Zidane: “Este equipo siempre quiere retos”
El técnico valora el sufrimiento de la segunda parte y confía en que el triunfo sirva de palanca para el angustioso duelo ante el Mönchengladbach
A la espera del día del juicio final, el miércoles contra el Mönchengladbach en Champions, Zinedine Zidane y su Madrid alimentaron en el Pizjuán su imagen de escapistas. Otra victoria en un campo de categoría especial en un momento funambulista, como en el Camp Nou y San Siro. “Este equipo siempre quiere retos”, afirmó el técnico en una de esas frases que va trufando en medio de un discurso monocorde y que sonó a lo que ya advirtió en Milán: “Cuando se tienen que poner, los jugadores se ponen”.
ZZ valoró la victoria y el sentido del sufrimiento de su plantilla en Sevilla, pero fue inevitable que dejara varias referencias al pasado inmediato —doloroso por las derrotas recibidas— y al futuro próximo, angustioso por el precipicio al que vive asomado en Europa. “Me alegro por los futbolistas porque los últimos días no fueron fáciles”, comentó dedicando otra flor a la plantilla. “Es una victoria importante para lo que viene”, admitió.
“Así podemos hacer grandes cosas, estuvimos muy seguros. La primera parte fue buena, pero en la segunda sufrimos. Es importante saber sufrir”, avisó Zizou. “Trabajamos bien en defensa, todos. Se sabía que a la contra había posibilidades de hacer daño y el gol no se produjo en nuestro mejor momento. Hay que creer en lo que hacemos”, apuntó el entrenador francés, que esta vez sí encontró el primer tanto del encuentro, eso de lo que tanto se lamentó en Ucrania. “El equipo tiene carácter. Hay momentos que, jugando cada tres días, de vez en cuando nos cuesta. Siempre nos va a pasar eso porque no paramos nunca. Si de vez en cuando tenemos dificultades, sabemos por qué es. Pero si lo arreglamos, somos competitivos”, señaló sin concretar qué ajustes son esos.
De momento, su paso por el Pizjuán volvió a ser revitalizante para él. El año pasado rascó el mismo resultado tras las primeras dudas serias por la tunda del PSG. Esta vez le sirvió para no empeorar las cosas y huir hacia adelante a la espera del miércoles, el encuentro que tiene a todo el club en vilo, suspendido en el aire.
El ‘sello Vinicius’
Tampoco le fue mal a Vinicius en Nervión. El ataque blanco —negro por su vestimenta— se movió al ritmo del chisporroteo del brasileño. No era titular desde hacía un mes en Mestalla, en un partido del que no salió bien parado en medio de la goleada valencianista. Al extremo se le notaba melancólico en los últimos tiempos, consciente de su estatus real en la mente de Zidane. El técnico le ha dejado claro con sus decisiones que vive a la sombra de Hazard en esa banda izquierda. Pero el belga, más tiempo en la enfermería que en el campo, deja muchas puertas abiertas.
Por una de ellas salió Vinicius en Sevilla y el extremo se hizo notar en todas las suertes posibles: en disparo, regate, presión al portero, asistiendo sin tocar la pelota y rozándola ligeramente en la jugada del 0-1. Un gol muy Vinicius. Pocos jugadores tan letales como él por su participación de forma decisiva en tantos a través de remates defectuosos, flojos o desviados. Sea cual sea la vía, una acción suya puso por delante a los blancos por tercera vez esta temporada en Liga. Las anteriores ocurrieron contra el Levante y el Valladolid, y en todas terminó venciendo. La estadística acabó confirmando su influencia en el Pizjuán: intentó ocho regates y completó cinco, su mejor registro en este campeonato.
No esperó ni un minuto en presentarse. A los 55 segundos, lanzó su primer desmarque, sorprendió por el centro y su disparo, a pase de Rodrygo, se marchó desviado. A los cinco minutos, hostigó a Bono, taponó su despeje y, en el balón suelto, a punto estuvo Benzema de cabecear dentro ante la oposición de Diego Carlos. Hasta él tuvo la oportunidad de embocar antes de que la atrapara el portero. A los 20, en una puesta en escena buena del Madrid, protagonizó la clásica de su catálogo: regateó en carrera por la izquierda, descargó a Kroos y el tiro del alemán silbó la cruceta. Casi al descanso, en la más clara de los blancos hasta entonces, dejó pasar el balón en una maniobra de despiste para que Benzema exigiera abajo al meta local. Y, a la vuelta de los vestuarios, cuando más empezaba a apretar el Sevilla, rozó de forma casi imperceptible un pase de Mendy y Bono acabó metiéndosela dentro. El meta local ya había emitido varias señales de vivir al límite del error fatal. “El gol es mío, claro”, reivindicó, no obstante, el atacante brasileño. Desde ese bingo de carambola, no hubo mucha más huella suya en ataque. Como todos, se puso el buzo y bajó a la mina a proteger el tesoro.
“Hoy no dudamos de nada. La victoria es importante, también porque nos vamos sin encajar”, comentó el extremo, que dio su versión sobre la irregularidad del equipo este curso. “Es una temporada diferente, con muchos partidos y nos cuesta a todos. Es difícil correr tanto todos los días”, reconoció.
En el once le acompañó por la derecha Rodrygo, con quien no coincidía en una alineación titular desde el primer partido de Liga, en Anoeta. Un dato significativo sobre la evolución de ambos este curso en la plantilla de ZZ, porque son dos de los señalados en los planes del club como parte de un relevo generacional que no termina de cristalizar. De momento, le sirvió para sonreír en Sevilla.
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