“Tenemos que recuperar la unión que tuvimos tras la cuarentena”
Courtois lamenta la pérdida de seguridad defensiva del Madrid después de un encuentro donde no hubo huellas de los menos habituales
En la visita a Mestalla se abrió una ventana para los desheredados de Zidane. En el once titular comparecieron Isco, Marcelo y Vinicius, tres jugadores que, por distintas razones y en diferente grado, han caído en los últimos tiempos en el trastero de ZZ. Ninguno sacó de pobre al Madrid, ahogado en una tormenta de penaltis y sin reacción en cuanto la cuesta se empinó.
“Empezamos bien, pero no sé por qué a veces nos metemos un pelín atrás y no seguimos yendo para arriba”, analizó Courtois, que también echó en falta la pérdida de fiabilidad defensiva. “Estamos siendo más ofensivos en la presión y podemos encajar, como contra el Huesca. Pero tenemos que recuperar la unión que tuvimos tras la cuarentena, cuando apenas nos hacían goles”, reclamó. El lamento de Zizou aludió a otra cuestión de fondo: la poca consistencia para sobrevivir a las adversidades que van a surgiendo en los encuentros. “Desde el empate, el partido ha cambiado completamente. Nos ha pasado varias veces y eso no me gusta”, advirtió en dos ocasiones. “La culpa es mía”, resumió el francés en su habitual asunción de responsabilidades después de un mal resultado.
El técnico dibujó un once con varios cambios condicionado por las bajas de Hazard y Casemiro, ambos con coronavirus, y el ánimo de dar carrete al fondo de armario. Los focos se posaron sobre Marcelo, Isco y Vinicius, necesitados del brillo perdido, y el resultado dio para la reflexión. De esta terna, el del lateral izquierdo es el caso más evidente de devaluación ante el empuje de Mendy y su pérdida de filo en ataque. Sin embargo, por su flanco los blancos encontraron de inicio la profundidad, gracias al triángulo que formó con Vinicius y Benzema, y el gol del delantero francés mediado el primer tiempo, antes de que todo empezara a torcerse de mala manera para sus intereses. Marcelo enlazó con el galo en un pase, en principio, inocente y este sorprendió desde la frontal a Jaume Domènech.
El brasileño tenía, además, una misión comprometida en defensa, vigilar a un gamo de 17 años, Yunus Musah, el primer inglés de la historia con la camiseta del Valencia. Mal asunto de entrada para el lateral. Un duelo que invitaba a la inquietud en el bando visitante y que se resolvió sin grandes arañazos.
Isco no abandona el otoño
Peor le fue cuando se cruzó con Maxi Gómez tras el descanso. Arrolló al uruguayo y, entonces sí, el panorama se le terminó de oscurecer. Se trató de la segunda pena máxima para el Valencia y el fin del Madrid (3-1). Esa acción sacó de rueda a los blancos y la cita de Mestalla concluyó sin más huella del brasileño. Salvo sorpresa, la fibra de Mendy se ha impuesto a la samba ya fatigada de Marcelo. La europeización acometida por Zizou para esa banda, territorio canarinho en el último cuarto de siglo, ha surtido más efecto del esperado. En la otra orilla de la zaga, otro integrante del fondo de armario, Lucas Vázquez, también sufrió lo suyo ante Gayà. Rehabilitado en las últimas fechas desde el lateral derecho, padeció durante todo el choque ante las acometidas del valencianista.
A Isco la cita le sirvió para ahondar en su depresión futbolística. El malagueño siempre encuentra su momento con Zidane. Ya no se rebela como en los inicios en el Bernabéu cuando no lograba el estatus de titular indiscutible al que siempre aspiró. Ahora, espera. Sabe que con Zizou llegará. “No ha cambiado mi opinión sobre él pese a que ahora no esté jugando. Lo que tiene que hacer es trabajar”, afirmó el entrenador en la previa. Desde que fue relevado en el descanso contra el Cádiz, apenas sumaba 30 minutos frente al Huesca. Volvió en Mestalla a un once y su juego continuó tan encapotado como estos días de otoño. La ausencia de Casemiro y la necesidad de descanso para Kroos le abrieron una ventana por la que apenas se asomó. Si buscaba una redención, no la obtuvo. “Isco lo ha intentado, lo hizo bien, como todos”, zanjó ZZ sin muchas ganas de dar explicaciones. En el 82, lo sustituyó por el gran náufrago del vestuario, Luka Jovic, del que tampoco hubo pistas.
El tercer desheredado que figuraba de inicio en Mestalla —en realidad el menos relegado de esta terna— era Vinicius y fue el primero en enfilar la ducha. En la última semana, al extremo le quedó claro que ahora es el plan B de Zidane para la banda izquierda. En cuanto Hazard se sintió a punto, ese flanco fue del belga. Y solo la enésima calamidad del ex del Chelsea le devolvió a la primera plana. En Mestalla dejó otra actuación difusa, incapaz de sacar de rueda a su par ni afinar en las asociaciones. Ejecutó mal una contra en la primera mitad y disparó de forma defectuosa con 3-1. Sus dos errores más habituales: desenfocar ante la portería y no elegir siempre la mejor opción en ataque. Ninguno encontró el hilo en Mestalla.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.