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El agujero de Ansu Fati

La lesión del delantero, baja de tres a cuatro meses y relevado por Asensio en la Roja, priva al Barça de su jugador más versátil

Jordi Quixano
Ansu Fati se lamenta durante el partido de este sábado contra el Betis.
Ansu Fati se lamenta durante el partido de este sábado contra el Betis.Joan Monfort (AP)

No había quien le echara el lazo a Ansu Fati, delantero superdotado en la definición y capital en el Barça a pesar de cumplir hace nada la mayoría de edad. Pero el peor rival ha sido el menisco izquierdo, que ha dicho basta con una lesión que lo mantendrá fuera de tres a cuatro meses. “Tiene una rotura parcial, no es total. Lo tiene desgarrado”, cuentan desde el entorno del jugador; “pero va a pasar por el quirófano”. Así lo han corroborado los médicos del Barcelona, además del doctor Ramon Cugat, que le valoró este domingo y que le intervendrá este lunes al mediodía y entonces se sabrá el alcance de la dolencia. “Ansu está fastidiado, pero también animado; sabe que volverá pronto y sin problemas”, añaden desde el círculo íntimo del jugador, relevado por Asensio en la Roja.

Pasó la noche incómodo, dándole vueltas a su mala suerte. Ansu se temía algo malo, incluso peor que el diagnóstico porque ya tuvo problemas en la rodilla al final de la temporada anterior. Por eso durante el confinamiento hospedó en casa a su preparador físico personal y trazaron un plan de fortalecimiento de la articulación. “Se dejó la piel en mejorar el físico porque entendió que lo necesitaba para la élite”, cuentan de su entorno. Ahora, tendrá que pasar por un trago más duro, aunque presumiblemente podrá volver antes a la competición, toda vez que en cinco semanas ya podrá correr. Hasta entonces, la delantera está exigida a asumir la responsabilidad del gol. Toda una fatalidad porque, por más que en ocasiones se exprese con explosividad goleadora, palidece ante del portero rival.

Coyuntura que no acaba de preocupar a Koeman. “Creo que no hay ningún equipo que haga 5,5 ocasiones claras por duelo”, afirmó hace días. No iba desencaminado porque este Barça alcanza 13,7 remates por encuentro (6 a puerta) mientras que hace dos años sumó 14,8 (6,6) y en el ejercicio anterior se quedó en 13 (5,87). Chuta lo mismo, pero no celebra tantos goles.

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Puede ser peor sin Ansu, que suele jugar a pierna cambiada, por la izquierda, aunque a la vez se ha desplegado por la banda contraria y por el centro, siempre fiable y con el peligro en las botas. Pero alguien deberá absorber su protagonismo, también su puntería. Suerte en la que falla el Barça, con 15 tantos en la Liga, a 2,14 por duelo. Desde la temporada 2007-08 (entonces con una media de dos) que el equipo no sufría de mala puntería. Sin ir más lejos, el año pasado firmó durante toda la Liga 2,25 goles por choque y hace dos, 2,37. Un déficit que no contagiaba a Ansu, que firmó 11 goles en sus 17 remates con el Barcelona. Cifras que explican su arranque, pues sumaba cinco goles y cuatro asistencias, solo superado por Messi con un tanto más, aunque cinco de los seis llegaran desde el punto de penalti. Por lo que sin Ansu, las obligaciones se multiplican.

Puede cubrirlo Pedri, la revelación de la temporada y tan imberbe como Ansu, ahora que Coutinho regresará de una lesión a la mediapunta. Por lo que el joven canario podría volcarse hacia la izquierda, también Trincão y, sobre todo, Dembélé, que sí tiene gol (contabiliza tres) pero carece de juego, al menos colectivo. Griezmann está negado ante la portería, apenas con dos goles. Y poco o nada se sabe de Braithwaite, por quien el club espera sacar dinero en este mercado de invierno. “Se podrá fichar si se vende”, convino Carles Tusquets, presidente de la comisión gestora que gobierna el club tras la dimisión de Josep Maria Bartomeu.

Eso espera Koeman, ansioso por reforzar el ataque con un delantero centro como Depay, pues se marchó Luis Suárez al Atlético y ni Griezmann ni Messi son arietes puros. “Pero tampoco quiero forzar porque he venido sabiendo el tema económico del club”, descifró el entrenador hace unos días. Bien que le vendría al Barça ahora, obligado a no fallar en la Liga y exigido a suplir a un chaval que puso el fútbol patas arriba.

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