De la furia a La Roja

De pedir el balón diciendo “a mí el pelotón, Sabino, que los arrollo” en los Juegos Olímpicos de Amberes en 1920 al pase con el exterior del pie de Fernando Torres para Juan Mata en la final de la Eurocopa de 2012. Esa ha sido, hasta el momento y dejando la resaca posterior al éxtasis a un lado, la evolución de la selección española de fútbol. La camiseta roja no dice lo mismo para las generaciones (y generaciones) que, cada dos años, se reunían en torno a la radio o a la televisión con la esperanza de ver a su equipo levantar un título. Eran tiempos en los que se sudaba la clasificación para las grandes citas. La cita europea de 1964 y el oro olímpico en Barcelona eran todo el bagaje. Los españoles más jóvenes han crecido viendo a su equipo levantar un Mundial y dos Eurocopas de forma consecutiva. Y hacerlo a partir de la excelencia deportiva, con un juego que marcó una época y que hará que sea recordado como uno de los mejores conjuntos de la historia.

En agosto, la selección española alcanzará el siglo de vida. La Roja cumple cien años (Espasa), de los periodistas Enrique Ortego y Pedro Martín, recoge la historia del equipo en un completo manual que incluye, además, gran cantidad de datos. Arranca el libro con los inicios, más que complicados, del combinado nacional. De los 25 jugadores citados en Vigo en aquel verano de 1920, solo se presentaron siete. Muchos de ellos tenían que pedir permiso en sus trabajos. Para completar los primeros encuentros amistosos, fue necesario recurrir a jugadores locales. Un equipo era el de “probables”. El otro, el de “posibles”.

El primer once oficial de la historia lo formaron Zamora, Otero, Arrate, Samitier, Belauste. Eguiazábal, Pagaza, Sesúmaga, Patricio, Pichichi y Acedo. Los nombres de Iniesta, Fernando Torres o Sergio Ramos tienen mucha más pegada mediática. Por actualidad y por exposición. En el medio, quedan Isidro Lángara, Alfredo Di Stéfano, Luis Suárez, Emilio Butragueño o Javier Clemente. Centenares de nombres y goles que forman parte de la memoria de la hinchada española. Las grandes victorias y las derrotas más doloras ejercen de ancla del tiempo pasado. ¿Qué aficionado no recuerda dónde estaba aquel 11 de julio de 2010? A por otro siglo de furia. A por otro siglo de La Roja.