Los jugadores paran la Superliga de Turquía
La oposición de los futbolistas, temerosos del coronavirus, frena el empeño de la federación de mantener el campeonato local como la única liga activa de los países de la UEFA
Todas las ligas de fútbol de Europa, desde el Cáucaso a Islandia, se habían detenido. Todas menos una. Inaccesible al avance intimidante del coronavirus, la Superliga turca de fútbol seguía adelante después de que la junta directiva de la federación resolviera el pasado martes que la competición proseguiría este fin de semana. La jornada 24ª debía abrirse el viernes con un Fenerbahçe-Kayserispor a las 18.00 en el Şükrü Saracoğlu, el estadio más céntrico de Estambul, la ciudad donde hace una semana se registraron los primeros contagios del virus en el país.
El empeño de Nihat Özdemir, presidente de la federación turca decidido a llevar el torneo a tierra de nadie, chocó con la oposición mayoritaria de los jugadores. Entre los disidentes destacaron el nigeriano John Obi Mikel, que rescindió su contrato con el Trabzonsport tras negarse a jugar; el colombiano Radamel Falcao; y el entrenador del Galatasaray que se pronunció tajante. “No debemos jugar más”, dijo Fatih Terim; “¡que declaren campeón al que quieran!”.
Doblegada por las protestas en pleno avance de la epidemia, este jueves la federación suspendió el campeonato hasta abril. Para alivio de jugadores como Juanfran Moreno, que militó en el Castilla y en el Betis, y que observa los acontecimientos desde la coqueta ciudad de Alanya, en la costa mediterránea meridional turca. “Aquí hay muchos jugadores nerviosos”, dice el madrileño, volante del Alayaspor, alarmado ante las noticias de la plaga que asuela su barrio en Alcalá de Henares. “Me preocupa porque soy español, tengo amigos infectados allá, y sé lo que pasa cuando no respetas a este virus".
“Cuando la semana pasada Turquía decidió que se jugaría a puerta cerrada había un solo caso”, recuerda Juanfran. "Ahora hay un muerto confirmado y más de 50 infectados. El Galatasaray pidió suspender la liga pero aquí se acata lo que diga la federación. Creo que ya solo quedaba la liga de Baréin. En el último viaje que hicimos con el equipo, a Rize, fuimos con mascarillas y guantes, y en el aeropuerto pasamos por una cámara que nos toma la temperatura. Éramos los últimos guerreros de la UEFA. ¡Ya no parecíamos ni futbolistas!”.
“Vivimos con mucho temor”, confesó Hugo Rodallega esta semana. “Con ganas de que se acabe todo”. Goleador del Fulham hasta 2015, a sus 34 años el internacional colombiano prolonga su carrera en el Denizlispor, en el corazón de Anatolia. “Aquí la federación tiene la última palabra”, reflexiona. “Pero la mayoría de los jugadores de mi equipo prefieren parar, cuidarse, solidarizarse. La salud es más importante que un partido. Querían que jugásemos a puerta cerrada hasta mayo. Ya lo hicimos en la última jornada. ¡El fútbol sin los hinchas es un desastre!”.
Arturo Mina, defensa ecuatoriano del Malatyaspor, vive y trabaja con resignación en la ciudad de Malatya, en la antigua Frigia. “¡Hay que acatar las órdenes!”, dice. “Aquí esperan que en un mes se pueda normalizar el acceso de público a los estadios. Los turcos han hecho de todo para controlarlo y el coronavirus casi no ha afectado a la pobación. Pero siempre te preocupas porque es muy contagioso. Nos dicen que la higiene es muy importante. Yo por si acaso no he ido a ningún centro comercial. Voy del entrenamiento a mi casa”.
“En Alanya se puede salir a pasear”, explica Juanfran. “Aquí no ha habido casos. Desinfectan las calles y los parques, y han cerrado bares, terrazas, gimnasios, teatros. Todo. Nuestros entrenamientos son normales. No se pueden tomar más precauciones que las higiénicas. No te puedes distanciar de los compañeros ni de los rivales. El fútbol es un deporte de contacto. Yo si al rival le doy un metro me come la tostada”.
Rodallega coincide: “En los entrenamientos las precauciones son pocas. En el club están limpiando y desinfectando continuamente las instalaciones. Pero en la cancha todo sigue igual. El contacto físico nunca se pierde. El fútbol es un juego de contacto. Los delanteros tenemos todo el tiempo un hombre encima”.
“Turquía”, observa Juanfran, “se anticipó a Europa y Estados Unidos. En enero pusieron cámaras de temperatura en los aeropuertos y cerraron fronteras con Irán, China y los países afectados. A las personas que vienen de España los trasladan del aeropuerto a una residencia de estudiantes en Estambul y los dejan en cuarentena en una habitación. Si la cosa no cambia mucho este verano no nos podremos ir de vacaciones a España”.
“Mantente a salvo y quédate en casa”
El Galatasaray abanderó la revuelta contra la orden de la federación turca de jugar la Superliga a pesar del avance del coronavirus. Al frente de la plantilla del equipo más internacional de Turquía se situó el colombiano Radamel Falcao con un mensaje contundente en las redes sociales. “La gente está muriendo alrededor del mundo y nosotros estamos hablando de jugar al fútbol”, escribió el colombiano. “Mantente a salvo y quédate en casa”.
El pronunciamiento de la gran estrella del campeonato representó el sentir mayoritario de los futbolistas profesionales que juegan en Turquía. La federación no tardó en encontrarse demasiado sola ante la evidencia.
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