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CORREDISSES
Columna
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La alternativa del paciente Koeman

Los entrenadores holandeses acostumbran a dar buenos resultados en los momentos delicados del Barça

Ronald Koeman, técnico de la selección holandesa.
Ronald Koeman, técnico de la selección holandesa.JERRY LAMPEN (AFP)
Ramon Besa

A Ronald Koeman (Zaandam, 57 años) se le ve contento estos días por Holanda. El corazón le ha respondido tan bien como la cabeza y la pierna derecha después de un gran susto que le obligó a ser ingresado y operado la pasada semana en una clínica de Ámsterdam. Paseaba en bicicleta con su mujer cuando se encontró mal, sintió molestias en el pecho y le entró un sudor frío, síntomas preocupantes sobre todo para quien corre el riesgo de sufrir un infarto –su padre murió a los 75 años de un paro cardíaco-. Una vez haya descansado y ya repuesto, Koeman no tendrá ningún problema para volver a entrenar a Holanda.

Ha hecho un muy buen trabajo en un momento especialmente delicado para una selección difícil de dirigir, extraviada desde que quedó subcampeona del Mundial de Sudáfrica 2010, derrotada por España con un gol de Iniesta, y tercera en Brasil 2014. Ahora vuelve a ser candidata a ganar la Eurocopa 2021 después de no clasificarse para la de Francia 2016 y no haber podido acudir tampoco a la Copa del Mundo de Rusia 2018. Hay una nueva generación de futbolistas liderada por De Jong, De Ligt y Van Dijk que ha tomado el relevo al grupo de Van der Sar, Van Persie, Sneijder y Robben y que funciona estupendamente con Koeman.

El exjugador del Barça ya tiene un buen recorrido como entrenador después de pasar por el Vitesse, Ajax, Benfica, PSV Eindhoven, Valencia, AZ Alkmaar, Feyenoord, Southampton y Everton. Cuando dirigía al Benfica, en la temporada 2005-2006, le puso la eliminatoria difícil a los azulgrana en la Champions –Simão y Karagounis hicieron temblar el Camp Nou antes de que el equipo azulgrana llegara y cantara victoria en París— y en el año 2008 eliminó al Barça de la Copa del Rey con aquel Valencia que ganó el título después de que Koeman se las tuviera tiesas con los pesos pesados del vestuario de Mestalla liderado por Albelda.

Ayudante en su día de Van Gaal, no se ha sentado todavía en el banquillo barcelonista como primer entrenador aunque tarde o temprano se le espera en el Camp Nou. Koeman incluso dispuso una cláusula liberadora en su contrato con la federación holandesa en caso de ser pretendido por el Barça siempre que se diera después de la próxima Eurocopa. Así se explica que en enero pasado rechazara la propuesta hecha por el club barcelonista para sustituir a Ernesto Valverde. Únicamente se planteará volver al estadio después de la disputa del campeonato de selecciones previsto para 2021 después de ser suspendido en 2020.

Koeman ya pudo fichar por el Barcelona en 2003. La junta de Joan Laporta no quiso pagar entonces la indemnización que pedía el Ajax y lo descartó en favor de Frank Rijkaard, un buen entrenador cuya faena quedó eclipsada por la luz de Ronaldinho Gaucho. La vía holandesa acostumbra a dar buenos resultados en el Camp Nou. Van Gaal no solamente aportó títulos sino que dio salida a jugadores de la cantera a pesar de su obsesión por fichar a holandeses y la vida del Barça cambió con Cruyff de la misma manera que en su triunfo como jugador con aquel 0-5 del Bernabéu mucho tuvo que ver Rinus Michels.

Al Barcelona le han venido bien los holandeses por su capacidad para tomar grandes decisiones cuando la situación era mala: a grandes males, grandes remedios. Acostumbran a tener la cabeza fría y actúan de manera desacomplejada, sin miedo, como recuerda Carles Rexach, que ha conocido a todos los que han pasado por el Camp Nou. “No se ponen nerviosos y tienen una gran fortaleza psicológica”, suele decir Charly, quien tiene buenas palabras para Koeman: “Como jugador era la extensión del entrenador en el campo, dominaba la situación y tenía carisma”, resume Rexach cuando recuerda la trayectoria del holandés en el Barcelona.

La mentalidad de Koeman fue tan capital como su pierna derecha en la etapa del Camp Nou. Debutó como interior derecho en Valladolid, día en que pareció como si Cruyff no supiera donde poner a aquel rubio defensa comprado al PSV Eindhoven por 1.200 millones de pesetas, y acabó por marcar el gol de Wembley que dio la primera Copa de Europa al Barcelona en 1992 después de superar una grave lesión en el tendón de Aquiles sufrida en el Calderón. Tuvo motivos de sobras para claudicar y en cambio venció a la adversidad y a la competitividad con la dureza, la valentía y también el encanto de una figura que evocaba el personaje de Tintín.

A Koeman, experto y paciente, no le temblaba el pulso y por tanto hay que tenerle en cuenta como candidato a entrenar el Barça, y muy especialmente si hay que hacer limpieza en el vestuario. El próximo año habrá elecciones a la presidencia azulgrana y su opción seguro que está presente, al igual que la de Xavi Hernández y quién sabe si también la de Quique Setién. No conviene olvidar que el cántabro fue el elegido después de las negativas de Xavi y Koeman, técnicos diferentes y al mismo tiempo expresión de las mejores etapas vividas por el Barça en tiempos de Cruyff y Guardiola. Su secreto está en la cabeza y en el corazón después de demostrar que eran únicos con la pelota en los pies.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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