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Aquella gripe amarilla de 1957 en la Liga

Una enfermedad llegada del sudeste de China obligó a aplazar varios partidos de Primera y Segunda

Un remate de Evaristo en el Madrid-Barça de 1957 en plena gripe asiática.
Un remate de Evaristo en el Madrid-Barça de 1957 en plena gripe asiática.EL PAÍS

En octubre de 1957, una llamada gripe asiática o gripe amarilla recorrió España, empezando desde el norte, y en su fase más aguda provocó la suspensión de 11 partidos entre Primera y Segunda en una misma jornada, el día 20 de ese mes. Felizmente, pasó en poco tiempo, permitiendo que la normalidad volviera en todas las esferas de la vida. No obstante, dejó tantos encuentros aplazados que al final de la primera vuelta (para final de año), cuando las normas exigían que todos los duelos pendientes estuvieran recuperados, quedaban dos por jugarse.

Aquella gripe, conocida científicamente como Influenzavirus A H2N2, nació en enero en el sudeste de China, como esta. Pronto se extendió por Singapur, Hong Kong, la costa Oeste de Estados Unidos, Malasia, Australia y la India. Apareció en España después del verano, con un fortísimo brote en octubre, consecuencia de la agrupación escolar. En las aulas se contagiaba con rapidez. La pasé, y aquel dolor de todo el cuerpo y las pesadillas que me produjo la fiebre están entre mis primeros recuerdos. En principio se pensó que afectaba principalmente a niños, precisamente por el contagio masivo justo al retorno a los colegios, que entonces era en octubre.

Pero no, no era solo de niños. El sábado 12 de octubre, en su página 5, la que dedicaban los corresponsales a anunciar las novedades de los equipos ante la quinta jornada, Marca titula así la información fechada en la ciudad del Pisuerga: “El Valladolid alineará un cuadro de circunstancias frente al Osasuna”. El texto explica que la gripe, que alcanza a algunos jugadores, viene a sumarse a cinco lesiones y la larga suspensión de Matito. La alineación que aventura el corresponsal lleva dos X, en posiciones que no se sabe quién podrá ocupar. En la misma página, desde Bilbao no se descarta que “por la epidemia grupal tenga que suspenderse el partido. Carmelo, Garay, Mauri, Maguregui, Merodio y Onaindía están contagiados. La cosa se complica porque hay además tres lesionados”. Desde San Sebastián, a su vez, Erostarbe titula su crónica de vísperas del Real Sociedad-Valencia: “Artigas [entrenador local] lucha contra la gripe para poder formar el equipo”. Allí hay cinco contagiados. Y desde Barcelona, Subirán titula: “Solo seis jugadores seguros tiene el Español para recibir el Zaragoza”.

El domingo, la página 7 anuncia que no se jugarán el Athletic-Granada y Sabadell-Sestao, en ambos casos por las numerosas afecciones gripales en los equipos vizcaínos (la enfermedad entró a España por el norte). La información incluye una circular de la Federación que habla de “circunstancias excepcionales” y emite una especie de hoja de ruta a seguir por los clubes que se vean en la situación: comunicarlo a la Regional correspondiente adjuntando certificado de un médico habilitado por la Mutualidad de Futbolistas y otro de la Delegación Provincial de Sanidad. El certificado debe llegar a la Federación Española antes de mediodía del sábado previo al domingo en que el partido había de celebrarse.

El desamayo de Gento

En Granada sentó mal. En parte por el viaje en balde y en parte por la sospecha de que el Athletic hubiera aprovechado la enfermedad para no afrontar el partido con varios lesionados. El viaje en aquel entonces no era ninguna tontería. El Granada había pasado el viernes casi completo en el autobús y pernoctado en Madrid para llegar a Bilbao el sábado a la hora de comer. Allí supieron (no había los sistemas de aviso de hoy) que no jugarían. Al menos, el regreso anticipado les dio para detenerse el domingo en el Bernabéu y presenciar el Madrid-Barça, lo más de lo más ya en aquellos años de Di Stéfano y Kubala. Ya en Granada, Pepe Millán, secretario técnico, lanza una pregunta insidiosa en la prensa local: “¿Jugarán en diciembre los lesionados del Athletic?”. El mismo día hay noticia de que han caído muchos jugadores del Sevilla.

Entre semana, el Madrid viaja a Wolverhampton con algunos jugadores pachuchos. Bernabéu les presiona para ir, por honrar el compromiso. El partido se concertó para inaugurar una nueva iluminación en Molyneux, el viejo y mítico campo de los Wolves. El Madrid sale con todos los titulares. En el descanso, Gento, que ha saltado a jugar con mucha fiebre, se desmaya en el vestuario. Él, Atienza y Rial son sustituidos para la segunda parte.

Esa misma semana se anuncia el aplazamiento del Campeonato de Europa de Remonte, que se iba a celebrar en San Sebastián y Pamplona. En paralelo, se produce el desbordamiento del Turia, una catástrofe que asola Valencia y pasa al primer plano de las noticias. Pero la gripe sigue su camino, y baja hacia el sur de España. El domingo 20 hay parte de 99 jugadores griposos y eso produce la suspensión de un partido en Primera, tres del Grupo Norte de Segunda y siete del Grupo Sur. La epidemia ha bajado por el mapa.

Pero al tiempo da síntomas de benignidad. El Athletic está recuperado y se desplaza a Madrid para enfrentarse al Atlético. De los 10 que llegaron a estar afectados, ya se han recuperado ocho. Y un periódico de Bilbao titula con una bilbainada: “Athletic 8, Asiática 2”. A Urbieta, entrenador del Athletic, las insinuaciones desde Granada (renovadas tras la recuperación de tantos jugadores) le han sentado mal: “Estoy dispuesto a no mencionar la palabra gripe. No quiero disculpas”.

“Una epidemia tan buenaza”

Entre semana, decaen los partes. El Celta es el más atacado. Se informa que solo tiene disponibles a seis jugadores, y que lo están incluso el masajista y el chófer del autobús. El 27 no se juega ni su partido contra Osasuna ni tampoco el Valladolid-Sevilla, ambos de Primera. En Segunda caen uno en el Grupo Norte y dos en el Grupo Sur.

Pero cuando la gripe llegó a España ya había vacuna, desarrollada en Estados Unidos, donde había llegado varios meses antes, y una intensa vacunación hace que la enfermedad remita entre nosotros. La única preocupación ya es Valencia, arrasada por la inundación, que dará lugar al desvío del viejo cauce del Turia, hoy convertido en estupendo parque longitudinal, lleno de espacios de paseo y campos de deporte. El Valencia no podrá jugar en Mestalla durante varias semanas, así que va disputando fuera los partidos que le correspondería jugar en casa en lo que queda de primera vuelta.

El 2 de noviembre se juega por fin una jornada completa, la octava. El problema ha pasado, pero deja un saldo de muchos partidos por recuperar. Ocho equipos de Primera y 16 de Segunda tienen pendiente uno, siete de Segunda arrastran dos y el Depor se lleva el récord con tres. Se irán recuperando cuando se pueda.

Jesús Fragoso, brillante firma de Marca, hace un balance jocoso a la vuelta de esa jornada: “La verdad es -modestia aparte por lo que nos coge de refilón-, que si en España la gripe asiática ha adquirido verdadera categoría y su nombre ha sido millones de veces moldeado en las linotipias, al fútbol se lo debe. Afortunadamente es una epidemia tan buenaza, tan cachito de pan, que salvo sus repercusiones en la venta de aspirinas y botellas de coñac, hubiera pasado sin más eco que una película a base de folklore (…)”.

En efecto, se fue en poco tiempo, aunque volvería en enero y febrero, y aún tendría un rebrote en el 59. Fueron réplicas menores, pero entre todo se nos llevó 10.000 vidas, de una población de 30 millones. En Estados Unidos costó 110.000, y en el conjunto del mundo, 1.100.000. No fue ninguna broma, pero casi provoca añoranza comparada con lo de ahora.

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