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CORREDISSES
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La quinta del 10

Messi necesita sentirse joven y no mayor para apadrinar a una nueva generación de la Masia que le anime a seguir en el Camp Nou

Messi trabaja con Ansu Fati antes del partido del Barcelona ante el Leganés.
Messi trabaja con Ansu Fati antes del partido del Barcelona ante el Leganés.LLUIS GENE (AFP)
Ramon Besa

Hay una imagen muy significativa que viaja estos días por las redes sociales sobre tres futbolistas que celebran un gol cuando jugaban en el Alevín A del Barça. Los niños se llaman Eric García, Ansu Fati y Take Kubo. Únicamente Ansu Fati continúa en el club después de que Take Kubo fichara por el Madrid, que lo ha cedido al Mallorca, y Eric García se fuera al City de Guardiola. El Barcelona no se plegó a las exigencias económicas del japonés, convertido ya en una de las revelaciones de LaLiga, y el catalán, que ya ha sido titular en la Premier, negoció su salida al advertir que la proyección de los centrales era muy limitada en el Camp Nou.

La imagen invita a dos reflexiones: una es que la captación de talento ha continuado de alguna manera y la otra es que no se ha sabido gestionar. A menudo se ha preferido apostar por un mercadeo de futbolistas jóvenes que cuesta entender y abona la maledicencia por las posibles comisiones que puede generar, una consecuencia lógica cuando un club comprador se convierte también en vendedor como el Barça. Alcanza con recordar que en 2018 se contaron 34 fichajes en dos años en el Barça B. El punto de inflexión de la nueva política deportiva azulgrana fue el traspaso de Thiago al Bayern por 25 millones el 2013.

Aquella fue una operación bendecida por el club y no una decisión unilateral del futbolista, situación que debida a argumentos deportivos o económicos se ha dado en casos como los de Piqué y Cesc, que se fueron para regresar después al Camp Nou. No se prevé en cambio que vuelvan Carles Pérez y Abel Ruiz, que también han sido vendidos para hacer caja. Ahora la atención se centra en Ansu Fati y Riqui Puig por una parte y por la otra en el brasileño Maia, que ha costado 5,5 millones y proviene del Sao Paulo. Tampoco es conveniente perder de vista la promoción de ascenso a Segunda del Barça B.

Todavía figuran jóvenes valores interesantes en el filial y en los equipos inferiores a pesar de los destrozos que se han hecho desde que se cambió la mirada en la búsqueda de talento y se dio prioridad a jugadores más físicos porque existía la convicción de que el fútbol evolucionaría por una vía diferente a la que había defendido el Barcelona y nunca más volvería a salir un futbolista parecido a Xavi o a Iniesta. Tal vez ha llegado el momento de cuidar a los valores de la Masia después de ver que el álbum de cromos no acaba de funcionar: se ha fallado en muchos fichajes.

Ya se sabe qué ocurre cuando ya no queda un céntimo y aparecen factores que agravan la economía como la covid-19. La historia dice en cualquier caso que al Barça no le ha ido mal cuando ha confiado en la cantera por necesidad o convicción. Hay quien compara la situación actual con la decadencia vivida en el 2008 en la última temporada de Rijkaard y Ronaldinho. La respuesta de Guardiola fue la de dar protagonismo a Pedro y a Busquets. Y Tito Vilanova llegó a formar con un equipo con once futbolistas de la cantera en campo del Levante en 2012.

Los fichajes de la portera

No conviene olvidar tampoco lo que pasó después de Atenas 1994. Hubo una serie de incorporaciones fallidas –José Mari, Escaich, Korneiev, Kodro, Cuéllar, Vucevic, Prosinecki, Hagi—, Núñez se sintió estafado y prohibió más fichajes a Cruyff. El entrenador manejaba una lista con los nombres de Zidane, Giggs, Sharpe o Ginola cuando el presidente le respondió que no hacía falta ser técnico porque tales propuestas las podía hacer la portera de su casa. Cruyff montó como réplica un equipo con una alta participación de La Masia. Fueron los tiempos de la Quinta del Mini o de Lo Pelat.

Aquel equipo en el que jugaban De la Peña, Roger, Óscar, Celades, Toni Velamazán, Moreno o Carreras, y en el que también compareció Jordi Cruyff, celebró grandes partidos, ninguno del impacto que provocó el que ganó el 7 de octubre de 1995 en campo del Betis por 1-5. Jugaron una semifinal extraordinaria contra el Bayern en la UEFA y disputaron la final de Copa y la Liga con el Atlético de Antic. Pero perdieron los partidos decisivos. Cruyff fue despedido a destiempo y de mala manera y se contrató a Robson mientras se esperaba a Van Gaal, quien tiempo después daría vuelo a Xavi, Iniesta y Valdés. Núñez se gastó entonces el dinero que no quiso invertir cuando se sintió estafado en 1995.

Ahora la situación es todavía mucho más delicada porque la deuda crece, Bartomeu no piensa convocar las elecciones hasta el año que viene y Messi duda, no sabe si renovar el contrato que vence en 2021. Tal vez una manera de convencer al 10 durante este tiempo sea la de animarle a liderar a la nueva generación, ser el padrino de los valores de la Masia, porque sería también la mejor forma de respetar y honrar su legado en lugar de murmurar y acompañarle en sus últimos años de carrera futbolística en el Camp Nou. Al club le conviene que Messi se sienta joven y no mayor, un cambio de plan como el que se dio en Argentina. Los mejores equipos del Barça son aquellos que han confiado en la Masia.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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