tras la operación de hace dos años (tres meses y medio). Y es así porque la rotura esta vez era considerablemente más grande. Así lo explicó en conversación con EL PAÍS Lasse Lempainen, el cirujano ortopédico a cargo de la operación en el Mehiläinen NEO Sports Hospital, en Turku (Finlandia).
Lempainen, especialista en las lesiones en los isquiotibiales —son, en realidad, tres músculos: el bíceps femoral, el semitendinoso y el semimembranoso—, tema en el que centró su tesis doctoral, que completó en 2009, dijo estar “muy contento” con el resultado de la intervención. Aunque advirtió de que al estar el tendón más dañado ahora “le costará más recuperarse”.
El cirujano que intervino a Dembélé, discípulo del doctor a cargo de la primera operación, Sakari Orava, de 74 años y ya jubilado, no quiso valorar si el delantero del Barça es, por alguna razón, especialmente proclive a este tipo de lesiones musculares. “La relación con el Barcelona es muy estrecha y hay cosas de las que no puedo dar detalles. Además, no me gusta hablar de la posible predisposición de un jugador a recaer. Mi deber era operarle y me aseguraré de que pueda volver a jugar en seis meses”, se excusaba.
Si bien, en tanto que experto en la materia —operó también a Hiroki Abe, del filial azulgrana, de quien espera que llegue a los Juegos de Tokio—, Lempainen afirma que la evidencia científica demuestra que este tipo de lesiones en los isquiotibiales pueden ser muy críticas para los jugadores profesionales: “Cuando el daño es grande, la lesión suele ser recurrente. Puede volver a aparecer porque hay muchos factores que pueden influir en este caso”.
El doctor no habla específicamente de Dembélé, pero describe la situación del francés, un velocista nato, a la perfección. “Sabemos que si el jugador es muy rápido, si hace muchos esprints, los isquiotibiales se estresan”. El fútbol, especialmente, es un deporte que propicia jugadas que exigen de movimientos agresivos o reacciones explosivas y eso pondría más en jaque al deportista. El caso del galo es especialmente crítico, pues a juzgar por cómo se rompió la primera vez —un gesto técnico en un partido— y por el escenario en que se produjo la segunda lesión —el campo de entrenamiento del Barça— no parece necesitar mucho para hacerse daño.
Rebajar las expectativas
Después de su penúltima recaída, el pasado noviembre, y consternado por sus constantes visitas a la enfermería, el Barcelona le hizo pasar unas semanas en el Hospital Aspetar de Doha, “la NASA en el deporte de alto rendimiento”, decían en el club. Así, además de recuperarse físicamente, podía alejarse de Barcelona y de los malos hábitos adquiridos en el día a día. Tras la Navidad parecían haber encontrado un Dembélé renovado. “Su implicación, por lo que he visto, es total y absoluta. Se me caen las lágrimas al ver la capacidad y la intensidad con las que trabaja”, llegó a declarar Quique Setién en una entrevista al diario Sport. Con el último capítulo de su melodrama particular, al Barcelona le preocupa que Dembélé, emocionalmente vulnerable, no se tambalee ante tanta desgracia. Hoy le interesa más recuperar mentalmente a la persona que al futbolista físicamente. Y, consciente de cómo le pesa su fichaje —105 millones más 40 en variables—, tratará de rebajar las expectativas, que eran grandes.
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